Todos los capítulos de Eres Mía, Pequeña Heredera Caprichosa : Capítulo 41 - Capítulo 50
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CAPÍTULO 42: EL DÍA DE MI BODA
CAPÍTULO 42: EL DÍA DE MI BODASavannahUna semana… no puedo creer que mi padre haya logrado organizar toda esta boda en una semana. A pesar de que puse mil trabas, el lugar, la cantidad de invitados, la comida, mi vestido. Hice todo lo que pude para intentar retrasarlo, pero aun así, él logró cumplirme hasta el último de mis caprichos.Por más que quiera no voy a poder escapar del trato que hice con él. Me encuentro sola en la habitación de la casa, miro hacia la ventana donde ya la gran mayoría de los invitados están reunidos en las sillas. No puedo creer que me vaya a casar de nuevo… y otra vez, será porque mi padre me lo impone.De pronto la puerta se abre y me quedo en shock al ver quién entra.—Abuela… —digo soltando un suspiro.Hacía años que no la veía. Ella no me sonríe como lo hubiese hecho la abuela Helen. En cambio, me mira con severidad.—Hola Savannah. Te ves radiante —dice, pero su cumplido está lejos de hacerme sentir bien.—No pensé que fueses a venir.—Tu padre lo hi
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CAPÍTULO 43: TENSIÓN QUE EXPLOTA
CAPÍTULO 43: TENSIÓN QUE EXPLOTASavannahLa adrenalina late fuerte en mis venas, como una corriente imposible de contener. Todo ha pasado demasiado rápido. Apenas hace unos minutos estaba de pie en el altar, sintiendo el peso sofocante de las miradas de todos los invitados, y ahora me encuentro junto a Logan en su camioneta, alejándonos a toda velocidad. El viento entra por la ventana, despeinándome y arrancándome los alfileres que sujetaban el velo. Lo dejo volar, sin importarme su destino. El vestido blanco, que antes me ataba a la promesa de una vida diferente, ahora se siente como un chiste irónico de la locura en la que me he metido.El silencio entre nosotros es denso, cargado de preguntas que no me atrevo a hacer, y la verdad, es que no sé si estoy lista para escuchar las respuestas. Observo a Logan, tiene sus manos firmes al volante, los nudillos tensos y los ojos enfocados en la carretera como si esta fuera la única cosa real en el mundo. Su mandíbula está apretada, y el tic
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CAPÍTULO 44: EL CIELO Y EL INFIERNO
CAPÍTULO 44: EL CIELO Y EL INFIERNOSavannahEl aire se carga de una electricidad que hace que cada uno de mis sentidos se despierte al máximo. El roce de sus dedos en mi piel desnud4 es como una descarga que envía oleadas de calor por todo mi cuerpo. Mi corazón late tan rápido que siento que podría romperse. Mientras Logan me mira, sus ojos no tienen ni rastro de la dureza habitual; hay algo más, algo vulnerable que nunca le había visto antes. Su respiración es errática, y por un momento, creo ver la duda atravesarle el rostro, como si se preguntara si esto está bien, si yo realmente lo quiero.Pero no dejo espacio para que esas preguntas se formulen. Mis manos encuentran su cuello y lo atraigo hacia mí, buscando en él una confirmación de lo que ambos estamos sintiendo, una necesidad que arde en mi interior y que solo él puede apagar. El calor de su cuerpo contra el mío es reconfortante y estimulante al mismo tiempo.—Savannah… —susurra contra mis labios, y el sonido es tan íntimo, t
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CAPÍTULO 45: COMPLICACIONES
CAPÍTULO 45: COMPLICACIONESLoganLa noche se percibe sofocante mientras bajo de la camioneta, dejo a Savannah dentro, pero no puedo evitar mirarla por el espejo retrovisor. Se ve realmente hermosa en ese vestido de novia, aunque, al mismo tiempo me hace revolver el estómago de solo pensar que no lo lleva puesto para casarse conmigo. Verla vestida de blanco hace que algo se retuerza en mi interior. Miro hacia adelante y camino con pasos pesados hacia el mini market, tratando de aclarar mis pensamientos.El sonido de la puerta automática se mezcla con el zumbido de la nevera y el eco de los ventiladores. Mis botas se escuchan en el suelo de baldosas mientras me dirijo a la sección de embutidos. Tomo una bandeja y la observo sin realmente verla. Mi mente sigue atrapada en la imagen de Savannah, en cómo nuestros cuerpos se buscaron y encontraron hace poco, en cómo aun no soy capaz de admitir lo que sigo evitando decirme a mí mismo, no obstante, ella es la madre de mi hijo, y no voy a dej
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CAPÍTULO 46: PRISIÓN DE ORO
CAPÍTULO 46: PRISIÓN DE OROSavannahEstoy gritando como loca para evitar que mi padre me empuje al auto, golpeo el asiento con ambas manos y lanzo maldiciones al aire mientras él me fuerza a entrar y por más que pateo la puerta, su físico me sobrepasa. Logra cerrarla y el chofer pone los seguros automáticos para evitar que me escape de nuevo. Mi cabeza está llena de ira y confusión, juro que estoy al borde del colapso. Pero entre grito y grito, algo me hace detenerme. Una sensación extraña a mis espaldas. Giro la cabeza hacia atrás y ahí está. William.Mi corazón se detiene un segundo, antes de comenzar a latir con fuerza.—¡William! —exclamo—, ¡Déjame ir, por favor!Él no responde. Antes de que pueda seguir gritando o hacer algo, su mano se lanza hacia mí con una rapidez que no esperaba y acto seguido siento un dolor agudo en mi cuello.—¡William, qué…! —comienzo a gritar, pero las palabras se me escapan cuando una pesadez insoportable comienza a invadirme.Mis brazos pierden fuerza
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CAPÍTULO 47: UNA NOCHE EN LA CÁRCEL
CAPÍTULO 47: UNA NOCHE EN LA CÁRCELLoganEstoy sentado en una silla de metal fría, en una habitación aún más fría, con las manos esposadas frente a mí. Los oficiales entran y salen, me hacen preguntas que no respondo. Mi mente está en otro lado: Savannah. ¿Qué le estará haciendo ese desgraciado de su padre? Se la llevó antes de que pudiera arreglar las cosas con ella, pero sé muy bien que, a pesar de que esté enojada conmigo, lo último que desea es estar sometida bajo el yugo del dictador que es Richard Davenport.Cuando uno de los oficiales me empuja hacia el mostrador para procesarme, pienso en cómo llegué aquí. No debería haber pasado. Savannah subió a ese caballo por su propia voluntad, porque no quería casarse con el imbécil de William, y mucho menos iba a permitirlo después de haber escuchado lo que escuché. Pero ahora estoy metido hasta el cuello en problemas.De repente, la puerta principal de la comisaría se abre y entra Melanie acompañada de Tristan Veiga. Sonrío en automát
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CAPÍTULO 48: GRITOS DE AUXILIO
CAPÍTULO 48: GRITOS DE AUXILIOSavannahMe quedo en silencio procesando las palabras que acaba de decir William. Pensé que era un amigo, que me entendería o que podría contar con él, pero ahora me doy cuenta de que no. De nuevo me precipité a asumir una idea de su persona solo por cómo se ve y su posición económica.—¿De verdad quieres casarte conmigo después de lo que pasó?—Estoy dispuesto a asumir el problema, si te casas conmigo puedo protegerte Savannah.—No, eso es una locura. No puedo… no quiero casarme contigo. Te lo dije desde un principio William, lo sabías. Es mejor dejar las cosas así.William suspira, se frota las sienes, pero luego voltea y me sonríe.—No te obligaré a nada, Savannah. Pero sin tu compromiso, no puedo convencer a tu padre de que te deje salir de ahí.—Esto es un chantaje —murmuro.—No lo es. Al menos, no de mi parte. Te lo aseguro. Solo intento salvarte Savannah, confía en mí. Si cambias de opinión estaré esperándote arriba.El sonido de los pasos de Will
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CAPÍTULO 49: ENFRENTARME A TODA SU FAMILIA
CAPÍTULO 49: ENFRENTARME A TODA SU FAMILIALoganEl sol ya se encuentra en su apogeo cuando me acerco a la mansión de los Davenport con el corazón latiendo como un tambor de guerra. El día está en calma, pero mi mente no lo está. En algún lugar dentro de esas paredes está Savannah, y no me iré sin ella.Empujo las pesadas puertas de la mansión de los Davenport con fuerza, tanto que retumban contra las paredes. Mi voz resuena por los pasillos como un rugido.—¡Savannah!La elegancia del lugar, con sus candelabros brillando sobre mármol impecable no me intimida. Estoy ardiendo de ira y no me importa quién esté mirando.De inmediato los empleados comienzan a aparecer, algunos desde las puertas laterales, otros bajan apresuradamente por la gran escalera central. Todos lucen desconcertados, pero uno de ellos, un hombre de mediana edad con un aire de autoridad da un paso adelante.—No tiene derecho a estar aquí —dice con voz grave, pero contenida.Lo ignoro por completo y alzo la voz aún má
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CAPÍTULO 50: INTERÉS
CAPÍTULO 50: INTERÉSSavannahPuedo escuchar los gritos a través de la pared del sótano, pero las palabras no llegan claras. Mi corazón late tan rápido que siento que va a salirse de mi pecho. Me acerco a la puerta de madera gruesa, pegando mi oreja contra ella, intentando captar algo más que murmullos distorsionados. ¿Qué está pasando allá arriba? ¿Quién está gritando? El tiempo parece estirarse como una cuerda a punto de romperse.Después de unos minutos que se sienten como una eternidad, el silencio regresa. Esa calma, lejos de tranquilizarme, me llena de una ansiedad nueva. ¿Qué significa? ¿Es bueno o malo? Mi mente salta de una posibilidad a otra, pero no llego a ninguna conclusión que me dé algo de paz.Por un momento tengo la esperanza de que Logan abriera esa puerta y me sacase de aquí, pero transcurren cinco, luego diez, veinte minutos y eso no sucede…—No puedo quedarme aquí esperando —digo para mí misma.Esa certeza se instala en mi pecho, como un fuego lento. Logan podría
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CAPÍTULO 51: NEGOCIANDO CON EL MONSTRUO
CAPÍTULO 51: NEGOCIANDO CON EL MONSTRUOSavannahEl aire en la cocina es sofocante. Mis manos tiemblan sobre la mesa mientras William se apoya en la puerta, bloqueando mi salida. Su rostro mantiene esa expresión de falsa amabilidad que tanto odio.—No puedes salir de aquí hasta que él se haya ido —dice con un tono tranquilo, pero su postura rígida traiciona su nerviosismo.—¿Por qué haces esto? —pregunto.—Por tu bien, Savannah. Ese hombre no es lo que crees. Solo te va a arrastrar más profundo al caos. Entiende que tu padre solo aceptó casarte con él para obtener sus tierras. Ahora que ya tiene lo que quiere, no necesita que sigas sacrificándote con ese granjero.Quiero gritarle que se calle, que no sabe nada, pero no puedo arriesgarme a que él o mi padre descubran lo que estoy planeando. Respiro hondo y espero. El sonido del motor de un auto alejándose me confirma que Logan se ha ido.—¿Contento? —le digo con sarcasmo al tiempo que me levanto de la silla. William no responde, pero s
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