Todos los capítulos de DIVORCIADA DEL CEO ARREPENTIDO: ¡Vuelve con mis Trillizos!: Capítulo 141 - Capítulo 150
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Capítulo 141: Ahora tiene algo importante que perder
ELIOT MAGNANIA la mañana siguiente las cosas fueron tensas durante el desayuno. Los niños estaban en silencio. Leonardo simplemente no se dignaba a verme y mucho menos a dirigirme la palabra. Era como enfrentarme a una pequeña versión de mí mismo. Sus hermanos solo contenían el aliento, sin saber qué decir o hacer para no empeorar las cosas. Incluso Luca notó la tensión en cuanto llegó y Cristine le indicó que no era momento de bromas. —Créeme, ni siquiera tengo ganas de hablar… —dijo Luca dejándose caer en su asiento.—¿Y Berenice? —preguntó Cristine confundida. —Con su madre… —susurró. Jamás había visto a mi primo tan iracundo, incluso rechinando los dientes. —¿Por fin conociste a tu suegra? —La madre de Berenice nunca fue un problema para mí. Me trataba con cariño y me llenaba de elogios siempre que la veía, pero eso no significaba que no estuviera consciente de lo especial que podía ser cuando se trataba de pretendientes para su hija. —Es una perra bastarda… —siseó lleno de i
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Capítulo 142: El reencuentro de los gemelos Magnani
ELIOT MAGNANILas noticias del motín en el hospital se volvieron distantes con el tiempo y sentía la presión de todo lo que había pasado en estos días. Cerré los ojos por un momento antes de salir del auto y dirigirme a la entrada. Dejé mis pertenencias en una canastilla: identificaciones, las llaves de mi auto, todo. La seguridad del hospital había aumentado y no me sorprendía. La enfermera que me iba a guiar me tomó por sorpresa. Se trataba de Carla, la mujer enamorada de Luca. —Señor Magnani, nos volvemos a ver —dijo con una sonrisa tímida, parecía muy apenada—. Yo lo guiaré hacia la celda. Sin decir más, dio media vuelta y comenzó a caminar. Con un par de zancadas rápidas la alcancé. El silencio era incómodo y no podía dejar de verla con el ceño fruncido. Era un problema en falda y temía por la relación de Luca y Berenice, que de por sí ya pendía de la cuerda floja gracias a la señora Spoti. No necesitaban más altercados. ¿Sería prudente hablar con ella y darle dinero a cambio
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Capítulo 143: Protegiendo a su ángel
DEREK MAGNANIEse era el momento, el día indicado para por fin soltar toda la mierda que guardaba en mi corazón. Me levanté de mi asiento y me acerqué más a los barrotes, viendo a mi hermano con un fino traje, limpio y elegante, él era la viva imagen de todo lo que me arrebataron y lo quería de vuelta.¿Qué había pasado? ¿Cómo terminé aquí? El amor me condenó, ese sería el resumen de mi cadena de infortunios. ¿Contexto? Bueno… a los 17 años conocí una hermosa chica de cabellos rojos como el fuego y no hablo de forma metafórica, en verdad, cuando la vi por primera vez fue como encontrar un ángel de fuego. Me sentía abrumado porque mi hermano estaba estudiando lejos, después de crecer juntos y ser inseparables, tenerlo a tanta distancia me causaba melancolía, pero ese ángel llegó para arrancarme la soledad del corazón. Tenía una sonrisa gentil y unos ojos hermosos. Le pregunté su nombre y ese fue el primer paso para caer al abismo. Comenzamos a salir y con cada segundo que pasaba a su
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Capítulo 144: Quiere ver el mundo arder
DEREK MAGNANI—Entonces… ¿su padre fue quien le presentó a ese chico? —preguntó Eliot una vez que terminé mi relato. —Así es, el chico al que maté era el pretendiente de mi novia, el que le había conseguido su padre y al que no le importó que quisiera abusar de ella con tal de sacarme de su vida de una u otra forma —contesté con amargura. —Tanto la protegía, ¿y la entregó a un hombre peor? —preguntó indignado, incluso parecía molesto. —¿Cómo que peor? —inquirí indignado haciendo que Eliot carraspeara. —Me refiero a que… era un hombre malo, no a que… tú seas malo y él peor… ¿me entiendes? —Aunque intentaba mostrarse relajado, en el interior estaba nervioso. Resoplé queriendo dejar atrás su comentario y asentí. —Supongo que era algo personal —agregué levantando los hombros. —Eso fue una injusticia… —contestó Eliot poniéndose de pie, furioso—. ¡Jamás tuviste que quedarte aquí! ¡Solo defendiste a tu novia! —Así es… pero el día del juicio en el que ella podría testificar a mi favor,
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Capítulo 145: Rebuscado en el pasado 
SLOANE D´MARCO—¡Sloane! ¡Cariño! —dijo la esposa de mi padre corriendo hacia mí para abrazarme en cuanto rebasé la puerta. Su hipocresía me asqueaba, pero no la juzgaba. Ella era muy complaciente cuando se trataba de poner contento a mi papá. Como bien había dicho antes, él era una persona complicada y violenta, después de la muerte de mi madre fue como si perdiera el camino. Pude ver su descenso hacia la locura. Siempre decía que todo estaba bien, aunque yo sabía que no era así, pero intentar llevarle la contraria era una pérdida de tiempo. ¿Cómo convences a alguien que nunca admite estar equivocado, que lo está? Quien viera a Celia, la última esposa de mi padre, y conociera a mi madr
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Capítulo 146: Enterrando memorias
SLOANE D’MARCOMe precipité hacía el escritorio de mi papá y me escondí debajo, en ese hueco donde solía esconder sus pies. Mi piel se erizó con el rechinido de la puerta. Escuché las pisadas firmes y estaba tentada a asomarme para ver si era muy notorio los faltantes en el estante, pero me contuve. Pude notar que se trataba de las pantorrillas y tacones de Celia. Se detuvo frente al estante y los segundos parecieron eternos. Cubrí mi boca y nariz para que no pudiera escuchar mi respiración. —¡¿Celia?! —gritó Brian desde abajo—. ¡¿Abuelita Celia?! —¡Ya voy, corazón! —exclamó antes de regresar sobre sus pasos, quedarse un par de segundos más en la entrada y por fin aleja
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Capítulo 147: El síndrome de las mujeres amargadas
LUCA MAGNANI—Es propiedad privada, no tienes derecho a poner un solo pie dentro —dijo esa vieja bruja, la madre de Berenice, en la puerta de su hogar, flanqueada por dos hombres grandes y trajeados, era claro que eran parte de la seguridad. Me sorprendía lo parecidas que eran Berenice y su madre, por lo menos físicamente, pero a diferencia de la mujer que amaba, su madre tenía un aura maligna, era de esa clase de señoras que tenían un síndrome muy común. Yo no era psicólogo, pero conocía bien la dolencia que la aquejaba, pues muchas mujeres y hombres lo llegaban a padecer, mostrando etapas de ira, soberbia y arrogancia injustificada… se llama «el síndrome del mal cogido», ¡y esta señora gritaba que lo tenía! ¡Que su esposo no le sirviera en la cama no significaba que Berenice y yo tuviéramos que soportarlo! ¡¿Qué culpa teníamos nosotros?!Tenía tantas ganas de torcerle el cuello, pero respiré profundamente, me contuve, pensé en Berenice y en que sería algo muy malo para nuestra rela
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Capítulo 148: Como son los principios, son los finales
LUCA MAGNANI—Amo a Berenice y amo al niño que lleva en su vientre… —escupí casi en su cara. Quería herirla, quería que se arrepintiera y suplicara, pero parecía una estatua con una mirada iracunda que no quería cambiar—. Tuve miedo al estar ante una responsabilidad tan grande como un hijo, pero me da más miedo perderla a ella. No voy a decir que demostraré ser mejor de lo que usted cree, porque no es mi intención convencerla ni demostrarle nada, la única que debe de creerme es la mujer con la que me voy a casar y compartir mi vida, y esa es Berenice. »Me hubiera encantado que usted y su esposo presenciaran nuestra unión, pero sí han decidido darle la espalda a su única hija, no importa, me esforzaré el doble para hacerla feliz y para que nunca se sienta mal por pensar en ustedes y en lo crueles e inhumanos que pueden llegar a ser. »¿Cree que Berenice y yo estamos perdiendo? Se equivoca, la que va a perder mucho es usted, de hecho, ya lo está haciendo.—Solo te diré algo, imbécil: c
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Capítulo 149: Amor de dinosaurio
LUCA MAGNANI—Le suplicó a mi madre que no arruinara lo que tenían, que no pidiera el divorcio, que no era gran cosa. —Los ojos de Berenice se perdieron a través del parabrisas, desbloqueando sus recuerdos de la infancia—. Dijo que sus aventuras eran algo controlado, que cuidaba de no infectarse de nada y mucho menos de tener bebés, que ese niño había sido un error, un pequeño descuido. Que mi mamá era la mujer a la que amaba y que todas las demás solo habían sido algo meramente físico. Que él podría estar con muchas, pero a la única que quería era a ella. »Mi padre dijo que era algo que tenía que hacer. Que esos viajes lo volverían loco si no recurriera a alguna incauta que le ofreciera placer, pero que su corazón siempre se quedaría en casa, en las manos de mi madre. Aún tengo todas sus palabras frescas en mi mente, como si las hubiera dicho ayer. Me detuve enfrente de la escuela de los niños y nos vimos a los ojos. De pronto lo entendí todo. Entendí el odio de su madre, pues veía
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Capítulo 150: Eliot no es el mismo
LUCA MAGNANIEl día transcurrió con demasiada tensión. Cristine llamaba insistente a Eliot, pero no contestaba, ni siquiera su ayudante en el trabajo nos podía dar razón. De pronto el departamento estuvo en un silencio muy incómodo. Los niños dejaron de jugar, los problemas de Berenice con su familia fueron desplazados y aunque mi prima quería mostrarse tranquila, era notorio que estaba alterada. —¡Todo es tu culpa! —exclamó Bruno viendo a Leonardo—. ¡Tuviste que decirle todas esas cosas feas a papá! ¡Por tu culpa no va a volver!Pese a que Leonardo era un niño que parecía siempre mantener el control, solo era eso, un niño, y ante las acusaciones de su hermano, sus ojos se rasgaron y sus pequeños labios comenzaron a temblar. —Bruno, no digas eso, no le hables así a tu hermano —intervino Cristine hincándose entre los dos, queriendo mediar la situación—. Entre hermanos no deben de pelear. —¡Pero mamá…! —gimoteó Bruno entre lágrimas. —Extraño a papá… —susurró Gerardo sentado en la al
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