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Todos los capítulos de Mi Dulce Secretaria : Capítulo 41 - Capítulo 44
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Capítulo 41: ¿Aceptas ser mía Aisha Assiri...?
Habría que estar loco para interponerse entre un ruso armado y su determinación a robarse a la novia el día de su boda.Ninguno de los hijos de Hasad estaban listos para enfrentar a Leo, que sacó a Aisha de la casa de la familia Ali lo más rápido que pudo.—Estás loco Leo, ¿cómo es qué has aparecido aquí solo y armado? —cuestionó Aisha levantando su vestido para no caer mientras seguía a Leo lo más rápido que podía.—Nena, con lo poco que has visto de mi persona, ¿crees de verdad que esa pregunta tiene sentido? —cuestionó Leo y la vio sonreír emocionada. —¡Ahora vamos, tenemos que irnos de aquí cuanto antes!—Pero Leo, aunque me marche ahora ese acuerdo seguirá vigente, no hay nada que puedas hacer para cambiar eso. Estoy prometida a ese hombre, y dudo mucho que desista de tenerme como su esposa. —dijo Aisha afectada, ella no encontraba la manera de despertar de aquella pesadilla.—Si hay una manera de hacerlo, nena. Cuando tu afirma aparezca en un acta de matrimonio al lado de la fir
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Capítulo 42: Lo siento mamá.
Aisha entró en el palacio después haber dejado a Nader sin una respuesta a su pregunta. Con un nudo en la garganta y su corazón latiendo a mil por hora, ella caminó hasta el altar donde se celebraría su boda con el heredero de un jeque, el sueño de muchas mujeres.Él la esperaba nervioso, ansioso y aterrado, pero decidido a unir su vida a la de su protegida, a la mujer que era su perdición y, a la vez, su única salvación.En el salón del palacio real solo encontraban el príncipe heredero, que fulminaba al novio con la mirada,y la pequeña familia de Aisha. Los ojitos de Melisa brillaban por ver a su hermana vestida como una verdadera princesa.Los padres de Nader no asistirían a la boda. El ingeniero no se molestó en invitarlos. Era un día difícil y al mismo tiempo especial para él y para Aisha, no necesitaban más tensión en el ambiente de la que ya había.Aisha tomó la mano de Karim, quien se encargaría de entregarla a su esposo, pero el corazón de la muchacha se congeló al escuchar l
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Capítulo 43: Una mujer poderosa.
Aisha entró en la suite, donde su esposo esperaba por ella. Al principio se sintió algo decepcionada al ver que estaba vacía, hasta que lo vio.Nader estaba de pie delante de un sillón preparado para Aisha. Delante había una tina de oro con pétalos de rosas y deliciosas fragancias. La muchacha sabía perfectamente para lo que servía. Nader tenía que lavar los pies de su esposa antes de consumar su matrimonio.-Nuestra noche de nupcias. -susurró Aisha sacando a Nader de su ensimismamiento.Ella tragó en seco al ver que él solo llevaba puesto un pantalón blanco. Su torso estaba desnudo, sus cabellos mojados y sus pies descalzo. Como complemento Nader solo llevaba unas pulseras de oro en las muñecas.Era un hombre bellísimo, casi imposible de describir lo atractivo que podía llegar a verse. Sin proponérselo Nader Khalil podía seducir a cualquier mujer en el mundo, pero él…él solo tenía ojos para la belleza que tenía en frente.Nader seguía asemejando la perfección de Aisha a la de una sir
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Capítulo 44: Luna de miel.
Una mañana días después, Aisha amaneció en una vida que jamás se había imaginado para ella. Princesa, casada con un hombre poderoso que estaba decidido a ponerla por encima de cualquier ser en la tierra. Para una chica humilde, una simple sirvienta eso podría considerarse un sueño hecho realidad. Pero Aisha Assiri…bueno, Aisha Khalil no estaba del todo segura de si el hombre que la hizo su esposa, sería realmente capaz de abandonar su viejo yo para ser feliz a su lado. Mucho menos cuando en tantas ocasiones Nader la hizo sentirse inferior a él.Era duro amar sin confianza, sin la seguridad de saber si era el verdadero amor de su marido o únicamente un capricho más en la vida de un hombre libertino.Pero desde que dio el “SÍ QUIERO” a su protector, este no hacía más que luchar por ella cada día. Segura de eso, Aisha se sentó en la cama con los ojos cerrados sabiendo que, como todos los días, había una pequeña cajita roja esperando a que despertase. Apretando sus párpados con fuerza,
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