Nader estaba dentro de su auto, aparcado en una esquina desde donde podía observar la casa de la familia Ali. Allí se encontraba su niña, que esperaba por su inminente boda con el viejo Hasad.Por miedo a que Nader encontrase la manera de evitar la boda, Hasad obligó a la chica a quedarse en su casa hasta el día de la ceremonia. Mientras tanto Nader vigilaba el lugar, desesperado, loco por sacar a su niña de aquel horrible lugar.—Solo faltan menos de treinta horas Yousef, entonces Aisha será la esposa de ese cabrón. —dijo Nader con rabia, hablando por teléfono con su abogado.—Estoy buscando cualquier cosa que pueda impedir que eso pase, pero ya conoces las leyes de nuestro país, sobre todo cuando se tratan de las mujeres. —respondió Yousef con frustración. —No le van a hacer más daño Nader, más que nada porque tú debes entregarla el día de la boda y dudo mucho que Hasad quiera volver a despertar tu ira. Vete a casa Nader, mañana será otro día. —aconsejó el abogado sabiendo que perdí
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