Alan descendió junto con su esposa al nuevo lugar en el que estarían por no sabía cuánto tiempo, estaba preocupado porque Sara no había consultado un embrazado desde que se enteró de que estaba embarazada, eso lo tenía preocupado, y también el que su operación de corazón se había pospuesto. —¿En qué piensas? —le pregunto Sara. —Estoy preocupado, estoy preocupado porque aún no te has podido operar, estoy seguro de que tienes unos tres meses de embarazo y aún no hemos visto cómo está nuestro bebé.— lo sé, también he estado pensando en lo mismo, pero con todo lo que está pasando es imposible poner de prioridad esto— Alan suspiro, colocando su mano izquierda en la mejilla de Sara.— no podemos dejar que esto no sea una prioridad para nosotros, necesito que te operes si queremos que nuestro hijo nazca bien, o nazca — Sara sollozo y se abrazó a su cuerpo.—¿Crees que no lo lograré?— no es eso, estoy preocupado, tienes que entender que en este momento mi prioridad son ustedes, por eso qu
Sara observaba a su padre, su rostro decía mucho, pero ella necesitaba escucharlo, saber que entendía lo que estaba sintiendo, y porque su preocupación. —Bien, cálmennos y pensemos con claridad, sé lo que está pasando por tu cabeza ahora mismo, lo entiendo y comprendo el miedo que eso te ocasiona, pero debes tener calma, ¿entiendes? —No es fácil, sabes que si ese hombre se entera de que estoy embarazada de un varón, me lo arrebatara —su padre negó. —Eso no pasará, no lo permitiré, nadie lo hará, no etas sola, hija. —Lo sé, pero no puedo no sentir miedo —él asintió acercándose para abrazarla. —Te entiendo mi amor, y te prometo que todo estará bien, tú y tus hijos lo estarán. —Nadie puede saberlo, papá, ¿entiendes?—Claro que lo entiendo, y te prometo que nadie lo sabrá, esto es un secreto entre nosotros, ¿de acuerdo?Sara asintió, mientras seguía en los brazos de su padre, era lo único que la hacía sentir bien, saber que tenía el amor de él, su apoyo hacía que un poco de su m
Un mes después Sara y Alan llevaban un mes fuera del radar de cualquier persona que quiera saber de ellos, ella solía hablar con su padre de una manera en la que no dejaba rastro de nada, estaban bien, su madre cada día mejoraba, al parecer por petición de su padre, la quimio Estaban resultando para ella. Las cosas en el palacio no eran las mejores, Azar llevaba un mes en prisión, no la estaba pasando muy bien que digamos, Raft estaba aprovechando que él estaba a su merced para hacer lo que se le daba la gana con Azar, eso tenía muy preocupado a Alan. Sara observa a Alan pescar y una gran sonrisa aparece en su rostro, están viviendo en una isla desierta, Alan la compro para ellos y desde entonces viven de todo lo que la isla les brinda.—¿Lista para comer? —preguntó Alan a Sara que cuidaba de su pequeña y acariciaba su pequeña barriga.—Tuviste un buen día hoy, ¿cierto? —él sonrió, ver esta faceta de él, hacía que una gran sonrisa saliera de ella.—Sí, me siento muy orgullo de m
Su padre la mirada sin saber qué decirle, su corazón estaba delicado, pero sabe que si no decía la verdad, ella al final lo descubriría como fuera.Suspiró con fuerza y solo han sintió, Sara jadeo y llevó sus manos a la boca tapando los fuertes sollozos que querían salir de ella.— lo siento mucho hija, Alan está enterrando a su hermano.—¿por qué no me dijo la verdad? — Su padre quería decirle tantas cosas, pero sabía que en este momento lo único que necesitaba era la verdad.— Alan no está bien hija, siente mucha rabia e impotencia, se siente culpable por la muerte de su hermano y el secuestro de su hermano, así que entiende que lo que hizo fue por amor, se alejó de ti sabiendo que eso era lo mejor para no lastimarte.—¿Amira está secuestrada?— sí, Alan habló con Ronald, parecía algo raro y él empezó a sospechar, cuando terminaron la llamada Ronald le envió un mensaje donde le decía que se había apoderado del Palacio, lo había alejado de su cargo, había matado a Alan y secuestrado,
Los ojos de Sara observaban al hombre que tenía frente a ella. Su amante, su amor, aquel con quien había pasado los mejores momentos de su vida, pero quien en este momento estaba rompiendo su corazón con esa confección, ¿Cómo pudo hacerle eso?, ella aún no comprendía en que momento su vida había cambiado tanto y el hombre que le dio los mejores momentos y las noches más apasionadas, ahora mismo le estaba rompiendo el corazón. —¿Desde cuándo? —pregunto ella con las lágrimas descendiendo por sus mejillas sin parar. Él observaba a la mujer que amaba y a la cual debía dejar para no perder todo por lo que había luchado. —Desde que llegué aquí, siempre supe que esto iba a pasar —dijo con un nudo en la garganta y la rabia fluyendo por su cuerpo al sentirse como un cobarde y no luchar por la mujer que ama. —Me engañaste, jugaste conmigo todo este tiempo —exclamo ella sintiendo una rabia que consumía su cuerpo cada segundo más y más —. Como pudiste hacerme esto, te dije que te amaba y
Hace un tiempo atrás. Sara observaba la ventana de su oficina con frustración y nerviosismo. Hoy vendría el dueño de la empresa y quien había sido su jefe por más de seis años. Nunca lo había visto en persona, sus comunicaciones eran solo telefónicas o por correo, y en ese momento, recordó lo fuerte y gruesa que era su voz, le producía sensaciones que jamás ningún hombre logró, ni su ex prometido. Menea la cabeza para alejar esos pensamientos en el momento en que la puerta es tocada y la cabeza de su mejor amiga y secretaria, aparece por la puerta de su oficina. —Nena, es hora, la junta te espera —suspirando, se da la vuelta y camino hasta la puerta donde Mariana la espera. —¿Lo viste? —dice ella con un tono de desespero. —No, el hombre venía rodeado como por diez guardaespaldas y no pude verlo, es de la realeza, nena —ella asiente recordándose eso. Sara llevaba fantaseando con ese hombre por años, y eso no podía seguir permitiéndoselo. Él era un hombre imposible para ell
Sara observaba sus manos temblorosas, no sabía que esperar de la reunión que tendría en unos minutos con el jeque, ese hombre la intimidaba y el hecho de que llevará años fantaseando con él, la ponía en una situación un poco incómoda y que no le agradaba para nada. Se miro un par de segundos en el espejo de su baño privado y luego salió de él hacia la oficina del jeque, que la esperaba impaciente y con una furia que no podía controlar, paso la peor noche de su vida, no podía sacar de su cabeza a aquella pelirroja que lo estaba volviendo loco. Sara toco la puerta de Alan y cuando recibió el permiso para entrar, abrió la puerta sintiendo como la deliciosa fragancia que el hombre usaba la golpeaba con fuerza en el rostro. —Creo que le dije que la quería aquí a primera hora, lleva quince minutos de retraso —exclamó Alan, con las manos como puños y los dientes apretados. Sara tiemblo en su lugar y se acerco a una de las sillas que estaba frente a ella para tomar asiento allí. —Lo
Sara observó a Alan con una expresión que dejaba ver que sus palabras no le afectaban en nada, o eso es lo que ella quería hacerle creer, porque en realidad, si le dolieron, más de lo que creía, no entendía por qué el era tan cruel con ella. Sara enderezó sus hombros y levanto su mentón para que él no pudiera descifrar que sus palabras le habían producido algo. —No se preocupe señor, jamás imaginé que lo que había pasado con nosotros era algo importante, sé que soy una simple empleada y eso no lo he olvidado —él apretó la quijada porque no esperaba esas palabras de ella, imagino que herir su ego le serviría para que su empleada le diera lo que él quería, pero qué equivocado estaba, Alan asiente sin decir una sola palabra, porque sabe que si lo hace, enloquecerá frente a ella. — Bien, si dejamos eso claro, me gustaría saber para qué me llamo. —Necesito un reporte de los últimos años de la empresa —Sara lo observo con los ojos entrecerrados, no entendía para que él le estaba pidien