Darwin.—Jefe, ¿se encuentra bien? —La lejanía de la voz de Mylo no me saca de la escena perturbadora que sigue en mi mente, y que me hace sentir enfermo—. Jefe, voy a detener el auto si no responde. No lo voy a arriesgar, si usted viera las condiciones en las que está…—Haz tu trabajo Mylo.Mylo hace una mueca desde el retrovisor, y tomo mi teléfono perdiéndome en la lista de personas con las cuales tengo citas programadas, el doctor Sullivan es uno; no le he escrito desde que comencé a tomar lo que me mandó para desintoxicar mi cuerpo tras el envenenamiento. Sigo yendo hasta abajo, quizás buscando algo que realmente me distraiga y me sorprendo al ver que dentro de poco tengo una cita programada con Ronett, y la verdad no recuerdo haberla colocado allí, más porque no tengo razones para sentarme a entablar una conversación con esa chica.—Hemos llegado, señor Baker. Ni siquiera le respondo a Mylo, solo le hago una seña mientras con una mano me a
El sonido de mi teléfono me ayuda a salir de los recuerdos.—Fletcher.—Diez minutos de retraso.—Vamos en camino —le informo.—En cuanto lo haga presidente y la reina lo invite a tomar té, procure llegar a tiempo, señor Baker.Cuelgo su llamada porque no quiero discutir. Ha estado más que insoportable y sé que lo hace porque he arruinado el plan del centro comercial, puesto que además de no llegar a la cita pues no quise firmar para que construyeran al lado de esos monumentos que le daban un mal aspecto a la modernidad del diseño.Acomodo mi saco cuando Mylo estaciona en nuestro puesto de costumbre y subimos al hotel en donde soy socio, en donde mayormente hacemos nuestras reuniones, y en donde Sue me propuso dejar que Ámbar se expusiera a los medios.—Buenas tardes.—Disculpen la demora… —Fletcher casi rueda los ojos cuando me ve para pararse frente a todos y comenzar a hablar—. Estas son las estadísticas de la última semana.Con un botón comienza a rodar una diapositiva en la pared
Ian.—Por favor, para. —Golpeo la mano de Ronett mientras intenta acomodar mi corbata —No soy un crío... —Ella aún insiste—. Ronett... —la llamo, pero ella muerde su labio superior aun sin soltar mi corbata por fin deshaciéndose de la que yo he hecho hasta hacer la que a ella le parece—. ¡Ronett!Cuando me miro en el espejo el cambio es notorio.Admito que no soy el mejor haciendo estos nudos, pero ella no supera los de mi madre.—Así que me debes una sesión fotográfica gratis.—Solo ha sido un nudo.—Será el primero de muchos.—¿Cómo lo sabes?—Porque es la primera vez que vas a salir con una chica con la cual te dejas ayudar por mí.Río, nervioso, porque esto solo será casual. Sí, aunque tenga un traje y la vaya a llevar a un lugar elegante, realmente es muy casual.—Ya me voy… —Salgo de su cuarto, y ella solo me tira una mirada sonriente, corta, para luego volver su vista al teléfono.No sé qué pasaría con ella si llegase a perderlo. Ronett la mayor parte del tiempo está pendiente
Ámbar.El aire del Jet de mi esposo comienza a darle una temperatura fría y tensa a mi cuerpo, mientras pienso en que quisiera regresar el tiempo y no haber hecho lo que hoy me hace sentir presa.Esta mañana Darwin le ha pedido a Mylo que me lleve al centro comunitario para encontrarme con los integrantes de la organización, ya que como he visto: sí es cierta su palabra, ha despedido a Sebastian. Y al menos eso me hace sentir menos observada, y menos cohibida.La presión que se mantiene en mi pecho realmente he tratado de controlarla, viendo algunos videos sobre la organización, conociendo a sus integrantes por redes sociales, quitando una y otra vez la mirada desesperada y llena de ilusión de Elian cuando se apareció en mi habitación, dispuesto a todo. Hasta arriesgar su vida, por mí.Nada vale la pena.Todo se remueve dentro de mí en cuanto dejo de ver mi teléfono y echo un vistazo dentro del jet.La herida en mi cintura me provoca una mueca por el ardor que tengo en ella; tengo sus
—Darius Down —pronuncio con una media sonrisa, encontrándome con los ojos verdes del moreno que ve a todos lados detrás de mí antes de abrir sus brazos.Me dejo envolver por ese abrazo y me siento intranquila aunque sé que nadie me está viendo, además de Carly. Y es que aunque la persona con la que tengo algo qué ocultar no está aquí, saber que Sebastian o Mylo pueden estar cerca para informarle todo a mi esposo, me aterra.—Niña, disculpa que haga esta pregunta, pero has estado llorando mucho ¿verdad?Me siento demasiado expuesta cuando Darius me examina. Y en cuanto no consigue respuesta, me abraza por lo hombros y caminamos juntos siendo saludados por los presentes de forma amable hasta llegar a lo que al parecer es una especie de camerino detrás de la sala de conferencia.Carly llega segundos después que nosotros y ve el interior sorprendida; esto luce extremadamente pequeño y tiene demasiadas cosas, y entre ellas, una silla en la que Darius me hace una seña para que me siente; to
Ronetta.Una acostumbrada sensación me recorre las puntas de mis dedos de la mano en cuanto enciendo el televisor para presenciar el discurso que Darwin tiene por dar.Aún no sé qué es lo que dirá, pero mi presentimiento me dice que esto no acabará bien, lo veo en la mirada de esa chica, Ámbar, en su asesora y hasta en el mismo Darwin.Si él supiera que sé mucho más de él de lo que piensa y si tan solo me hiciera un poco de caso, o me prestara la atención que quiero, esto no estaría ocurriendo.Darwin es la persona que es gracias a mi esposo, gracias a la persona de la cual me enamoré hace tantos años, Sasha Baker. Y eso de verdad me duele. Lo que antes era un adinerado, sensual, corpulento e inteligente político, ahora solo es amargura, enfermedades y obstinación.No lo culpo, los últimos años tras la guerra han sido difíciles para él, sobretodo cuando hizo lo posible por sacar a Fuerza Mayor de esta tierra y aunque lo logró junto a Darwin ello siguió trayendo muertes y un peso en su
Elian.—¿Escuchaste lo que dicen, Elian?—¿Qué cosa?—Que Niall Owen le lleva la delantera a todos los candidatos. —Exhala—. Está rudo esto eh, la verdad no sé a quién creerle, esta sobreinformación de los medios se ha vuelto tan molesta.Asiento con la cabeza hacia Iker, el bodeguero esposo de Francis, aunque no tengo idea de nada, especialmente porque no quiero estar al tanto de cierto candidato.Le quito la cadena a mi bici en cuanto tengo el mercado ya guindado de los agarraderos y suspiro cansado, no porque le debo a Iker porque esto sí se lo he comprado y gracias al cielo no tengo deudas, sino porque se regresa hasta mi antes de que me vaya y tiene esa cara de “seguir hablando” que quiero evitar.—La verdad no me gusta la política, ni saber de políticos —le digo. Aunque sí me guste la esposa de uno de ellos—. Es mas, creo que ni voy a votar.—Debes hacerlo, hijo. Es el futuro de nuestra nación, y si no la protegemos nosotros ¿quién lo hará? —Me palmea la espalda—. Ah, si no sabe
Elian: Soy Elian, voy a llamar, por favor responde.El tono del otro lado de la línea no repica mucho antes de que mi corazón se detenga.—¿Hola? —me dice, con un tono entre sorprendida y llena de miedo.Suspiro, apretando con fuerza el teléfono en mis manos.—Pequeña… —murmuro, y el nudo se instala en mi pecho cuando la escucho llorar—. Todo va a estar bien, Ámbar… quisiera poder darte un abrazo ¿sabes? Mi hermana decía que tenían una especie de poder curativo. Te daría muchos, te haría sentir segura.Le hablo con paciencia, ternura, casi con lentitud, y solo hace que aumente su llanto. Lo siento, siento su dolor, y también me siento molesto por no haber estado esa noche y evitar que ello ocurriera.—Yo no quería que todos lo supieran —dice con impotencia—. ¡Detesto no poder decir nada, Elian!… me… m-me quie-bra. —Hay más llanto cuando termina de hablar y mi pecho se remueve repetidamente, queriendo bajar del lugar en donde estoy, correr y abrazarla—. Me hace sentir rota…—Tal vez se