Samanta. Al salir de la oficina de Dagne, me encuentro a Alberto en el pasillo, este me sonríe y se acerca a mí, me da un abrazo y no me pasa por la mente en ningún momento rechazarlo, me hundo en su pecho y absorbo todo el olor que emana de él, mi corazón se acelera nuevamente, pero ahora de emoción, al levantar un poco la cabeza, Camila nos mira de manera fija, me acuerdo de sus amenazas y sin pensar en nada, levanto un poco la cabeza, Alberto hace lo mismo, nuestras respiraciones se entrelazan, acerco un poco, mis labios a los suyos, y él actúa de inmediato. Nuestros labios bailan al mismo tiempo, chupamos y saboriamos cada uno el sabor del otro. Nos alejamos un poco y puedo imaginar que mi cara está ruborizada por la forma en la que él me mira, sonrió de manera tierna y él me cubre con sus brazos dándome un fuerte abrazo. —Buenos días. —Dice Camila. —Buenos días, Camí, ¿Cómo estás? —Le responde Alberto, sin soltarme. Por mi parte me mantengo neutral con ella, no piens
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