Darwin.La junta termina sin darme cuenta, hasta que mi padre chasquea sus dedos frente a mí.—Le pediré a Ronetta que haga una cena esta noche, deberías ir.Resoplo sin verlo.—No, padre, no quiero estar frente a más personas fingiendo que me siento bien.—Ya, habla… —Me mira con severidad—. Todos nos dimos cuenta de tu comportamiento así que espero una explicación… —Y al no conseguir respuesta de mi parte porque siento que si hablo de esto mi voz saldrá entorpecida, él me ve con pena para decir; —No eres mi hijo, el Darwin Baker que quiere ser presidente de la nación. Y no quiero que de tu boca salga ese maldito nombre, Darwin.—¿Y si es por ella que me encuentro así, padre? —lo digo, inmóvil, viéndolo a los ojos, sintiendo cómo todo dentro se me revuelve hasta causarme nauseas—. Padre… Ámbar es mi esposa.Mi esposa, la cual el día de ayer estuvo por escaparse con otro hombre.Aprieto los puños ante la voz detrás de la línea, esa que no me dejó dormir anoche al pasearse y repetirse
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