ARIALa discusión con Loren me había dejado un mal sabor de boca, así que, para despejarme, busqué a Marcus y le propuse una carrera por el bosque en nuestra forma de lobos. Aunque nunca me había sentido particularmente cómoda con mi forma de loba, ya que no destacaba por ser imponente ni exuberante, sabía que para Marcus, siendo un cachorro, transformarse y entrenarse regularmente era esencial. Su cara se iluminó al escuchar mi propuesta, y sus ojos brillaron con emoción. Casi podía sentir su energía burbujeante mientras nos dirigimos a un bosque cercano a la zona de entrenamiento, el cual no estaba demasiado alejado. Sabía que, mientras no nos alejáramos demasiado, evitaríamos cualquier peligro.Apenas habíamos entrado al bosque, cuando Marcus, impaciente, cambió de forma, soltando un aullido fuerte y vibrante que resonó en la noche. El cielo despejado y la luna llena creaban una atmósfera mágica. El aire era fresco y la luz lunar bañaba todo el lugar con un brillo plateado. Cuando
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