Isabella no deja de llorar en toda la vía hacia el hotel, la abrazo, ella coloca su cabeza sobre mi hombro y allí se queda mientras sus lágrimas corren por todo su rostro. El chófer del taxi de vez en cuando nos mira por el espejo retrovisor, nadie habla, todos vamos en silencio. Llegamos al hotel, entramos a la habitación, la llevo a la cama, luego voy al baño, lleno la bañera, le agrego unas esencias aromáticas, según la muchacha que me las vendió son buenas para relajarse. Regreso a la cama, Isabella está en la misma posición donde la dejé, me da dolor verla así tan frágil, la levanto un poco y comienzo a desvestirla, luego la cargo y la introduzco en la bañera, yo ya me he quitado parte de mi ropa, me la retiro toda y me meto en la bañera con ella, tomo una esponja y suavemente para no lastimarla la paso por sus hombros, su espalda, sus brazos, ella se mantiene callada, inmóvil, luego de esos ligeros masajes con la esponja nos quedamos quietos por un buen rato, sie
Leer más