Todos los capítulos de Seducida por el Italiano: Capítulo 11 - Capítulo 20
20 chapters
CAPÍTULO 11
—Lamento no tener un lugar adecuado para disponer al joven —confiesa apenado don Leo.—No se preocupe —Javier se acerca dándole una palmada en la espalda— ustedes están a cargo de él y mejor ayuda no pudo haber encontrado pese a las circunstancias.—Pero pudo haber sido mejor —se lamenta el hombre mayor por las condiciones económicas en las que se encuentran.—Don Leo, yo estaré viniendo al menos una vez al día para cualquier cosa. Ya dejé anotadas las instrucciones a seguir para el cuidado del paciente. Son fáciles, él no tardará en despertar, así que los cuidados serán mínimos —asegura Gabriela al tiempo que verifica los vendajes y la sonda—. De cualquier forma, hoy le enseñé a Sara como hacer algunas cosas y dada su experiencia no creo que le resulte difícil.—Está bien, Gaby —afirma el patriarca con tristeza al recordar la experiencia a la que se refiere su futura nuera—. Estaremos en contacto, entonces.—Oye, mi niña —llama Lita a la joven—, y ¿cómo cuánto tardará en despertar el
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CAPÍTULO 12
Una vez más la jalonea intentando levantarla para subirla, pero Sara con un último intento y fuerza de voluntad logra zafarse y corre alejándose de él. El hombre de tez morena y ojos inyectados de sangre corre tras ella cuando una Pick—up todoterreno sale de la curva y se encuentra con ellos.Sara les hace señas para que se paren y estos por temor disminuyen la velocidad solo para pasarlos y en cuanto lo hacen aceleran.—¿Lo ves? Estás sola —le grita furibundo—. Ven acá, perrita, vamos a jugar. Justo cuando está por alcanzarla, el auto que segundos atrás los había pasado se regresa a toda velocidad en reversa.—¡Eh, tú, aléjate de la chica! —le grita un joven de unos veinticinco años bajándose del coche, al ver que el hombre no tenía intención de alejarse, se baja del coche apuntándole con un arma— ¡Te dije que te alejaras de la chica!—Tú no te metas, esa perra me la tiene que pagar —señala el hombre a Sara quien está temblando bajo la lluvia tratando de agarrar aire.Otros tres homb
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CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 13Cuando habían avanzado un par de kilómetros es Patricio sentado a la derecha de ella quien se atreve a preguntarle.—¿Ocupas ayuda con algo? ¿Quieres… hablar sobre lo que pasó? —la timidez en su voz se nota, pues no se siente bien ser imprudente, sin embargo, le puede el poder ofrecer un poco o mucha de ayuda a la desconocida.Una vez más ella niega con un ademán sin querer hablar de ello. Justo cuando están por llegar a la curva que ella toma para entrar al sendero que le lleva a su casa, les pide que paren.—Aquí me bajo, yo puedo seguir desde este lugar.—Por supuesto que no —avisa Jasiel mientras abandona la carretera para seguir avanzando por aquel pequeño camino a su derecha, siguiendo su instinto, sin saber a ciencia cierta si era por donde debía avanzar—, te llevaremos hasta el lugar que sea, pero donde estés segura.Sara sin ánimos de discutir, accede a lo que dicen a sabiendas de que no podrá avanzar mucho en la bicicleta debido al dolor en el cuerpo y cabeza.—A
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CAPÍTULO 14
Afuera Gustavo y Emil revisan alrededor luego de recargar la bicicleta sobre la pared de madera, al igual que sus primos caen en cuenta de la baja situación económica de aquella familia.—Tranquilos, no pasa nada. Venía pedaleando bajo la lluvia y derrapé en una curva. Estaba tirada en el piso llorando de dolor cuando ellos amablemente se bajaron a ayudar —explica rápidamente por causa de los nervios. Intenta controlar sus emociones y disimular escondiendo el dolor que le causaron los golpes.—Hija, pero tienes un golpe en la cara —dice Lita, no creyendo ninguna de las palabras de su nieta—. Toma ayudará la inflamación. —Le acerca un trapo con hielo de afuera para ponérselo en la mejilla.—No, Lita, fue cuando caí, fue espantoso. Me duele todo —asegura a la familia.—¿Segura que estás bien?, si quieren podemos llevarla a una clínica o algo así, donde ustedes quieran —les ofrece Jasiel al ver la situación en la que se encuentran.—¡No, no se preocupen! —se exalta Sara al oír la propues
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CAPÍTULO 15
Sara deja a su nena entretenida con un pulpito reversible y al cuidado de su madre, luego de cerciorarse de que su hija está bien, sale de la casa para agradecer a sus rescatadores. Observa a todos reunidos en un casi círculo, mientras escuchan atentamente a su padre.—Hey… —llama su atención y todos giran sus cabezas para verla—. Solo quería agradecerles por… —un nudo se forma en su garganta y traga un poco para que pase—. Por ayudarme antes, fueron muy amables. No tenían que detenerse y, sin embargo…El llanto que tanto intentaba controlar ahora sale a raudales por sus ojos cayendo por sus mejillas para por fin perderse en la tela de su pecho. Lalo se apresura a ella y la abraza fuerte, Lita sale de la parte lateral de la casa con un cantarito de agua y se apresura a ella para darle de beber.Los chicos que antes sospechaban sobre el posible maltrato que ya previamente la chica había sufrido por parte del tipo de la carretera, al ver tal escena, no pudieron, sino comprobar que así e
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CAPÍTULO 16
La familia López había acogido y cuidado de Vicenzo, su estado seguía inconsciente, pero constante y según los doctores solo quedaba esperar, ya en el hospital habían hecho los procedimientos necesarios para restablecerlo lo mejor posible.Afortunadamente, don Leo y su hija Sarahi a la que todos decían Sara de cariño, siendo del mismo tipo sanguíneo que Vicenzo, pudieron donar sangre para que su recuperación fuera más rápida. El teléfono móvil de Vicenzo había quedado completamente destruido. Y era uno que no tenía un chip, por lo que no pudieron recuperar algún contacto. Lalo estaba de vacaciones en su pueblo y no regresaría a la ciudad hasta pasando Año Nuevo, por lo que eso impedía de alguna manera que pudieran buscar datos de Vicenzo en el internet.Ellos vivían en un pueblo tan alejado de la civilización «como decían los citadinos sobre ellos para burlarse», que no había señal alguna de internet, salvo en la escuela, que por vacaciones estaba cerrada y sin luz.La vida parecía qu
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CAPÍTULO 17
Sabe que ella no fue mejor que él al haberle dicho así las cosas y mucho menos al referirle de esa manera la ayuda que le brindaron. Eso no la ha hecho una mejor persona y, aun así, se siente satisfecha al ver la reacción del rostro desencajado de aquel hombre.También la forma en que él miró aquel lugar como si fuese poca cosa la hizo sentir mal. Sabía que no eran las mejores condiciones, pero ella y su familia se esforzaban por vivir limpiamente y lo mejor posible. Todo ese aluvión de sentimientos no hizo más que recordarle lo miserable que era, lo poca cosa que valía para la gente y que eso jamás iba a cambiar.Vicenzo se queda sorprendido de la ferocidad de esa pequeña mujer. Nunca pensó que con tal tamaño y una voz dulce podría ponerle en su lugar. La mención del padre y hermano de la chica le hacen recordar algunas cosas que parecían más un sueño que algo real.Nieve, una barranca, sangre goteando, un señor mayor y un muchacho en sus veinte sacándolo del coche en el que se accid
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CAPÍTULO 18
La señora López, madre de Sara y esposa de don Leo, estaba en desacuerdo con que Vicenzo se quedara en su casa. Solo contaban con dos cuartos y él estaba en el cuarto principal. Además, no podían permitirse mantenerlo. La venta de su producto casero estaba casi en la ruina. Productos de la ciudad habían llegado hasta donde ellos y vendían a precios de mayoreo, lo que provocaba que cada vez más los negocios locales dejaban de comprar sus productos, a pesar de que eran más frescos y de mejor calidad.El pago del hospital y la cirugía ambulatoria, habían sido pagados por ellos. Don Leo y doña Lita se habían opuesto rotundamente a tomar el dinero de la cartera del joven. El dinero con el que pagaron era el que habían ahorrado todo el año para comprar un pequeño becerro y así comenzar a meter productos de res a las ventas. La familia López pensaba que tal vez así, quizá todo mejoraría.Pero una vez más la honradez y los buenos valores no eran recompensados por la vida. Se quedaron sin capi
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CAPÍTULO 19
Hay muchos pinos a su alrededor. El cielo aún es oscuro y las estrellas en él brillan con tremendo resplandor, tanto que iluminan el camino por el cual ella anda. Vicenzo se pregunta hacia dónde va cuando la pierde de vista entre las sombras. En la ausencia de su figura, aprovecha para observar con más detenimiento el derredor.Alcanza a ver una especie de corral, en ella unos tres puercos aún pequeños y dos perros. Estos tenían una pequeña techumbre algo caída y una cerca vieja. Estaba sostenida apenas con unos palos secos y alambres.Junto a esta puede ver la hornilla hecha de adobe y junto a ella un pequeño horno rústico. Nunca en su vida pensó que vería uno de esos. Para él esas cosas ya no existían y eran parte del tercer mundo.Se le hace un nudo en la garganta al darse cuenta de que ahora él estaba en ese submundo y no sabe hasta cuándo.
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CAPÍTULO 20
En la mañana el señor Leo regresa junto con Lalo de la ciudad. Visitan a Vicenzo que yace dormido después de desvelarse en la madrugada.—Hola, Vicenzo, ¿cómo te sientes? —inquiere don Leo— disculpa, soy Leonardo López, este es mi hijo Lalo. Nosotros te encontramos en la orilla de la carretera, cerca de un barranco.—Muchas gracias, le debo mi vida a usted y su familia. Créame que le pagaré hasta el último centavo. Se lo prometo —dice Vicenzo agradecido con su salvador y sabiendo de antemano por su hija que estaban en una mala situación económica.—No, no para nada, muchacho. Eso lo hicimos de corazón —responde don Leo.—Así es, no es necesario —reafirma Eduardo— además alégrate, pudimos contactar uno de tus familiares y vienen en camino acá por ti. No han de tardar en llegar. Desde ayer les avisamos.— ¿En serio? ¡Eso es grandioso! —su voz es efusiva, una alegría le invade de repente. Pronto podrá salir de aquel lugar y continuar con sus planes… y
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