Algo no le cuadraba. Sentía un extraño retorcer de su ser, como si las corrientes de magia que la rodeaban estuvieran distorsionadas, pero no podía comprender por qué.Una energía familiar, pero inconfundiblemente ajena, vibraba en el aire. Algo había cambiado, algo que le hablaba directamente a su alma. La presencia de algo poderoso estaba cerca.Sin embargo, Maerthys no pudo identificar qué era. Solo sentía que el peligro se intensificaba, que la atmósfera estaba cargada de una inquietud profunda. Se giró, mirando hacia el centro de Valragh, donde los Dreknar seguían invadiendo y destruyendo, y un pensamiento inquietante cruzaba su mente.En el interior de la cabaña, Lina, Clara y Emma se encontraban refugiadas, aterradas por el caos que se desataba afuera. La puerta se tambaleaba con el ruido de los golpes y la guerra, pero nada las había preparado para lo que estaba por ocurrir.El sonido de unos pasos firmes y fuertes reverberó en el umbral, seguido de un crujir de madera.Igvar
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