En el camino, su mente corría con preguntas. ¿Qué había pasado realmente? ¿Por qué no había llamado a la policía? Cuando llegó al apartamento de Amanda, la puerta estaba entreabierta. Entró con cautela, llamando su nombre.—Amanda, ¿estás aquí?— preguntó, sintiendo una creciente inquietud.La encontró en el baño, con la puerta cerrada. Al abrirla, la vio sentada en el suelo, con lágrimas en los ojos y un aspecto desaliñado.—¡Oh, Maxwell!— exclamó, fingiendo estar afectada. —No sé qué hacer. Todo está desordenado y algunas cosas están rotas.Maxwell se agachó a su lado, preocupado. —¿Por qué no llamaste a la policía?— le preguntó, notando que su voz sonaba más firme de lo que se sentía.—No quería causar un alboroto— respondió Amanda, secándose las lágrimas con la mano. —He sentido que alguien me seguía estos días, pero pensé que era solo paranoia. Ahora, después de lo que pasó, no sé qué pensar.Maxwell la miró, sintiendo que algo no encajaba del todo. —¿Estás bien?— averiguó, nota
Leer más