Todos los capítulos de Un regalo para navidad ¡Esposa regresa a mí!: Capítulo 91 - Capítulo 100
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Capítulo 91. Luchas compartidas y promesas renovadas.
Gabriel UzcáteguiAl cerrar la puerta de la mansión tras de mí, sentí como si un peso se levantara de mis hombros. Había dicho lo que necesitaba decir, había marcado mi línea en la arena. Ahora solo quedaba esperar y ver si Reina y los demás respetarían los límites que había establecido.Tomé un taxi de vuelta a casa, mi mente aún procesando la confrontación que acababa de tener. Parte de mí se sentía culpable por haber amenazado a mi propia familia, por haber expuesto sus secretos de esa manera. Pero otra parte, la que estaba cansada de las manipulaciones y el control, se sentía liberada.Cuando llegué a casa, encontré a Emma y Sandra en la sala. Sandra estaba dibujando en la mesa de centro, mientras Emma la observaba con una sonrisa cariñosa. Al verme entrar, Emma se levantó, su expresión cambiando de alegría a preocupación en cuestión de segundos.—Gabriel, ¿dónde has estado? —preguntó en voz baja, acercándose a mí.—Tenía que hacer algo importante —respondí, besando su frente sua
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Capítulo 92. Promesas de amor eterno.
Estaba de pie, nervioso, al frente del altar del salón, donde uniría de nuevo mi vida con la mujer que amaba.Con las manos ligeramente sudorosas y un tanto nervioso, más que la primera vez cuando nos casamos, mis ojos recorrían el espacio, escrutando cada rostro conocido entre la pequeña e íntima reunión. La sala, adornada con flores blancas y cálidas luces colgantes, tenía un ambiente acogedor que contrastaba con el tumulto que sentía en mi interior. Mi mente viajaba a los momentos que me habían llevado hasta aquí, los desafíos, los problemas, los momentos felices, las separaciones, las reconciliaciones, las promesas rotas que ahora buscaban una segunda oportunidad. Este momento significaba todo.No pude evitar recordar cuando mi hermano Gustavo irrumpió en nuestra casa, y me pidió perdón. Su mirada era genuina y llena de apoyo.—Gabriel —dijo en voz baja, colocando una mano en mi hombro—. Quiero que sepas que estoy contigo. Si Emma te hace feliz, cuenta conmigo. No me meteré más e
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Capítulo 93. La audiencia.
Gabriel UzcáteguiEntré en la sala del tribunal sintiendo el peso de una losa invisible sobre mis hombros. El aire era denso, cargado de tensión y expectativas, como si cada susurro y cada movimiento estuvieran amplificados.Me detuve por un momento al borde del estrado, dejando que mi mirada recorriese la habitación. Los bancos eran de madera oscura y pulida, el tipo de mobiliario que parece diseñado para recordarte que cualquier error podría costarte caro.Mi mirada se posó en Emma, quien me devolvió una leve sonrisa desde su asiento. Había algo en su expresión que me dio fuerzas, una mezcla de determinación y esperanza que, por un instante, me hizo sentir que saldríamos de esto más fuertes.Me senté con cuidado a su lado, intentando aparentar calma, aunque mi interior estaba tan revuelto como un huracán. Claro, Gabriel, mantente sereno, porque nada dice estabilidad como sudar por cada poro de tu cuerpo.El juez finalmente apareció. Era un hombre mayor, con lentes que parecían a pun
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Capítulo 94. La decisión final.
Emma UzcáteguiEstábamos sentados a la mesa de un pequeño restaurante que había sido testigo de tantas emociones en los últimos días. Gabriel golpeaba la mesa con los dedos en un ritmo que se aceleraba cada vez que el silencio se alargaba demasiado. Sandra, frente a nosotros, movía la pajilla de su jugo de un lado a otro, aparentemente concentrada en su bebida, aunque su pequeño ceño delataba que percibía nuestra tensión. Yo, mientras tanto, miraba el reloj cada pocos minutos, contando mentalmente los segundos que faltaban para enfrentar al juez.—¿Qué hora es, mami? —preguntó Sandra, rompiendo el silencio con esa inocencia que siempre encontraba el momento perfecto para manifestarse.Le sonreí, tratando de ocultar mi nerviosismo.—Todavía falta un poco, amor. No te preocupes.Sandra hizo una mueca graciosa, inflando las mejillas y cruzando los ojos. Su expresión fue tan absurda que Gabriel y yo no pudimos evitar reírnos, aunque fuera por unos segundos. Ella sonrió ampliamente, satis
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Capítulo 95. Luna de miel en familia.
Emma UzcáteguiUnos días después, de que el juez nos hubiese dado la decisión, decidimos tomarnos unos días de descanso para ir a la playa y celebrar nuestro matrimonio, la adopción de Sandra y la adquisición de nuestra nueva casa, la cual decoraríamos una vez estuviéramos de regreso.Y ahora estábamos allí, habíamos alquilado una pequeña cabaña a orillas de la playa. Sandra entre nosotros saltaba evidentemente feliz.Después de llevar nuestras maletas al sitio de hospedaje, Sandra nos invitó a dar un paseo por la orilla de la playa.—Por favor, papi, mami, quiero hacer un gran castillo de arena y correr tras las olas —dijo nuestra pequeña con un puchero con el que nos convencía de hacer su santa voluntad, como sus esclavos personales.—Está bien, iremos, pero debes hacernos caso en todo momento —respondió Gabriel accediendo.—¿Estás seguro de que estás preparado para este torbellino? —me burlo de Gabriel y él asiente.—Nací preparado, Em.Comenzamos a caminar hacia la playa, con las
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Capítulo 96.  Fuerte y resistente como nuestra familia.
Emma UzcáteguiEl sol está bajo, proyectando un cálido resplandor dorado sobre la playa, mientras veo a Gabriel caminando hacia la orilla con el cubo en la mano y un brillo decidido en los ojos.Las risitas de Sandra son, como música, una banda sonora para este momento perfecto, mientras lo espera con una expresión de adoración.—Ahora, señoras y niñas, prepárense para presenciar la construcción del castillo de arena más grande que esta playa haya visto jamás —declara Gabriel, remangándose la camisa como si estuviera a punto de negociar una fusión empresarial en lugar de amontonar arena mojada.—¡¿Llamamos al Libro Guinness de los Récords o avisamos a la prensa local?! —exclamo, sin poder evitar la carcajada que me produce su exagerada seriedad.—Muy gracioso, Emma —replica, pero en sus labios se dibuja una sonrisa. —Espera y verás, te vas a sorprender porque nuestra creación será una maravilla.—Por supuesto —coincido, asintiendo sabiamente. —Espero que el foso tenga agua de verdad y
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Capítulo 97.  Momentos de pasión.
Emma UzcáteguiCasi tropiezo con mis propios pies cuando Gabriel me empuja para que me detenga. El resplandor de la luna proyecta una luz etérea sobre la arena, creando un paisaje de ensueño que parece demasiado perfecto para ser real. Allí, acurrucada en un rincón acogedor entre dos dunas, hay una manta extendida con una serie de pequeños platos, mis favoritos, dispuestos como tesoros esperando a ser descubiertos.—Gabriel —empiezo, con una carcajada que amenaza con brotar. —¿Has hecho tú todo esto? ¿En qué momento?—Culpable de los cargos —confiesa, con sus ojos azules brillando bajo el cielo nocturno como si hubieran aprovechado parte del brillo propio de las estrellas. —Mientras bañabas a Sandra, pensé que nos vendría bien un poco de indulgencia.—Indulgencia —repito, acomodándome en la manta a su lado, cuya suavidad contrasta con la rudeza del día a nuestras espaldas. Estamos solos aquí, con la única compañía del ritmo de las olas, y parece como si fuéramos las dos últimas pers
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Capítulo 98. No es perfecto, pero es nuestro.
Emma Uzcátegui—¿Estás segura, mi amor? No quiero que te canses, ice Gabriel con el ceño fruncido, pasando las llaves del coche de una mano a la otra—, yo puedo buscar el árbol y los adornos con Sandra. Sus ojos, esos profundos pozos azules que parecen contener historias jamás contadas, me miran dudosos antes de abrir la puerta del solar.—¡Estás loco si crees que me perderé este momento! Así que me llevas, que prometo aguantar todo el ajetreo con tal de compartir estos momentos en familia.Así que salimos los tres de la casa. Nuestro primer destino es encontrar el árbol. Al llegar, salgo del coche arrastrando los pies, con mi barriga de embarazada a la cabeza. Nuestra hija, ha estado rebotando por las paredes como una bola de pinball en anticipación. No puedo evitar reírme de su energía desbordante. —Más despacio, cariño —le digo mientras corre entre las hileras de árboles, cada uno esperando a ser la pieza central de los recuerdos navideños de alguien.Horas después, con las bo
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Capítulo 99. Mesa preparada.
Emma UzcáteguiCon la estrella asegurada y Sandra de vuelta en tierra firme, vuelvo mi atención al pesebre que espera pacientemente en la repisa de la chimenea. Los pasos pesados de Gabriel se acercan detrás de mí, su presencia es un calor reconfortante a mi espalda.—¿Necesitas ayuda con eso, cariño? —Siempre está pendiente de mí, incluso cuando sólo estoy colocando figuras de porcelana en una estantería.—Yo me encargo —le aseguro, aunque no me importa el ofrecimiento. Su preocupación es parte de lo que nos hace funcionar, su fuerza equilibra mi independencia, a veces demasiado entusiasta.María, José, los Reyes Magos, más alejados... todos encuentran su lugar bajo mi atenta mirada. La última pieza es el Niño Jesús, la cual no coloco aún hasta la noche de Navidad.—Tiene muy buena pinta, cariño.El brazo de Gabriel me rodea la cintura y me sostiene mientras doy un paso atrás para admirar nuestro trabajo.—Gracias. Vuelvo a apoyar la cabeza en su pecho, sintiendo las vibraciones d
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Capítulo 100. Milagro inesperado.
Gabriel Uzcátegui.Todo pasó tan rápido que apenas podía procesarlo. Alcé a Emma en brazos mientras Sandra nos seguía, aferrando la mano de su mamá con una mezcla de curiosidad y miedo. Emma jadeaba de dolor, pero me dedicó una mirada de confianza que me ancló en el momento. Mi mente era un torbellino, pero sabía que debía mantener la calma.—¿Papá? ¿Está bien mi mamá?—preguntó Sandra, con los ojos enormes y llenos de incertidumbre.Después de subir a Emma en el coche, y antes de ayudarla a ella también a subir, me agaché a su altura.—Todo está bien, mi amor. Tu mami no se orinó, es solo que tu hermanito está en camino. Vamos a llevar a tu mamá al hospital para que los doctores nos ayuden a sacar al bebé.Mi voz era firme, tranquilizadora, aunque por dentro estaba nervioso. —Papá, ¿mi hermanito será un regalo para Navidad que nos trae el Niño Jesús?—Sí, mi amor, es nuestro regalo para Navidad.Sandra asintió, absorbiendo mis palabras con una seriedad que me conmovió. Ella subió al
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