Una vez sus respiraciones han vuelto a la normalidad y llegan a la casa, James la empuja contra la puerta al cerrarla.—Estar en coma ciertamente no perjudicó tu deseo.—Yo creo que más bien eres tú la que se ha encargado que eso no suceda, además, confío en mí, todo sigue funcionando a la perfección, de lo contrario, dímelo tú —los cachetes de Stella se sonrojan nuevamente— En todo caso, el descanso involuntario del coma solo aumentó mis ganas.—Sí, me he podido dar cuenta de ello de ayer para hoy.James se aprieta más hacia ella contra la puerta y la besa sin avisar. A pesar de haber estado hace solo minutos con él, su boca está hambrienta de él, al igual que su cuerpo. Cuando él se aleja, les resulta difícil respirar. James envuelve los brazos a su alrededor y la besa de nuevo, como si no hubiese tenido suficiente de ella, esta vez, la aplasta contra la pared de al lado de la puerta.—¿Estás bien con esto? Sé que ayer te parecía grande y entiendo que eso pueda agobiarte —es increí
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