Maxwell había salido salido de la reunión. Al abordar su deportivo en el estacionamiento subterráneo, sintió una punzada aguda en su cabeza, como si un rayo de dolor lo atravesara.Mientras conducía por las calles, el dolor se intensificó, llevándolo a un estado de alerta. Con cada giro, las luces de la ciudad parecían bailar, distorsionadas por la niebla de su malestar. Sin previo aviso, el dolor se volvió insoportable, y en un impulso, frenó de golpe. El sonido del neumático chirriante resonó en la noche, pero no fue el único ruido que se escuchó. Un estruendo sordo siguió: el impacto de otro vehículo chocando contra la parte trasera de su auto.Maxwell sintió cómo su cuerpo se sacudía por la colisión. Con dificultad, giró la cabeza para ver el daño, pero el dolor en su cabeza lo mantenía aturdido. Mientras tanto, Aria, quien viajaba en el coche que había impactado, maldijo en voz baja. Había estado distraída, pensando en sus propios problemas, y ahora estaba furiosa por el idiota q
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