Alan observaba a su madre, la cual tenía una gran sonrisa en su rostro, hace poco le había pedido a esa mujer y a Sara que lo dejaran solo con su madre, sabía que ella estaba planeando algo y dejaría claro que no pensaba caer en su juego. —¿Qué buscas mamá? —pregunto él con fuerza. La mujer levantó una de sus maquilladas cejas. —No sé dé que hablas, hijo. —Claro que lo sabes, déjate de pendejadas y dime la verdad, ¿Qué buscas? —Bueno hijo, tú primera esposa desapareció de una manera algo extraña, creo que lo mejor es que tomes una nueva esposa, alguien que sea tu imagen frente al pueblo, porque es obvio que esa mujer no puede serlo. Lo sabía, algo como esto podía pasar, pero no pensó que su madre se atreviera a tanto, ¿por qué lo hacía? —¿Así que quieres que ella sea mi nueva esposa? —su madre asintió. —Claro hijo, sería perfecta para ti —Alan río con fuerza. —Si claro, ¿por qué esta vez me traicionará con mi primo? —Faris se estremeció, sabía que ese maldito era capaz de eso,
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