Darwin.La junta termina sin darme cuenta, hasta que mi padre chasquea sus dedos frente a mí.—Le pediré a Ronetta que haga una cena esta noche, deberías ir.Resoplo sin verlo.—No, padre, no quiero estar frente a más personas fingiendo que me siento bien.—Ya, habla… —Me mira con severidad—. Todos nos dimos cuenta de tu comportamiento así que espero una explicación… —Y al no conseguir respuesta de mi parte porque siento que si hablo de esto mi voz saldrá entorpecida, él me ve con pena para decir; —No eres mi hijo, el Darwin Baker que quiere ser presidente de la nación. Y no quiero que de tu boca salga ese maldito nombre, Darwin.—¿Y si es por ella que me encuentro así, padre? —lo digo, inmóvil, viéndolo a los ojos, sintiendo cómo todo dentro se me revuelve hasta causarme nauseas—. Padre… Ámbar es mi esposa.Mi esposa, la cual el día de ayer estuvo por escaparse con otro hombre.Aprieto los puños ante la voz detrás de la línea, esa que no me dejó dormir anoche al pasearse y repetirse
Elian.Siempre había escuchado acerca de la ley de atracción; creencia de que uno siempre atrae lo que piensa. Así que aunque en este caso no hayan sido pensamientos positivos, terminé por atraerlos a mí, como un río desbordante en su máxima potencia. No quería involucrarme con políticos y Clarke Simmons es uno de ellos, al igual que su tío del cual me ha hablado en varias ocasiones, Niall Owen, el otro candidato a la presidencia.La tercera noche en que acabó mi nueva rutina laboral, Clarke me pidió que tomara uno de sus autos y que lo tuviera como mi medio de transporte; en vista de que dos días seguidos me vio llegando un poco tarde a su casa, gracias al transporte público.—Ya te he hecho el pago, has tenido un buen desenvolvimiento estos días.Yo también quería creer que era así. Era el nuevo, era lo que al menos esperaban de mí “un buen inicio”.Con mi nuevo sueldo me mudé, precisamente la noche en que Clarke me dio el auto. Tomé mis pocas cosas, a Kai, y fui recibido en un luga
Elian.—¿Una chica imposible…? —me pregunta.Le doy una mirada rápida.—¿Qué te hace pensarlo?—¿Qué cosa exactamente? ¿Que estás enamorado de una mujer imposible de tener?—Sí —suelto. Me aterra ser tan perceptible.—Porque luces como el típico bad boy que conquista a todas pero al final del día termina enamorándose de un imposible.—Qué gran historia eh —suelto una risita—. Algo así. Es decir, sí…No puedo darle más detalles, y él parece conformarse con ello porque no opina nada más hasta que pisamos la primera confitería. Y en cuanto no sabe si escoger entre globos fucsias, rosa pastel, rosa vieja, blanco u azul cielo, sé que será un largo viernes, como el viernes pasado en que me arrebataron la ilusión.…—Lo siento —expreso después de un suspiro ajeno.—No te preocupes, solo llévame a casa —balbucea.Quisiera decir que todo ha resultado un éxito, pero sería una completa mentira, como el hecho de que pronto de mi pecho desaparecerá la necesidad de estar al lado de mi chica.El día
Mellyanna.—¡No puedes huir de mí para siempre, Mellyanna Hugh!Ante el reclamo cierro la puerta de mi casa; Ian ha aparecido con un ramo de flores azules. Luce encantador y eso me frustra, por lo que me deslizo casi dramáticamente por la puerta.—Estoy gorda —digo en alta voz porque es lo primero que me frustra.—¿Y eso qué? —grita él, con el acento texano del otro lado de la puerta.La situación es tan patética, como yo.El día en que dejó los tampones con mi madre aunque reí, en serio pensé que no podría perdonarlo tan fácil; y ha sido así.La primera semana en que me dieron de alta, además de recibir visitas de Elian, Charles y mi padrino, también recibí de él, así que por supuesto que lo corrí.La segunda semana seguí viendo a mis dos amigos, y de nuevo a Ian queriendo hablarme.Para la tercera semana vino a verme Charles, Levi y por tercera vez en el mes el mismo Ian, con una caja de chocolates; fue mamá quien lo corrió esa vez.Y ahora, ahora que ha pasado un mes ha vuelto a ve
Ámbar.En estas últimas semanas aprendí que la mayoría de las personas, cuando hay dinero y fama de por medio, por arte de magia olvidan las palabras, desechan los tratos y no cumplen promesas. O me invitan dos veces a la semana al centro comunitario para que les ayude en múltiples cosas.Resulta que como ahora se ha aclarado la situación de Emily Young, y las protestas, críticas, y demás hacia Darwin han cesado por su nuevo puesto que toma fuerza e importancia como espuma en la lista de la candidatura, Darius ahora me toma en cuenta para todo.Ya no solo debo ir a las reuniones de extrema importancia. De hecho he sido yo la que ha escogido el color de la pintura de las paredes del salón medico el cual habían postergado su inauguración por falta de presupuesto. Presupuesto que “amablemente” Darwin decidió donar a mi nombre, claro. —Te ves genial —me dice mi hermano con una sonrisa, y solo lo dice porque he decidido volver a dejar mi cabello rizado junto su castaño natural—. ¡Ahora te
Ámbar.—No señora, estoy hablando en serio.Y lo dice de verdad muy serio, con sus manos como siempre bajo su abdomen, unidas, con esa pinta de hermano de Will Smith en Hombres de Negro, pero un aura que me transmite por primera vez en semanas: confianza.—De acuerdo, ¿pero y mi hermano?—Yo me encargaré de su hermano.—¿Y si escapo?—No lo harás, Ámbar.Que me tutee me hace sonreír un poco, así que acepto su ayuda para bajar las escaleras porque me siento algo mareada.Al parecer todos en esta centro saben por lo que estoy pasando respecto a mis episodios, así que noto cómo solo me dan espacio y poco a poco me van incluyendo, hasta que el tiempo pasa, y ya luego nos encontramos tomando champagne después de cortar la tira que daba paso al salón médico, en el que todos entraron y se tomaron fotos felices de poder contar con él.—Y gran parte de ello se lo debemos a Darwin Baker —dice a todos Darius con una sonrisa que no me agrada—. ¡Y a su increíble esposa, Ámbar! —Todos aplauden por
Elian.—Becas, vaya, qué gran idea —escucho a Clarke reír mientras habla por teléfono.Yo me encuentro sentado a su frente, algo intranquilo, tomando un vaso de capuccino con un bara brith con demasiados frutos secos, cosa que me hace recordar muchas otras.—No somos algo así como Rusia o China, Clarke —dice claramente por el otro lado de la línea su tío.Han pasado tres días desde que hablé con mi pequeña Ámbar. Suspiro, jugando tal vez inconscientemente con los frutos secos que han caído en el plato, y vuelvo a suspirar, porque para mí tortura el pan del bara brith no tiene esencia de naranja como suele tener tradicionalmente, sino que de canela.Y la canela me sabe a besos de Ámbar.—Sí, pero es que… ¿entiende cómo eso lo hará ver? Por todos los cielos, tío Niall, apenas se están desarrollando aquella escuela y universidad pública; si no podemos demostrar que podemos formar profesionales para nuestra propia nación, ¿qué queda para lo demás?Sé de lo que están conversando. Niall O
Elian.Charles es ahora quien me reemplaza en el restaurante, mientras que en la tienda de electrodomésticos de Levi hay un nuevo personal capacitado, incluso me atrevería a decir que más que la propia Melly, la cual aún se encuentra de reposo en su casa. Lo último que supe de ella, después de la visita que le hice un día después de lo ocurrido con Carly y Jimmy, fue que Ian Baker no dejaba de alguna forma “acosarla”, así que no sé en qué rayos ha parado aquello.Y Carly…—Carly, con “Ce” e “I griega” al final —termina la llamada Jimmy.Creo que realmente no ha llevado bien su despecho, es más, ahora que me ve con una sonrisa, puedo notar algo de ilusión.—Pensé que te habías rendido.—Un Simmons nunca lo hace. —Esboza una sonrisa.Otro intenso, pienso sacudiendo la cabeza, recordando también a Ian Baker.—Muy bien. —Clarke baja—. Mamá dice de nuevo que no quiere ir, así que atento eh —señala a Jimmy, y ello me hace pensar que su madre ha estado por alguna razón esta semana más aisl