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Todos os capítulos do La novia Rechazada : Capítulo 111 - Capítulo 120
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Capítulo 111- Celebracion
La tarde siguiente, el jardín de la mansión estaba adornado con guirnaldas de flores frescas y banderines de colores suaves que danzaban con la brisa cálida. La luz dorada del atardecer bañaba el espacio, creando una atmósfera mágica y acogedora. Las mesas estaban cubiertas con manteles blancos, y en ellas se disponían platos con frutas exóticas, pasteles, y otras delicias. Todo estaba listo para celebrar la llegada de los tres pequeños: Isabella, Noah y Líam, los nuevos miembros de la familia.Aslin estaba de pie junto a Carttal, observando el jardín con una sonrisa de satisfacción. El sol se reflejaba en su cabello y en sus ojos brillaba una luz especial. A su lado, Carttal no podía dejar de sonreír, el brillo en su mirada era inconfundible. El ambiente relajado y alegre parecía traer consigo una nueva sensación de esperanza, una que Carttal nunca había experimentado con tanta claridad. Por primera vez en mucho tiempo, la felicidad llenaba su corazón.— ¿Sabes? —dijo Aslin, mirando
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Capítulo 112- Un Nuevo comienzo
La noche avanzaba, y mientras las risas y la música seguían fluyendo desde el jardín, Carttal y Aslin decidieron alejarse un poco de la multitud. Caminando despacio, llegaron al balcón que se encontraba en el piso superior de la mansión, donde podían ver las estrellas resplandeciendo en el cielo limpio, sin el bullicio de la fiesta que los rodeaba.Aslin se recostó en la barandilla, mirando hacia el horizonte, disfrutando del fresco aire nocturno que acariciaba su piel. Carttal la observó en silencio, admirando cómo la luz tenue de las estrellas reflejaba en su rostro. No necesitaba palabras para describir lo que sentía; simplemente estar allí con ella era suficiente.— Es increíble cómo todo ha cambiado, ¿no? —dijo Carttal, quebrando el silencio, mientras se apoyaba junto a ella, también mirando las estrellas.Aslin asintió sin apartar la vista del cielo.— Lo es. A veces me cuesta creer que todo lo que hemos pasado nos ha traído hasta aquí. Este lugar… nuestra familia… todo.Carttal
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Capítulo 113- Deseo
La mañana de la boda amaneció clara y serena, como si el cielo mismo hubiera decidido bendecir el día. Aslin se encontraba en una habitación luminosa de la mansión, rodeada de espejos, flores frescas y un murmullo constante de emoción. El aire olía a jazmín y lavanda, y la luz del sol se filtraba por los ventanales, bañando todo con un resplandor dorado. —Respira, Aslin —le susurró Verónica, su amiga y dama de honor, mientras ajustaba los últimos detalles del vestido. Aslin asintió, con una sonrisa nerviosa en los labios. El vestido era una obra de arte: delicado encaje bordado a mano cubría el corset, mientras una falda amplia de tul caía en suaves capas como olas de seda. Cada detalle había sido elegido con cuidado, desde las pequeñas perlas cosidas a mano hasta el velo ligero que caía como una caricia sobre sus hombros. Mientras le arreglaban el cabello, recogido con elegancia y adornado con pequeñas flores silvestres, Aslin no podía dejar de mirar su reflejo. No solo se veía
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Capitulo 114- El pasado regresa
La luz matutina entraba a raudales por los ventanales de la cocina, tiñendo las paredes color marfil con tonos dorados. El aroma a pan recién horneado, café y mermelada llenaba el aire, creando una atmósfera cálida y familiar. Aslin estaba sentada en la isla central de mármol blanco, con una bata de lino claro y el cabello recogido en una trenza suelta que caía por su hombro. Frente a ella, tres pequeños comían con entusiasmo, cubiertos de migajas y risas.—¡Mami, Liam se puso mantequilla en la oreja! —gritó Isabella, señalando con el dedo mientras reía a carcajadas.—¡Fue sin querer! —protestó Liam, aunque tenía una sonrisa culpable y los dedos aún cubiertos de untuoso rastro.—¿Cómo que sin querer? ¡Te la pusiste con la cuchara! —intervino Noah, que ya tenía dos tostadas en la mano y mermelada de frambuesa en la punta de la nariz.Aslin se cubrió la boca para no escupir el café entre risas.—Parecen pequeños gremlins con desayuno —dijo, sacando servilletas y limpiando con ternura lo
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Capítulo 115- Perturbada !!
El camino de regreso a casa fue silencioso. Los niños, cansados por la corrida y aún confundidos por la repentina salida del parque, dormitaban en el asiento trasero mientras el sol descendía lentamente, tiñendo el cielo con tonos anaranjados. Aslin no dijo una palabra. Sus manos apretaban el volante con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, y sus ojos no dejaban de mirar por los espejos, como si esperara ver aquella figura de nuevo, agazapada entre los árboles o caminando por la acera con esa misma sonrisa cruel.Al llegar, ni siquiera entró por la cocina como solía hacerlo. No saludó a las niñeras, no respondió a los niños que preguntaban si podían ver caricaturas. Subió las escaleras como una sombra y se encerró en la habitación principal. Cerró la puerta con cuidado, pero la cerradura hizo un clic que retumbó en sus oídos como un disparo. Se quitó los zapatos, las gafas de sol, y sin cambiarse de ropa, se recostó sobre la colcha clara de lino, mirando el techo sin
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Capítulo 116- Pánico
Carttal la abrazó por un largo momento, con fuerza, como si intentara contener el temblor que recorría su cuerpo solo con el calor de su pecho. La habitación estaba sumida en penumbras, apenas iluminada por la tenue luz del pasillo. Desde la planta baja, las voces y risas de los niños llegaban como un eco distante, casi ajeno.Aslin tenía el rostro hundido en el pecho de su esposo. Escuchaba los latidos de su corazón, firmes, constantes, tan distintos al suyo, que retumbaba desbocado. Carttal le acariciaba la espalda con suavidad, tratando de reconfortarla.—Fue solo una ilusión, Aslin —dijo en voz baja, casi como si temiera romperla—. Un recuerdo... nada más. Alexander está muerto. Arlettet le disparó. En el cementerio. Tú estabas allí. Lo viste.Aslin cerró los ojos con fuerza. Sí, ella había estado allí. Había visto a Arlettet disparar sin dudar, había sentido la sangre de Alexander salpicarle las manos mientras él caía al suelo. Recordaba el peso de su cuerpo inerte, la mirada per
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Capítulo 117- Sospecha
POV : Carttal Azacel Últimamente, ver a Aslin así me destroza por dentro.No dice nada, claro. Siempre ha sido fuerte. Siempre ha sido de esas mujeres que sonríen incluso cuando el mundo se le cae encima. Pero yo la conozco. Puedo sentir su silencio. Lo noto en la forma en que evita mis ojos, en cómo se queda quieta por largos minutos, como si estuviera escuchando algo que solo ella puede oír. Y en las noches... en las noches es peor. Se despierta sobresaltada, susurra nombres que no quiere repetir al día siguiente, y vuelve a dormir como si no quisiera recordar.Me duele. Me frustra. Porque pensé que todo eso había quedado atrás.Pensé que, por fin, podíamos vivir en paz.Alexander está muerto. Lo vimos morir. Yo lo vi morir. Y sin embargo, algo la persigue. Algo que no me cuenta. ¿Por qué ahora? ¿Por qué de nuevo?La mañana en la oficina no ayudó mucho. Apenas puse un pie en el edificio, Ana —mi secretaria— ya estaba en modo conquista. Un vestido que le marcaba cada curva, perfume
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Capítulo 118- Demonio al acecho
POV : Tercera PersonaLa finca se alzaba en medio de la niebla como un recuerdo que se niega a morir. Antiguo, imponente, el caserón se escondía entre árboles torcidos y caminos cubiertos de hojas secas, como si la propia naturaleza intentara olvidar su existencia. Las verjas de hierro forjado se abrieron sin que Demon dijera una sola palabra, como si reconocieran su presencia. El auto avanzó lento por el camino de piedra, las ruedas crujían sobre la grava como si los huesos del pasado se quejaran bajo su peso.Al llegar a la entrada principal, las puertas se abrieron con un chirrido gutural. Como siempre, la oscuridad fue lo primero en recibirlo. Esa oscuridad espesa, casi viva, que parecía abrazar los muros de la mansión con dedos largos y fríos. Demon dio unos pasos dentro, ya acostumbrado al peso del aire, a esa atmósfera cargada de algo que no podía explicarse con palabras.Un leve carraspeo rompió el silencio.—Bienvenido, señor Demon —dijo una voz rasposa, con la gravedad que s
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Capítulo 119- Me extrañaste !!!
Aslin caminaba descalza por un pasillo interminable. Las paredes eran de piedra antigua, cubiertas de tapices rojos y dorados, como si estuviera dentro de un castillo sacado de otro tiempo, de otro mundo. Su vestido rosa, de tela suave y ligera, se movía con ella mientras reía a carcajadas, con una felicidad tan pura que parecía infantil. El cabello suelto le caía en ondas por la espalda, y el sonido de su risa rebotaba en las paredes de mármol como una melodía olvidada.—¡Carttal! —llamó entre risas—. ¿Dónde estás? No te encuentro... sal de donde estés. Me estás asustando.Su voz, aunque alegre al principio, comenzó a llenarse de una ligera inquietud. Las sombras del castillo crecían a su alrededor, alargándose, como si el lugar comenzara a darse cuenta de su presencia. Ella echó a correr, sus pies golpeando el suelo con eco, el vestido flotando tras ella como un velo de esperanza. Miraba en cada rincon , abría puertas vacías, cruzaba salones en penumbra... pero no lo encontraba.Has
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Capítulo 120- El jefe invisible
Aslin se cambió lentamente, como si cada prenda que se ponía la ayudara a recuperar un poco de control sobre sí misma. Eligió un vestido azul oscuro, de tela suave, que le cubría los brazos y le caía justo por debajo de las rodillas. Se recogió el cabello en una trenza suelta y se puso un poco de rubor en las mejillas para disimular la palidez. Aun así, sus ojos seguían delatándola.Se miró una última vez al espejo antes de salir de la habitación.Bajó las escaleras con pasos silenciosos, sujetándose del barandal como si el equilibrio aún le costara. A medida que se acercaba al comedor, las voces de su familia comenzaron a llegarle en murmullos. Voces cálidas, mezcladas con risas, el tintinear de cubiertos y el sonido lejano de una copa al chocar con otra.Al doblar por el pasillo y cruzar el umbral del comedor, fue recibida por un estallido de alegría.—¡Mami! —gritó Isabella, saltando de su silla para correr hacia ella—. ¡Viniste!—¡Mamá! —la siguió Noah con una sonrisa que le ilum
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