Como un balde de agua helada, la realidad golpeó a Cloe, dejando que su corazón latiera frenéticamente en su pecho. Antes de que Ethan pudiera siquiera abrir la boca para responderle, ella exclamó con un grito sofocado: —¡Ay, no! ¡Samira y mi hermana!Sin pensarlo dos veces, salió corriendo, sintiendo cómo la culpa se aferraba a su alma como cadenas de hierro. Cada paso la hacía sentirse más indigna, más despreciable. Soy la peor amiga del mundo, pensó. Había huido, dejando a Samira malherida, sola y vulnerable.Cuando finalmente llegó a su lado, su pecho se comprimió al verla tan pálida. Sin contenerse, Cloe se lanzó a abrazarla con fuerza, dejando a Samira completamente pasmada.—¡Lo siento, lo siento tanto! —repetía entre sollozos que parecían desgarrarle la garganta—. Fui una persona ruin, despreciable, egoísta e inútil. ¡Te dejé sola! Mi deber era ayudarte, pelear a tu lado contra esas cosas, y en lugar de eso, pensé solo en mí, en huir. No mereces a alguien como yo a tu lado.
Leer más