Inicio / Hombre-lobo / LA DIABOLICA TENTACION DEL ALFA / Capítulo 41 - Capítulo 43
Todos los capítulos de LA DIABOLICA TENTACION DEL ALFA: Capítulo 41 - Capítulo 43
43 chapters
41
La vista se volvió aún más borrosa hasta que la luz se apagó por completo, y de nuevo me encontré atrapada en aquel sueño, en esa habitación repleta de espejos que reflejaban mis peores miedos. Esta vez, yo yacía en el suelo, reducida a nada, mientras las criaturas en los espejos me observaban, sus ojos llenos de sombras. Me arrastré, el frío del suelo mordiendo mi piel, hasta que la vi. En un rincón oscuro, tan destrozada como yo. Sus ojos verdes, empañados por el dolor, me miraban con una súplica silenciosa. Quería ser liberada tanto como yo. Pero, ¿lo merecía?Su mano se alzó, temblorosa, llamándome. Me impulsé hacia ella, cada movimiento desgarrándome más, buscando un consuelo que sabía que no encontraría. Cuando estuve lo suficientemente cerca, la magnitud de sus heridas se volvió evidente, marcando un mapa de sufrimiento en su piel.—Mikkel... debe morir para siempre —susurró entre jadeos de agonía.Las palabras eran como enigmas en un idioma que no entendía, y el nombre resonó
Leer más
42
Regresé a la realidad, una donde la oscuridad me envolvía. Solo se oía la respiración áspera de la persona a mi lado. Me incorporé de golpe, con el corazón martilleando y los músculos tensos. Nos encontrábamos en una cueva sombría y húmeda. A mi lado, Viggo, sin camisa, con una herida enorme en su costado, la sangre brotando sin piedad.—¿Qué pasó? —pregunté, con la vista fija en esa herida grotesca.—Lobos... muchos de ellos, pero los vencí —respondió arrastrando las palabras, con una expresión de dolor.Extendí la mano para tocar su herida, para asegurarme de que no fuera mortal, pero apartó mi toque de un manotazo, y en ese gesto sentí nacer una furia enorme dentro de mi, alimentada por el rencor de años.—Maldito animal ingrato, estás vivo gracias a mí. Toda tu mísera existencia me la debes —espeté, con cada palabra impregnada de un veneno tan oscuro que sentí su sabor amargo en la lengua. Viggo giró su rostro, sus ojos entreabiertos destilaban una incredulidad que no podía disimu
Leer más
43
Observé a Viggo retorcerse mientras mi sangre hacía su efecto, cada espasmo arrancándole un poco más de resistencia. Acerqué mi mano a su frente, y al sentir mi toque, sus ojos me miraron, llenos de un odio que, lejos de intimidarme, me deleitaba.—Me iré —le susurré—, pero no te preocupes. Pronto estarás bien y podrás buscar a tu padre. Los esperaré a ambos.Me incorporé, y al darme vuelta, me encontré frente a frente con Kieran, rodeado por varios soldados. Todos llevaban espadas enormes, filosas, sus miradas vacías de compasión.—Átenla —ordenó Kieran con voz firme. Uno de los soldados comenzó a avanzar, pero se detuvo a mitad de camino. Sus ojos se tornaron rojos, sangrando con lentitud mientras un grito desgarrador escapaba de su garganta. Observé cómo caía al suelo, retorciéndose hasta el último aliento.Entonces volví mi atención a Kieran, que, con el rostro pálido, me miraba con terror.—Las reglas han cambiado. Y si aún quieres todo aquello que alguna vez me pediste, entonces
Leer más