Lo último que vio Libi, luego de caer inconsciente sofocada por el trapo con el que Iván le cubrió la nariz, fue a Pepa herida sobre la alfombra.Pensó en Pepa al despertarse, luego en Irum, Lucy y el bebé. En ella también, por supuesto, se sintió responsable por todo cuanto ocurría. Pareciera que en el mundo había personas nacidas para ser pisoteadas. En cuanto alzaban la voz o intentaban defenderse, eran pisoteados con mayor crueldad que antes.Si hubiera cedido a las insinuaciones de Iván por el bien del ambiente laboral, si Lucy hubiera ignorado las negligencias del maestro Luen, ella no estaría en aquella situación. El mundo seguiría siendo igual de injusto, pero estaría en casa, sin el miedo congelándole el corazón. —Ya sé que estás despierta.La visión de Libi seguía borrosa cuando se incorporó. Estaba en un pequeño cuarto, con cajas apiladas a su alrededor. Iván, parado a unos dos metros de ella, le pareció enorme. —¿Y Pepa? —fue lo primero que Libi preguntó. La única puert
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