BUENOS AIRES. —Papá tienes que sacarme de aquí. —Estoy haciendo todo lo posible, por tu culpa, por tu ineptitud la empresa va a perder una gran cantidad de dinero. Te lo dije Mateo, te dije que fueras precavido, te volviste loco con tanto dinero, no pensaste en las consecuencias. —Papá no vengas ahora a echarme en cara todas las pérdidas de la empresa, si yo fui quien la colocó en la cúspide, por mí se ganó el lugar de una de las empresas más sólidas del país. —Y de que te vale eso, mira dónde estás, te aseguro que este golpe nos va a salir bien caro y después de esto muchos nos van a dar la espalda. —No entiendo qué pasó, ¿dónde estuvo el error? —Todavía lo preguntas, te confiaste, te vendieron, los que trabajaron contigo te vendieron. —Seguro y había infiltrados. —Por supuesto que los había, por ahora no podemos hacer nada, vas a tener que permanecer aquí, hasta que todo se resuelva. —¿Cuánto tiempo? —No sé, de ahora en ad
BUENOS AIRES. —Buenas tardes señora Antonella. —Buenas tardes Licenciado Alcántara, ella es mi hija Isabella. —Señorita Isabella, encantado de conocerla. El licenciado me toma la mano y se la lleva a sus labios, esto lo hace sin dejar de mirarme. Nunca me imaginé que fuese un hombre tan joven, a lo sumo debe tener unos treinta años, para la cantidad de títulos que posee se diría que ha pasado toda su vida estudiando, además de inteligente es hermoso, es un moreno con una mirada seductora y una sonrisa perfecta. —Por favor tomen asiento, desean té o un mate. —Yo prefiero un mate. —Igual para mí, un mate. Llamó a su secretaria y de inmediato llegó con la bebida. —Licenciado, perdón ya sé que tiene un doctorado, pero me acostumbré a decirle licenciado. —No se preocupe por eso, dígame cómo usted lo desee. —Bueno Licenciado, ya le dije por teléfono las razones por las cuales traje a mi hija a su oficina, quiero que sea usted
BUENOS AIRES. —Tengo varias llamadas de Máximo, ¿será que le respondo? La verdad que él en parte tenía razón cuando me dijo que mi hermano estaba metido en negocios sucios, aún no se ha comprobado nada, pero todo lo implica, entiendo que él debió molestarse mucho cuando se enteró que por culpa de los negocios de mi hermano su papá quebró y varios empresarios también, pero eso no le quita que me haya mentido, nosotros nos hemos intimidados en varias ocasiones, por qué no se sinceró conmigo y me dijo lo que estaba pasando, quizás si me lo hubiese dicho, nos hubiésemos evitado todo esto. ¿Por qué lo hizo a escondidas?, eso me indica que lo hizo sólo para vengarse de mí. Máximo no se va a cansar de llamar, le voy a responder, estoy molesta, pero necesito oír su voz. —Aló. —Amor gracias a Dios que me respondes, ¿cómo estás? —Yo estoy perfecta. —Amor discúlpame, entiendo tu molestia, sé que debí confesarte que era yo quien estaba detrás de todas
ARGENTINA (BUENOS AIRES) CASA DE LOS FERNÁNDEZ. Estoy en mi habitación comiéndome las uñas, cuando escucho que tocan mi puerta. —Adelante. —Buenos días señorita Isabella, su papá quiere hablar con usted, la está esperando en su oficina. —Buenos días Martina, dile que ya voy. Qué será lo que quiere hablar mi papá, bueno Isabella, vamos a ver lo que quiere el señor. —Buenos días papá. —Pasa y cierra la puerta coloca el seguro, no quiero interrupciones. Ya mis piernas comienzan a desestabilizarse, mi corazón palpita un poco más aprisa, algo me dice que lo que viene no es bueno. De inmediato saca algo de la gaveta del escritorio y me lo lanza en mis piernas. —¿Me puedes explicar qué significa esto? No lo puedo creer frente a mí está una prueba de embarazo. —¿Creías que no me iba a enterar? Acaso no sabes que en está casa nada está oculto para mí. Delante de mí está la prueba que me había hecho la tarde anterior,
PLAZA DE BUENOS AIRES. —Amigo, qué haces aquí, te he estado llamando y no respondes tu teléfono. —¿Cómo supiste que estaba aquí? —Recordé que cuando éramos niños y tú papá discutía contigo, o presentabas problemas en el colegio, de inmediato te venías para acá. Acá te pasabas horas sin hablar, después te levantabas sacudías tu mochila y te ibas y yo detrás de ti. Como siempre mi amigo Julián se sienta a mi lado y allí se queda sin decir una palabra, me conoce y sabe que en estos momentos no quiero hablar. No sé cuánto tiempo estuvimos callados, soy yo, como siempre, quien rompe el silencio. —Isabella se va del país, hoy se despidió de mí. Julián no dijo nada, solo se limitó a escucharme. —Me dijo con su cara muy fresca que no me ama, yo para ella sólo fui un juguete, el muñeco que la muchachita rica se le antojó para distraerse un rato, ya se fastidió de él y ahora lo desecha. Se va para Francia, según ella a estudiar, pero no
SEIS MESES DESPUÉS. BUENOS AIRES. Tengo su cuerpo desnudo delante de mí, mis manos acarician sus prominentes montañas, mis labios se pasean por su cuello, de pronto con una voz de gata en celo me dice. —Máximo, tienes que ir a hablar con mi papá. Me la quedo viendo y le pregunto. —¿Para qué? —¿Cómo qué para qué? Ya vamos a cumplir tres meses de novios, tienes que ir a pedir mi mano. —Escúchame bien, cuando empezamos a salir fui bien claro contigo, te dije que no quería nada de compromisos, nosotros no somos novios, tú estuviste de acuerdo, así que no veo la razón para que me estés pidiendo que hable con tus padres, lo siento mucho si no me entendiste, es mejor que lleguemos hasta aquí, cada quien por su lado, ahora vístete y vámonos de aquí. —No mi amor, eso no, por favor no me dejes, está bien como tú lo prefieras, seguimos así sin compromisos. —Emilia es mejor que lo dejemos, buscate a otro que te responda, porque yo no lo voy hace
CINCO AÑOS DESPUÉS. —Julián hermano, por fin puedo comunicarme contigo, tengo todo el día llamándote, dime, ¿cómo va lo que te pedí? —Todo está marchando bien, estaba fuera de la ciudad en un pueblo muy lejos de aquí, por eso no podía comunicarme contigo, allí no hay señal. —Okey, cuéntame ¿qué pasó? —Amigo tal cual como lo pensamos allí tienen el centro de operaciones, allí es donde distribuyen la mercancía. —Por supuesto, nuestro amiguito en común es allí donde la compra. —Sí, allí es donde se abastece, pero el lugar es muy peligroso, está custodiado con personas armadas hasta los dientes. —Ten cuidado mi hermano. —No te preocupes, tuve mucha precaución, tomé fotos del lugar. —Me las envías, yo sé que es lo que voy hacer con ellas, muy pronto los Fernández estarán comiendo polvo y todo porque ellos mismo se lo buscaron. —Hermano eso es lo que se llama justicia divina, quisieron abarcar mucho dañando a los demás. —Por culpa
FRANCIA: PARÍS. —Señorita Isabella, todo está saliendo perfecto, la sala está llena, casi todas sus pinturas se han vendido y los críticos están muy impresionados con su trabajo, así que relájese. —Sí, estoy muy contenta, todo está saliendo bien, ¿dónde está Max? —No se preocupe por el niño, él está feliz, las muchachas lo tienen consentido. —Hermosa, -es Piero que se acerca- recuerda que después de la exposición tenemos un compromiso con mis amigos que llegaron de Estados Unidos. —¿Ellos vienen a la exposición? —No sé si vienen todos, una de las muchachas si viene, es una jovencita que está muy enamorada de tus pinturas, es raro que aún no esté aquí, con todo esto se me ha olvidado llamarlos. La noche continuó entre brindis, halagos y palabras alentadoras de los críticos. Bueno, gracias a Dios que ya todo terminó, estoy muy cansada, tengo ganas de llegar a mi casa, quitarme estos tacones y acostarme a dormir. Lo que menos quiero es ir