Isabella, aún arrodillada, maldijo una y mil veces internamente, pues Cloe la ignoraba a propósito, y eso la hacía sentir más patética al estar esperando por el perdón de un ser más inferior a ella.Pero respiró profundamente y se consoló pensando que pronto podría desquitarse todo; solo debía seguir con el pedido de Caleb. Así que se mordió la lengua fuertemente hasta que se obligó a arrastrarse más hacia Cloe, y agarró sus manos, viendo cómo Cloe la fulminaba con la mirada.Cloe intentó jalar la mano que Isabella le tenía agarrada, pero Isabella se lo impidió mostrándose deplorable.—Luna, no me ignore, por favor —suplicó en un sollozo que convencía a Ethan, pero no a Cloe.—Vamos, mi luna, Isabella está arrepentida y también entendió que, si repite el mismo error, morirá bajo mis garras —intervino Ethan antes de dejarle un beso suave en el hombro a Cloe, quien todavía permanecía sobre su regazo.Isabella se tensó, no solo por lo cariñoso que se mostraba Ethan, sino por la amenaza.
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