ELIOT MAGNANIFue extraño, pero fuimos al evento de modas de Cristine como una familia, incluyendo a Berenice y Luca que salieron del auto tomados de la mano, recibiendo los disparos de todas esas cámaras, confirmando su relación ante el ojo público. Era notorio que Berenice estaba aterrada, pero Luca jamás la soltó ni dejó de darle su lugar como su princesa, sin opacar su brillo, siguiéndola como un perro fiel, viéndola con más devoción de lo que el mundo la veía y elogiándola cada vez que abría la boca ante algún micrófono. Berenice lo comprendió casi de inmediato. Entendió que si se concentraba en él como él se concentraba en ella, el mundo desaparecería, así como cada problema y temor. Cuando nos tocó a nosotros avanzar entre la prensa, digamos que no podíamos andar con tanta libertad como ellos, teníamos cuatro niños que iban pegados a nosotros, intimidados por todas esas cámaras. —Papi, tengo mucha hambre —dijo Bruno tirando de mi mano.—Dentro nos esperan todos los bocadillo
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