No podía creer lo que escuchaba. Era demasiado ilógico y estúpido. ¿Por qué el destino, la vida o lo que fuera, me ponía ese tipo de pruebas? Por otro lado, era su esposo. ¿Cómo podía siquiera pensar en una maldita reunión? El silencio se alargó mientras procesaba lo que Vanessa me estaba pidiendo. Me imaginé a Alan, solo en la clínica, esperando a que alguien estuviera allí para él; su esposa. Me dolía el corazón pensar que su esposa ponía su trabajo por encima de su bienestar.—Ale, ¿sigues ahí? —salí del trance al escuchar su voz.—Vanessa, es tu esposo. Tu esposo tuvo un accidente, tú debes estar con él. Hay prioridades en la vida —exclamé con un tono de molestia.—¡Ale, por favor! Yo sé, pero de verdad no puedo posponer la reunión. No te lo pediría si no fuera tan importante. Además, sé que él está bien, no fue tan grave.Aspiré tratando de controlarme. Joder, ni siquiera en un momento así podía poner a su esposo primero. Quería negarme, aunque moría de preocupación, necesitaba v
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