Esas palabras resonaron en mí como un eco vacío.¿Próxima vida? Ni siquiera quiero volver a verte.Esperanza, incapaz de contenerse, escupió en el suelo con desprecio.—¡Qué hipócrita!Incluso Serafina, siempre tímida, habló con claridad:—Ovidio, dudo que Constanza quiera volver a encontrarse contigo. En esta vida, la mataste. Nunca la tomaste en serio. Y si no hubiera sido Clara, hubiera sido otra. Todo esto es solo una excusa.Las palabras de Serafina parecieron atravesarlo. Ovidio, de repente, se calmó.Con la voz apenas audible, le preguntó a Aldara:—¿Dónde está Clara?Aldara lo miró con incredulidad.—Después de ver todo esto, ¿todavía te preguntas por ella? La arrestaron por intento de homicidio.Ovidio se dejó caer sobre la almohada, agotado.Aldara lo miró con desdén.—¿Pensabas que veníamos a verte por la universidad? Ovidio, eres una basura. Solo vinimos para asegurarnos de que veas lo patético que te has vuelto. Y, por cierto, te informo que la universidad te ha despedido.
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