Luego de una noche de pasión, Stella se siente cohibida. Ha tenido una de sus mejores noches, pero ahora no sabe muy bien qué hacer, o cómo comportarse.Justo como si él le estuviese leyendo los pensamientos, él le dice:—No tienes que marcharte, de hecho, esperaba que quisieras pasar la noche aquí conmigo.Una sonrisa se dibuja en el rostro de ella mientras el alivio la recorre.—Eso me encantaría.James y ella conversan un rato sintiéndose perfectamente cómodos, luego, se duchan y se cambian. Cuando están listos, ella se acurruca en la cama a su lado donde quedan dormidos toda la noche.Stella tiene el sueño más pacífico que ha tenido en mucho tiempo y, cuando se despierta, James todavía está dormido a su lado. No se ha marchado, ni la ha dejado sola, se ha quedado a su lado.Desde que su padre murió, es la primera vez que se siente genuinamente feliz y llena, al menos espiritualmente porque, cuando se disponía a observarlo mientras duerme, el estómago de ella gruñe y se da cuenta q
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