Todos los capítulos de Doble tentación: Entre el CEO y el Cruel Magnate: Capítulo 61 - Capítulo 70
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61| Tenerlos a ambos
Alison se dejó llevar por la intensidad del momento, correspondió de forma ferviente a sus labios, disfrutó del roce excesivo de su cuerpo y gimió cuando Zander comenzó a acariciar sus muslos, a besar con intensidad su cuello.La mente de Alison se nubló, mientras sus ojos se cerraban y sentía sobre su piel un calor que la quemaba, un placer que ya había probado antes, el placer de que ese hombre la tocara, esa posesividad, que, aunque veía de un hombre diferente, se sentía tan familiar. —No sabes como esperé este momento —dijo Zander con voz ronca, al tiempo que sus manos vagaban por sus muslos, los apretaban con fuerza y subían hasta sus nalgas. Alison soltó un gemido al sentir su erección rozarla y supo que, aunque no era tarde para detenerlo, ella no quería hacerlo.Las manos de Zander se aferraron a su culo, y luego una se apartó y subió hasta sus tetas sobre la tela, apretó y masajeó cada parte de su cuerpo, mientras sus labios se hundían urgentes en su cuello.Alison comenzó a
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62| Completamente mía
El aire en la oficina se sentía espeso, estaba cargado de una niebla de lujuria abrumadora, pero se sentía algo más que simple calor. Alison estaba sobre el regazo de Zander, sus piernas envolviéndolo con la misma intensidad con la que sus miradas se entrelazaban. Había un juego de fuerzas invisibles, una lucha de voluntades entre el hombre dominante y la mujer que, a pesar de la incertidumbre, no se apartaba.Zander mantenía sus manos firmemente en su cadera, sus dedos rozando entre la tela de su falda, que se había subido un poco con el movimiento de sus potentes embestidas y de la piel desnuda de su torso. La fuerza de su agarre le transmitía una mezcla de posesividad y deseo, pero también un control que parecía a punto de romperse. Sus ojos azules, ahora más oscuros brillaban con una luz peligrosa, y había algo en su sonrisa ladeada que hacía que la sangre de Alison se calentara mucho más y que un escalofrío le recorriera la espalda.—Ahh… —jadeó ella, mientras Zander la elevaba lo
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63| Expuesta para él
El auto de Zander se desplazó a través de las calles iluminadas de la ciudad con una suavidad que solo aumentaba la tensión dentro del vehículo. Alison se encontraba sentada en el asiento del pasajero, sintiendo cada latido de su corazón resonar en sus sienes. Después de la ardua dosis de placer que experimentaron ambos en la oficina de Zander, este decidió llevarla a su pent-house. Alison no llevaba puestas sus prendas superiores, estas se encontraban en el asiento trasero del auto de Zander. Lo único que cubría la parte superior de Alison, era la chaqueta del hombre que conducía como si lo estuvieran persiguiendo, apresurado por llegar a ese espacio más privado y tomarla en el calor de su habitación.Alison miraba a través de la ventanilla, pero las luces y el bullicio de la ciudad se desdibujaban, mezclándose en un torbellino de pensamientos y emociones. A su lado, Zander conducía con una mano firme en el volante, su perfil esculpido marcado por la sombra de los rascacielos que pasa
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64| Algo a que aferrarse
Alison sintió las manos de Zander presionando con fuerza sus caderas, el frio del vidrio en sus manos y en sus pechos desnudos, contrastando con el calor abrasador del cuerpo de Zander, quien sujetaba su cuerpo con firmeza, al tiempo que se adentraba con fuerza en ella. Alison experimentó muchas sensaciones, pero cualquier sensación se vio cubierta por la intensidad de las embestidas de ese hombre.Su pelvis se movía adelante y atrás, con movimientos acompasados mientras su gruesa masculinidad, entraba y salía del culo de Alison. Potente, candente y completamente placentera.Cada uno de los sentidos de Alison parecía amplificado; podía oír el ritmo frenético de su corazón, sentir el leve temblor en sus piernas y saborear la anticipación en el aire. Zander miraba su culo y su melena rebotando sobre su espalda, mientras azotaba sus nalgas y veía su mano marcada sobre ellas.La miraba con una mezcla de posesividad y admiración oscura, como si disfrutara tener el control, pero también la t
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65| Zane o Zander
La noche fue un torbellino de emociones y sensaciones. La intensidad con la que Alison y Zander se entregaron el uno al otro parecía borrar cualquier rastro de lo que había sido la vida fuera de las paredes de ese pent-house. Cada caricia, cada mirada oscura y posesiva de Zander, cada gemido ahogado de Alison se fusionaron en un momento que parecía extenderse en el tiempo, grabándose en lo más profundo de sus almas.La habitación estaba en penumbra, apenas iluminada por la luz de la luna que entraba por las ventanas, y el aire era denso, cargado del calor de sus cuerpos entrelazados. Zander la había llevado más allá de lo que Alison había imaginado, y ella había respondido a su rudeza con una entrega que nunca pensó posible. Sus cuerpos se movieron juntos hasta que, exhaustos, cayeron sobre la cama, sus pechos subiendo y bajando frenéticamente, en un compás desbocado que tardó en calmarse.Alison se quedó ahí, su cuerpo aún tembloroso, con los músculos tensos y el corazón latiendo con
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66| Una parte de sí mismo
La luz de la mañana se coló por las cortinas, lanzando hilos dorados sobre las paredes, las sombras largas lucían más dramáticas ante la expectativa de Alison esperando saber que pasaba por la mente del hombre que la miraba con intensidad. Él parpadeó, aún aturdido, sus sentidos embotados por el sueño pesado. Se quedó quieto, dejando que la sensación de confusión diera paso a la conciencia, y la primera imagen que captó fueron los ojos de Alison, mirándolo fijamente, a tan solo unos centímetros de distancia. Ella lo observaba con una mezcla de vulnerabilidad y cautela, como si midiera cada pequeño cambio en su rostro, cada parpadeo, buscando algo que confirmara la pregunta que sus ojos no querían formular. Era Zane. El corazón de Zane latió con fuerza, una punzada de temor le recorrió el pecho. Algo en la expresión de Alison le transmitía una inquietud difícil de descifrar. Él la miró de vuelta, perplejo, sin entender del todo la situación. Sus ojos se desviaron de ella, recorriendo
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67| Pasado tortuoso
Alison se incorporó lentamente, tomando la sábana entre sus dedos y envolviéndola alrededor de su cuerpo. Dio unos pasos hacia Zane, deslizándose con cautela por el suelo frío mientras la tenue luz matinal destacaba cada curva de su figura envuelta en la tela. Había una determinación en sus ojos, una especie de firmeza que él no recordaba haber visto en ella antes.—Zane… —murmuró, su voz llena de una intensidad que perforaba la tensión de la habitación—. Basta de esto, ¿quieres? —pidió ella, cansada no de él, sino de todo en su entorno—. Basta de cargar con todo tú solo, de ocultarme tu vida.Las palabras de Alison parecieron atravesarlo, como si cada una hubiera tocado un rincón oscuro de su ser que él había tratado de esconder, porque Alison no estaba equivocada. Zane quería ocultar esa parte oscura de ella.Al principio, por desconfianza, pero después, por temor a que se alejara. No obstante, cuando pensó en confesarlo todo, Zander apareció.Zane, no pudo apartar la mirada de ella;
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68| No te amo
Perspectiva de Zane Blackford.Observo los ojos de Alison, al tiempo que presiono mi mandíbula ante las palabras que ella ha mencionado. Y no solo se trata de la sensación que me infla el pecho al ver en sus ojos aquella determinación de que sí quiere estar conmigo, a pesar de todo, a pesar de mis demonios, sino también de aquella sensación de asfixia ante ese nombre que acaba de salir de sus labios, ese que desearía borrar de mi mente, que desearía no escuchar jamás “Estela”¿Cómo sabe Alison de ella? ¿Qué tanto averiguó mientras estuve ausente? Son preguntas que rondan en mi mente, pero que no puedo simplemente evadir, y no es porque ella ya lo sabe, es porque creo que esta tormenta que no he dejado que pare dentro de mi cuerpo, tiene que terminar, pero para que eso ocurra, debo ser sincero con ella, porque en este momento, no existe una persona más importante en mi vida que Alison.Suelto el aire contenido en mis pulmones, mientras la veo tensar su mandíbula. Su rostro que siempre
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69| Alguien más
Perspectiva Zane - 2.Cada palabra que decía era como un puñal, clavándose más profundo en mi pecho. Sentía que el aire en la habitación se volvía cada vez más pesado, como si las paredes se cerraran sobre mí. Mi mente, confusa y destrozada, intentaba aferrarse a alguna razón, alguna explicación que hiciera que todo esto tuviera sentido.—¿Por qué me haces esto ahora? —logré decir, mi voz estaba cargada de incredulidad y una angustia que amenazaba con desbordarse en cualquier momento—. Íbamos a casarnos, Estela. Se supone que hoy es nuestro maldito día. ¿Cómo puedes decir que no me amas? ¿Por qué ahora? —pregunté completamente alterado. La m*****a boda se había planeado desde un año atrás, un m*ldito año en el que ella fingió ser la mejor de las mujeres, un m*ldito año en el que se entregó a mí como si fuera su todo. ¿Entonces que pasaba? ¿de qué demonios me perdí?Ella cerró los ojos y negó con la cabeza, como si mis palabras solo añadieran más peso a su dolor. Y cuando los abrió, vi
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70| Sensación de asfixia
El aire a mi alrededor se volvió denso, cada respiración pesada y amarga. Frente a mí, estaban ellos dos: Estela, la mujer a la que amaba, y Zander, mi propio hermano. La traición se sentía como una daga, afilada y cruel, clavándose en mi pecho con una precisión despiadada. Jamás, ni en mis peores pesadillas, hubiera imaginado que el “alguien más” fuera mi propio hermano.Dio un paso hacia mí, con una expresión de falsa sorpresa, como si le incomodara que hubiera descubierto su traición de esa forma. Pero en su mirada no había arrepentimiento, ni siquiera remordimiento. Era casi como si lo disfrutara.—Zane —dijo Zander, con una voz controlada y fría—, no esperaba que te enteraras de esta manera.Lo miré, incrédulo. Todo mi cuerpo temblaba de rabia, mis manos se cerraban en puños, y una voz en mi interior me gritaba que le arrancara esa expresión de superioridad. Pero al mismo tiempo, estaba paralizado, atrapado en una tormenta de emociones que me ahogaba, que me rompía.—¿De esta mane
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