Todos los capítulos de La Esposa del Candidato a la Presidencia : Capítulo 31 - Capítulo 40
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31: Mi adicción.
Darwin.—Nadie me verá la cara de estúpido —casi escupo.—En cuanto deje de portarse de esta manera hablamos ¿sí? —Fletcher deja de verme.—¡Fletcher!Él rueda los ojos.—¿Qué, señor?—Está despedida y es lo último que te diré.Si hay algo que me hace hasta botar humo por los poros es una persona que no sabe cómo solucionar mis problemas, y que, además, intenta jugar conmigo para no decirme lo que realmente ocurre. Y Sarah Law, mi abogada, no ha sabido evitar esas dos cosas. Además, desde hace un tiempo me ha estado dando opiniones que nunca le pido y esa es otra cosa que no tolero del todo.—No es justo.—No me retes, Fletcher.—No lo reto, soy su luz en medio de la oscuridad, y créame cuando le digo que tiene solución y que está cometiendo un error en sacarla del equipo.Tras ni quiera pensar lo que ocurrió pero sí pensando que por enésima vez debo seguir los consejos de este tipo que de verdad cada día me resulta menos soportable, asiento.—Mylo, déjame aquí, ve a llevar a Fletche
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32: Tengo que sacarla de esa casa...
Melly.—Pues tu nombre completo es bien feo, la verdad.—Pero, Charles ¿te imaginas cómo sería? —Me llevo las manos al pecho, emocionada—. En resumen sería: Mellyanna Hugh de Baker.Charles me tira una mirada de asco antes de tomar el pedido que debí darle hace cinco minutos pero que se extendió porque he tenido que contarle a alguien lo que me ha estado sucediendo. Algo que no sabía que era real hasta que Ian Baker me pidió sentarme en aquella mesa, junto a la asesora de su cuñada, y su cuñada misma.Por supuesto que no puedo dejar de comportarme como una… ni siquiera encuentro el significado, pero está en el punto medio de loca, tímida e idiota, cuando lo tengo al frente.Si bien a Ian Baker yo le llevo dos años, eso no significa que me rehúse a fantasear con que pueda fijarse en mí como algo más; pero no como la chica que se sonroja y se queda sin habla cada que lo ve.Aunque solo nos hemos visto dos veces, estoy segura de que si me lo propongo puedo mantener mi cordura. Y sé que e
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33: La herida.
Ámbar.—Ámbar …—Carly me llamó, estará aquí en cinco minutos.—Ámbar…—No tengo tiempo, Darwin.Siento cómo el pecho se me oprime por las palabras que soy capaz de decir, y al mismo tiempo en cuanto analizo la situación, mi espina dorsal tiembla.—¿Qué dijiste? Cierro los ojos, y una lágrima se escapa por mis ojos irritados de tanto llorar desde que me di cuenta de la gravedad de mi infidelidad. Vi en sus ojos que sería capaz de hacerme cualquier cosa si se enterase de que esta madrugada alguien realmente me ha hecho el amor, como siempre he querido que él me lo haga. —Yo… Darwin. No… Mis lágrimas aumentan porque tengo miedo en cuanto me toma de la cintura apretando la herida que tengo y hace que mis nalgas choquen con su entrepierna.Es la primera vez que le he dicho que no por esto. No lo reconozco, y tengo miedo.—Sabía que esto pasaría… —Su aliento choca caliente en el lóbulo de mi oreja, y soy incapaz de abrir los ojos cuando baja mi vaqueros recién puestos y masajea mis nalg
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34: El tiempo suficiente.
Narra Elian.La última vez que había corrido hacia algo con todas las fuerzas de mi corazón, resultó en vano. Esa vez la tragedia aunque yo estuviese arrepentido y devastado, llegó para hacerme saber que lo único que merecía era dolor.—¡Estás muerto para nosotros! El llanto de mis padres aún se escucha con la misma intensidad cuando al bajar de la motocicleta toco el timbre.Sé que lo que haré es una locura.—Disculpe, ¿a quién busca?Una voz a mis espaldas me hace sentir un poco de miedo, pero lo desaparezco cuando noto que es familiar; un tipo alto, moreno, contextura gruesa de traje negro muy impecable.—¿Eres el guardaespaldas de Ámbar Wallace?—¿La busca a ella o al señor Baker? Porque ninguno se encuentra en este momento.—¿Están juntos?Veo al hombre negar y luego parece regañarse a sí mismo por darme esa información, por lo que le doy una sonrisa y asiento entendiendo.—¿Desea dejarles un mensaje?—No, gracias.El hombre parece no convencido siquiera de mi presencia, así que
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35: Ese olor en su piel.
Darwin.—Jefe, ¿se encuentra bien? —La lejanía de la voz de Mylo no me saca de la escena perturbadora que sigue en mi mente, y que me hace sentir enfermo—. Jefe, voy a detener el auto si no responde. No lo voy a arriesgar, si usted viera las condiciones en las que está…—Haz tu trabajo Mylo.Mylo hace una mueca desde el retrovisor, y tomo mi teléfono perdiéndome en la lista de personas con las cuales tengo citas programadas, el doctor Sullivan es uno; no le he escrito desde que comencé a tomar lo que me mandó para desintoxicar mi cuerpo tras el envenenamiento. Sigo yendo hasta abajo, quizás buscando algo que realmente me distraiga y me sorprendo al ver que dentro de poco tengo una cita programada con Ronett, y la verdad no recuerdo haberla colocado allí, más porque no tengo razones para sentarme a entablar una conversación con esa chica.—Hemos llegado, señor Baker. Ni siquiera le respondo a Mylo, solo le hago una seña mientras con una mano me a
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36: Movimiento estrella.
El sonido de mi teléfono me ayuda a salir de los recuerdos.—Fletcher.—Diez minutos de retraso.—Vamos en camino —le informo.—En cuanto lo haga presidente y la reina lo invite a tomar té, procure llegar a tiempo, señor Baker.Cuelgo su llamada porque no quiero discutir. Ha estado más que insoportable y sé que lo hace porque he arruinado el plan del centro comercial, puesto que además de no llegar a la cita pues no quise firmar para que construyeran al lado de esos monumentos que le daban un mal aspecto a la modernidad del diseño.Acomodo mi saco cuando Mylo estaciona en nuestro puesto de costumbre y subimos al hotel en donde soy socio, en donde mayormente hacemos nuestras reuniones, y en donde Sue me propuso dejar que Ámbar se expusiera a los medios.—Buenas tardes.—Disculpen la demora… —Fletcher casi rueda los ojos cuando me ve para pararse frente a todos y comenzar a hablar—. Estas son las estadísticas de la última semana.Con un botón comienza a rodar una diapositiva en la pared
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37: La cita.
Ian.—Por favor, para. —Golpeo la mano de Ronett mientras intenta acomodar mi corbata —No soy un crío... —Ella aún insiste—. Ronett... —la llamo, pero ella muerde su labio superior aun sin soltar mi corbata por fin deshaciéndose de la que yo he hecho hasta hacer la que a ella le parece—. ¡Ronett!Cuando me miro en el espejo el cambio es notorio.Admito que no soy el mejor haciendo estos nudos, pero ella no supera los de mi madre.—Así que me debes una sesión fotográfica gratis.—Solo ha sido un nudo.—Será el primero de muchos.—¿Cómo lo sabes?—Porque es la primera vez que vas a salir con una chica con la cual te dejas ayudar por mí.Río, nervioso, porque esto solo será casual. Sí, aunque tenga un traje y la vaya a llevar a un lugar elegante, realmente es muy casual.—Ya me voy… —Salgo de su cuarto, y ella solo me tira una mirada sonriente, corta, para luego volver su vista al teléfono.No sé qué pasaría con ella si llegase a perderlo. Ronett la mayor parte del tiempo está pendiente
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38: Duele más por dentro.
Ámbar.El aire del Jet de mi esposo comienza a darle una temperatura fría y tensa a mi cuerpo, mientras pienso en que quisiera regresar el tiempo y no haber hecho lo que hoy me hace sentir presa.Esta mañana Darwin le ha pedido a Mylo que me lleve al centro comunitario para encontrarme con los integrantes de la organización, ya que como he visto: sí es cierta su palabra, ha despedido a Sebastian. Y al menos eso me hace sentir menos observada, y menos cohibida.La presión que se mantiene en mi pecho realmente he tratado de controlarla, viendo algunos videos sobre la organización, conociendo a sus integrantes por redes sociales, quitando una y otra vez la mirada desesperada y llena de ilusión de Elian cuando se apareció en mi habitación, dispuesto a todo. Hasta arriesgar su vida, por mí.Nada vale la pena.Todo se remueve dentro de mí en cuanto dejo de ver mi teléfono y echo un vistazo dentro del jet.La herida en mi cintura me provoca una mueca por el ardor que tengo en ella; tengo sus
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39: Agradecida.
—Darius Down —pronuncio con una media sonrisa, encontrándome con los ojos verdes del moreno que ve a todos lados detrás de mí antes de abrir sus brazos.Me dejo envolver por ese abrazo y me siento intranquila aunque sé que nadie me está viendo, además de Carly. Y es que aunque la persona con la que tengo algo qué ocultar no está aquí, saber que Sebastian o Mylo pueden estar cerca para informarle todo a mi esposo, me aterra.—Niña, disculpa que haga esta pregunta, pero has estado llorando mucho ¿verdad?Me siento demasiado expuesta cuando Darius me examina. Y en cuanto no consigue respuesta, me abraza por lo hombros y caminamos juntos siendo saludados por los presentes de forma amable hasta llegar a lo que al parecer es una especie de camerino detrás de la sala de conferencia.Carly llega segundos después que nosotros y ve el interior sorprendida; esto luce extremadamente pequeño y tiene demasiadas cosas, y entre ellas, una silla en la que Darius me hace una seña para que me siente; to
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40: Romper esa promesa.
Ronetta.Una acostumbrada sensación me recorre las puntas de mis dedos de la mano en cuanto enciendo el televisor para presenciar el discurso que Darwin tiene por dar.Aún no sé qué es lo que dirá, pero mi presentimiento me dice que esto no acabará bien, lo veo en la mirada de esa chica, Ámbar, en su asesora y hasta en el mismo Darwin.Si él supiera que sé mucho más de él de lo que piensa y si tan solo me hiciera un poco de caso, o me prestara la atención que quiero, esto no estaría ocurriendo.Darwin es la persona que es gracias a mi esposo, gracias a la persona de la cual me enamoré hace tantos años, Sasha Baker. Y eso de verdad me duele. Lo que antes era un adinerado, sensual, corpulento e inteligente político, ahora solo es amargura, enfermedades y obstinación.No lo culpo, los últimos años tras la guerra han sido difíciles para él, sobretodo cuando hizo lo posible por sacar a Fuerza Mayor de esta tierra y aunque lo logró junto a Darwin ello siguió trayendo muertes y un peso en su
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