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MALAS NOTICIAS
El bullicio del centro comercial había desaparecido, reemplazado por un silencio pesado y opresivo. El aire estaba cargado de una tensión casi palpable, una mezcla de miedo, dolor y furia que vibraba en cada rincón. La temperatura, aunque cálida, parecía helar los huesos de quienes estaban allí, como si el horror de lo que acababa de suceder impregnara el ambiente con una frialdad que no tenía nada que ver con el clima.Isabella estaba de rodillas en el suelo, con las manos temblorosas sobre el cuerpo inerte de John. Sus ojos, abiertos de par en par, reflejaban una mezcla de incredulidad y dolor absoluto. La sangre de su amigo manchaba sus manos, y el mundo parecía haberse detenido en ese momento trágico. Su respiración era errática, y cada inhalación parecía un esfuerzo monumental, como si el aire estuviera enrarecido, lleno de una tristeza densa que le oprimía el pecho.Chiara se encontraba a su lado, susurrando palabras de consuelo que se perdían en el vacío mientras intentaba, en
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ECOS DEL PASADO
El sonido constante del agua goteando en la distancia era como una tortura, un eco interminable que amplificaba la soledad y el temor en la vasta oscuridad que la rodeaba. Alessa se encontraba suspendida en un limbo de dolor y desesperación, sus muñecas adoloridas por las cadenas que la mantenían colgada del techo, mientras su cuerpo apenas soportaba el peso de su propio agotamiento. El frío calaba en sus huesos, pero era el dolor interno, esa desesperación latente, lo que realmente la desgarraba. Trató de controlar su respiración, de concentrarse en algo que la alejara del terror presente, pero sus pensamientos eran una tormenta imparable que la arrastraba de nuevo al pasado.Los recuerdos comenzaron a surgir como flashes, fragmentos desordenados que la golpeaban con una intensidad brutal, llevándola a una época en la que su dolor tenía un rostro familiar.La Imagen Borrosa de su Madre apareció en su mente, aquella imagen de cuando Alessa no era más que una niña pequeña, buscando des
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LA NOCHE DE LA DESESPERACIÓN
El frío penetrante de la noche envolvía el exterior de la mansión Moretti-Rossi, contrastando con el calor de la confrontación que había tenido lugar en el centro comercial. Las luces de la casa brillaban como faros en la oscuridad, proyectando sombras largas y angustiosas. La tensión en el aire era casi tangible, como una carga eléctrica que preparaba el terreno para una tormenta inminente.Isabella, aún en shock, avanzaba por el pasillo de la mansión, sus pasos pesados y vacilantes. Su vestido estaba manchado de sangre y sus manos temblaban, aún cubiertas de las mismas manchas. Cada gota de sangre parecía contar la historia de la pérdida de John, y la crudeza de la situación se reflejaba en el silencio sepulcral de la casa.Chiara, Jacomo y Francesco habían acompañado a Isabella hasta la mansión. Sus miradas eran una mezcla de preocupación y dolor. Mientras Francesco la ayudaba a pasar por la entrada, Chiara se preocupaba por no dejarla sola ni un segundo. Jacomo, con una expresión
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QUE COMIENCE LA FUNCIÓN
El amanecer trajo consigo una luz tenue que apenas lograba penetrar el oscuro y lúgubre lugar donde Alessa se encontraba prisionera. Sus ojos, hinchados por la falta de sueño y el agotamiento, se entrecerraron al notar el rayo de sol que se colaba a través de un pequeño agujero en el techo que no pudo divisar la noche anterior, un recordatorio cruel de que el mundo exterior seguía existiendo mientras ella permanecía atrapada en ese infierno.El lugar era frío, con paredes de concreto desnudo que rezumaban humedad. El aire estaba impregnado de un olor metálico, mezcla de óxido y sangre seca. En una esquina, un pequeño charco de agua estancada reflejaba la luz que se filtraba, creando una atmósfera tétrica y desesperanzadora.Alessa, todavía aturdida por la noche anterior, permanecía en el suelo, con la espalda apoyada contra la pared y las rodillas recogidas contra el pecho. La fatiga la embargaba, pero sabía que no podía permitirse el lujo de bajar la guardia. Recordó las palabras de
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DOLOR Y DESESPERACIÓN
En la mansión Rossi, la tensión explotó. Isabella, que había mantenido una fachada de control durante la llamada, se llevó una mano al rostro, ahogando un grito mientras sus piernas amenazaban con fallarle. Su mente estaba atrapada en la imagen que había visto en la pantalla durante la llamada: Alessa, su hermana, su alma gemela, en manos de esos monstruos. Sentía un nudo en la garganta, uno que amenazaba con desatar un torrente de lágrimas, pero se negaba a ceder. No ahora. No mientras Alessa aún estuviera en peligro.Leonardo, con los puños apretados hasta que sus nudillos se pusieron blancos, lanzó un rugido de furia que resonó por toda la mansión.— ¡Maldito enfermo! ¡Lo mataré! ¡Juro por Dios que lo mataré! Su voz se quebró al final, un reflejo de la desesperación y la impotencia que lo carcomía por dentro. Nunca antes se había sentido tan vulnerable, tan incapaz de proteger a alguien que amaba, sentía que le oprimían el pecho a tal punto de no poder respirar. El Siciliano había
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NO TE QUIEBRES ALESSA
El aire en la habitación era denso, cargado con el olor rancio de humedad y desesperanza. Cada respiración parecía un esfuerzo monumental, como si el aire mismo se negara a entrar en sus pulmones. El silencio era apenas roto por el eco lejano de gotas de agua cayendo, como un reloj de arena que marcaba su resistencia. La oscuridad la envolvía, haciéndola sentir como si el mundo se hubiera reducido a esas cuatro paredes, donde el tiempo se detenía y la realidad se desdibujaba.Sentada contra la fría pared, Alessa sentía el hormigueo de sus extremidades entumecidas. El hambre ya no era un simple malestar; se había convertido en un dolor punzante que retorcía sus entrañas. El pan duro que le habían dado esa mañana y que ahora veía ser devorado por un roedor en la esquina, parecía un lujo que solo podía observar desde la distancia.—Mierda, Alessa, —susurró con amargura— estás loca si puedes sacar algo bueno de esta situación… salvando a un ratón.El crujido de la puerta metálica la hizo
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RASTREO
Mientras Don Marcos y Francesco calmaban a Leonardo, Nick tomo el control. Con una eficiencia que hablaba de años de experiencia en situaciones extremas, se dirigió a la mesa donde estaba el equipo de comunicaciones. Sacó de su mochila un dispositivo pequeño pero complejo, conectándolo a la computadora de Vinicio.—Esto debería hacer el trabajo —dijo mientras manipulaba los controles— Cuando vuelvan a llamar, rastrearemos la dirección IP en tiempo real. Si el Siciliano comete un error, lo encontraremos.El ambiente en la habitación cambió. Una chispa de esperanza iluminó los ojos de todos los presentes mientras Nick trabajaba, su enfoque era imperturbable. Isabella, aunque aún devastada, encontró un atisbo de consuelo en la determinación de Nick.—Necesitamos estar preparados para cuando llamen —dijo Nick mientras terminaba las conexiones— Leonardo, Francesco y Charly… ustedes tres van a liderar el equipo de asalto. Esto va a ser un rescate táctico, así que quiero que estén listos par
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PERDIENDO LA NOCIÓN DEL TIEMPO
Las paredes grises y descascaradas apenas dejaban ver la luz mortecina que se colaba por un orificio en lo alto, proyectando sombras alargadas sobre el piso de concreto frío. Alessa, sentada en un rincón, con las muñecas marcadas por el roce de las cadenas que la ataban, miraba la puerta con una mezcla de ansiedad y agotamiento. El tiempo se había convertido en un concepto nebuloso, y su mente, una maraña de pensamientos rotos por el hambre y la soledad.Cuando la puerta chirrió al abrirse, su cuerpo se tensó de inmediato. Paolo y Carlos entraron, su presencia llenaba el espacio con una hostilidad palpable. Paolo, un hombre de mirada oscura y sonrisa cruel, sostenía una bandeja de metal con comida. Carlos, más tranquilo, lo seguía, aunque su mirada denotaba cierto desinterés por lo que estaba por suceder.— ¿Qué hora es? —preguntó Alessa, su voz ronca por el cansancio, aferrándose a la necesidad de orientación, de cualquier sentido de control en medio de su encierro.Paolo, con una ri
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LA MISIÓN COMIENZA
El equipo comenzó a movilizarse rápidamente en cuanto Nick localizó la dirección IP del lugar donde se encontraba Alessa. La sala de operaciones improvisada estaba en completo silencio, salvo por el sonido constante de los teclados y el suave zumbido del viento. El aire en la habitación era denso, cargado de tensión, mientras las pantallas mostraban imágenes satelitales y planos detallados del Castello Roca Imperiale, una antigua fortaleza situada en lo alto de una colina al sureste de su posición.Nick, con la mirada fija en las imágenes, señaló el mapa proyectado en la pantalla.—El castillo está a aproximadamente 200 kilómetros de nuestra ubicación —explicó con voz controlada, aunque los nervios se sentían bajo la superficie—. Tomará alrededor de tres horas llegar si tomamos la autopista principal hacia el sur, pero debemos ser cuidadosos, ya que no sabemos si tienen vigilancia en las carreteras. Roguemos porque el Siciliano no dure más de lo debido en la videollamada.Francesco, c
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LA LLAMADA
Las horas avanzaban con lentitud, quizás la desesperación hacía que el tiempo se volviera interminable, todos en la mansión traban de ocupar el tiempo descansando y reponiendo fuerzas para la batalla que les esperaba.Finalmente, el reloj marco las siete, y como todo un caballero haciendo alarde de su puntualidad, la llamada llegó. La voz distorsionada del Siciliano resonó en la sala, y el corazón de todos se detuvo por un instante. Nick, con una calma sobrehumana, observaba cada rincón del lugar donde estaba Alessa, ganando tiempo.—Buenas noches, me encanta que la familia Rossi – Moretti esté reunida como pedí, hoy el día estuvo maravillo—dijo, pausando dramáticamente. —El sol era radiante, todo un espectáculo para un día de playa, ¿No te parece Isabella?—Déjate de tonterías, ve al grano y di de una vez por todas ¿qué es lo que quieres?El Siciliano respiro pesadamente y respondió con fastidio. —Porque tienen que dañar el momento, ustedes las Moretti son tan aburridas, siempre quie
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