Madrid.Diez años después.Nerea entró al club saludando a los porteros a toda prisa, rápidamente mientras que ellos se reían viendo como la chica entraba intentando no llamar mucho la atención. Ella llevaba por lo menos dos años trabajando en el club nocturno Opium, que era conocido en toda Madrid por ser un lugar frecuentado por las altas esferas de la capital. Políticos, artistas, nobles, jugadores de futbol. Aquel club era la sensación para todos, pero para Nerea era su pan de cada día.Era la cuarta… no, la quinta… no tampoco… bueno, era como la décima vez que Nerea llegaba tarde en aquel mes, y su jefe ya estaba harto de sus constantes retrasos. La chica iba corriendo por el pasillo, que daba a los baños de los empleados, quitándose algunas prendas de ropa para ganar tiempo. Tenía que cambiar rápidamente los jeans y la sudadera azul por su típico vestido corto rojo y zapatos de tacón antes de ocupar su puesto detrás de la barra. Se sentía como un trozo de carne vestida de aque
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