A primeras horas del día, Bethany había ido a su empresa de bienes raíces como la atenta jefa que creía ser. Sin embargo, no tardó mucho tiempo en sentirse fuera de su elemento. No entendía la mayoría de las cosas que sucedían allí, y el sentimiento de lejanía volvía a albergarla. Así que dejó encargada a Lorient y se marchó de regreso a su casa, dispuesta a encontrar su verdadera pasión porque los bienes raíces desde luego que no lo eran. Quizás se dedicó a ellos porque resulta ser un negocio rentable, que genera mucho dinero o tal vez, fue presionada a hacerse con una carrera para tomar las riendas de su vida adulta, como fuere, no funcionaba más.Ya en casa, se dedicó a preparar una receta de donas horneadas que vio en un programa de televisión. Una de las cocineras acudió como su mano derecha, pues Bethany no tenía la menor idea de cómo funcionaban las cosas en su casa, ni siquiera sabía en qué cajón se guardaban los cubiertos. Lo que le pareció una vergüenza.-¿Y cómo van con los
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