111. Desestabilizarlo
111Se levantó de la silla con movimientos lentos, todavía asimilando la noticia.—Está bien —dijo en voz baja, incapaz de sostenerle la mirada por más tiempo—. Iré a prepararme.Julieta no respondió, solo lo observó marcharse con paso cansado hacia su habitación. Cuando él desapareció por el pasillo, ella soltó un suspiro largo y profundo. No había sido fácil tomar esta decisión, y aunque el dolor seguía presente en su corazón, sabía que no podía quedarse de brazos cruzados. No podía dejar que Max se desvaneciera así.Dos horas más tarde, como Julieta lo había planeado ambos estaban sentados en el coche rumbo al aeropuerto. El equipaje estaba cargado, y la distancia entre ellos, aunque física, ya no parecía tan insalvable. Julieta miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos, mientras Max la observaba de reojo, notando cómo su perfil reflejaba una mezcla de determinación y agotamiento.Maximiliano, por primera vez en mucho tiempo, sintió una chispa de esperanza encenderse
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