Anastasia obedeció a Irina aún en contra de sus propios deseos. Desde luego que ella no quería estar en un lugar donde evidentemente no la querían, ¿pero cómo hacerle entender eso a esa mujer terca que estaba empeñada en la realización de este matrimonio?Simplemente no podía. Irina Volkov parecía compartir un rasgo muy característico con su padre, ambos tenían la misma obsesión: hacer que se casara con Oliver, repetirle que su valor radicaba únicamente en eso.«¿La presionarían aun sabiendo que estaba a punto de morir?», se preguntó de repente, concluyendo que, sin duda, sí, lo harían. De hecho, usarían su enfermedad para atrapar a Oliver en una red de lástima y eso no lo podía permitir. No era así como se imaginaba viviendo sus últimos años. No era al lado de Oliver donde quería que sus ojos fueran cerrados para siempre.Sin embargo, aquí estaba, en su habitación, luego de que Adriana se marchara.—Oliver —saludó al cruzar la puerta.El hombre la miró, pero no parecía nada feliz con
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