Elian.—¿Una chica imposible…? —me pregunta.Le doy una mirada rápida.—¿Qué te hace pensarlo?—¿Qué cosa exactamente? ¿Que estás enamorado de una mujer imposible de tener?—Sí —suelto. Me aterra ser tan perceptible.—Porque luces como el típico bad boy que conquista a todas pero al final del día termina enamorándose de un imposible.—Qué gran historia eh —suelto una risita—. Algo así. Es decir, sí…No puedo darle más detalles, y él parece conformarse con ello porque no opina nada más hasta que pisamos la primera confitería. Y en cuanto no sabe si escoger entre globos fucsias, rosa pastel, rosa vieja, blanco u azul cielo, sé que será un largo viernes, como el viernes pasado en que me arrebataron la ilusión.…—Lo siento —expreso después de un suspiro ajeno.—No te preocupes, solo llévame a casa —balbucea.Quisiera decir que todo ha resultado un éxito, pero sería una completa mentira, como el hecho de que pronto de mi pecho desaparecerá la necesidad de estar al lado de mi chica.El día
Mellyanna.—¡No puedes huir de mí para siempre, Mellyanna Hugh!Ante el reclamo cierro la puerta de mi casa; Ian ha aparecido con un ramo de flores azules. Luce encantador y eso me frustra, por lo que me deslizo casi dramáticamente por la puerta.—Estoy gorda —digo en alta voz porque es lo primero que me frustra.—¿Y eso qué? —grita él, con el acento texano del otro lado de la puerta.La situación es tan patética, como yo.El día en que dejó los tampones con mi madre aunque reí, en serio pensé que no podría perdonarlo tan fácil; y ha sido así.La primera semana en que me dieron de alta, además de recibir visitas de Elian, Charles y mi padrino, también recibí de él, así que por supuesto que lo corrí.La segunda semana seguí viendo a mis dos amigos, y de nuevo a Ian queriendo hablarme.Para la tercera semana vino a verme Charles, Levi y por tercera vez en el mes el mismo Ian, con una caja de chocolates; fue mamá quien lo corrió esa vez.Y ahora, ahora que ha pasado un mes ha vuelto a ve
Ámbar.En estas últimas semanas aprendí que la mayoría de las personas, cuando hay dinero y fama de por medio, por arte de magia olvidan las palabras, desechan los tratos y no cumplen promesas. O me invitan dos veces a la semana al centro comunitario para que les ayude en múltiples cosas.Resulta que como ahora se ha aclarado la situación de Emily Young, y las protestas, críticas, y demás hacia Darwin han cesado por su nuevo puesto que toma fuerza e importancia como espuma en la lista de la candidatura, Darius ahora me toma en cuenta para todo.Ya no solo debo ir a las reuniones de extrema importancia. De hecho he sido yo la que ha escogido el color de la pintura de las paredes del salón medico el cual habían postergado su inauguración por falta de presupuesto. Presupuesto que “amablemente” Darwin decidió donar a mi nombre, claro. —Te ves genial —me dice mi hermano con una sonrisa, y solo lo dice porque he decidido volver a dejar mi cabello rizado junto su castaño natural—. ¡Ahora te
Ámbar.—No señora, estoy hablando en serio.Y lo dice de verdad muy serio, con sus manos como siempre bajo su abdomen, unidas, con esa pinta de hermano de Will Smith en Hombres de Negro, pero un aura que me transmite por primera vez en semanas: confianza.—De acuerdo, ¿pero y mi hermano?—Yo me encargaré de su hermano.—¿Y si escapo?—No lo harás, Ámbar.Que me tutee me hace sonreír un poco, así que acepto su ayuda para bajar las escaleras porque me siento algo mareada.Al parecer todos en esta centro saben por lo que estoy pasando respecto a mis episodios, así que noto cómo solo me dan espacio y poco a poco me van incluyendo, hasta que el tiempo pasa, y ya luego nos encontramos tomando champagne después de cortar la tira que daba paso al salón médico, en el que todos entraron y se tomaron fotos felices de poder contar con él.—Y gran parte de ello se lo debemos a Darwin Baker —dice a todos Darius con una sonrisa que no me agrada—. ¡Y a su increíble esposa, Ámbar! —Todos aplauden por
Elian.—Becas, vaya, qué gran idea —escucho a Clarke reír mientras habla por teléfono.Yo me encuentro sentado a su frente, algo intranquilo, tomando un vaso de capuccino con un bara brith con demasiados frutos secos, cosa que me hace recordar muchas otras.—No somos algo así como Rusia o China, Clarke —dice claramente por el otro lado de la línea su tío.Han pasado tres días desde que hablé con mi pequeña Ámbar. Suspiro, jugando tal vez inconscientemente con los frutos secos que han caído en el plato, y vuelvo a suspirar, porque para mí tortura el pan del bara brith no tiene esencia de naranja como suele tener tradicionalmente, sino que de canela.Y la canela me sabe a besos de Ámbar.—Sí, pero es que… ¿entiende cómo eso lo hará ver? Por todos los cielos, tío Niall, apenas se están desarrollando aquella escuela y universidad pública; si no podemos demostrar que podemos formar profesionales para nuestra propia nación, ¿qué queda para lo demás?Sé de lo que están conversando. Niall O
Elian.Charles es ahora quien me reemplaza en el restaurante, mientras que en la tienda de electrodomésticos de Levi hay un nuevo personal capacitado, incluso me atrevería a decir que más que la propia Melly, la cual aún se encuentra de reposo en su casa. Lo último que supe de ella, después de la visita que le hice un día después de lo ocurrido con Carly y Jimmy, fue que Ian Baker no dejaba de alguna forma “acosarla”, así que no sé en qué rayos ha parado aquello.Y Carly…—Carly, con “Ce” e “I griega” al final —termina la llamada Jimmy.Creo que realmente no ha llevado bien su despecho, es más, ahora que me ve con una sonrisa, puedo notar algo de ilusión.—Pensé que te habías rendido.—Un Simmons nunca lo hace. —Esboza una sonrisa.Otro intenso, pienso sacudiendo la cabeza, recordando también a Ian Baker.—Muy bien. —Clarke baja—. Mamá dice de nuevo que no quiere ir, así que atento eh —señala a Jimmy, y ello me hace pensar que su madre ha estado por alguna razón esta semana más aisl
Elian.Esa misma sensación que experimenté la vez en que vi a Ámbar en el restaurante de Levi el día de su cumpleaños, pero multiplicada por doscientos mil, se esparce por todo mi cuerpo mientras a pasos casi torpes sigo a la familia Owen, y a mi jefe, quien espero ni se le ocurra mirarme porque lo creo capaz de notar algo raro en mí.Está más que confirmado que no soy bueno ocultando cosas, menos si se trata de Ámbar.—Buenas noches, ex senador Baker —Niall habla, con voz amistosa.Baker se da vuelta, junto a mi chica, y en cuanto ambos pares de ojos inspeccionan las caras, una de esas caras de inmediato se pone pálida, como una hoja de papel.Quiero correr hacia mi pequeña cuando tiembla al verme directamente a los ojos, pero alguien quita esa idea de mi mente con una acción; Silly abraza a Ámbar y le susurra algo en oído, a lo que Ámbar asiente desviando la vista de mi cara.Todo esto en microsegundos que no sé si han sido reales.Real. Ese es mi corazón ahora mismo.¿Pero en qué m
Elian.Todo el mundo se encuentra con las manos en la cabeza, boca abajo; muchos lloran en silencio. Al primero que localizo es a mi jefe por el color de su traje, aparte de que se encuentra de rodillas, con las manos en la cabeza, siendo dominado por un hombre con capucha al igual que la señora Owen y su hija mayor, quien llora al igual que su madre.Ámbar… Mi corazón se sale del pecho y corre hasta el suyo, haciendo que de alguna manera esa conexión la haga levantar un poco la cabeza, hacia mi dirección.Mierda, la amo.Luce aterrada, en sus ojos lo puedo ver, pero suelta un suspiro cuando le sonrío de medio lado, y con un gesto le hago saber que todo estará bien.Yo quiero creer que todo estará bien.Sigo viendo desde mi sitio; y escucho algún grito de dolor en otra parte.Tienen a Niall Owen.Veo cómo lo sacan de la sala, golpeado, y el grito desgarrador de su hija y su esposa hace que todos los presentes lloriqueen.¿Pero en dónde carajos está la seguridad de este sitio y los gua