Todos los capítulos de Un matrimonio por venganza con la heredera engañada: Capítulo 51 - Capítulo 60
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51- Eres hermosa
ValeriaNo sé qué es lo que se ha apoderado de mí, pero lo único de lo que soy consciente ahora mismo es que no quiero que esto que estoy sintiendo se acabe.Las manos de Alessandro son una caricia constante en mi piel que hace que mi cuerpo entero despierte de maneras que ni siquiera imaginaba que podían ser posibles.Y es que, aunque él se burle, si me estoy sintiendo ahora mismo como una de las protagonistas de los libros que tanto me gustan.Por eso, cuándo siento sus dedos rozar suavemente mi intimidad sobre la ropa interior y él me dice todo lo que quiere hacerme y me da a escoger entre seguir o detenernos aquí, no me permito pensar demasiado, ni atormentarme con si esto está bien o no, solamente puedo decir:—Yo… yo no quiero detenerme.Entonces veo que mis palabras son como un detonante para Alessandro. Sus ojos se terminan de oscurecer y la mano que se había quedado quieta debajo de mi vestido, empieza a moverse con tanta lentitud que me desespero.Sin embargo, no puedo oculta
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52- Voy a probarte
AlessandroJuro que voy a encargarme de destruir a Emilia Fiore hasta que quede totalmente arruinada.Mis ojos están fijos en la espalda de Valeria, en las marcas que la atraviezan y puedo sentir como la rabia empieza a apoderarse de mí.La rabia y un sentimiento más que no alcanzo a descifrar. No puedo sacar de mi cabeza la mirada asustada y la forma en que me dijo que era horrible. Cómo estaba segura que la rechazaría y joder, venganza o no, tregua o no, la mocosa es mi esposa y nadie va a volver a ponerle la mano encima.Ni siquiera lo pienso antes de inclinarme y empezar a dejar un reguero de besos por encima de las cicatrices, al tiempo que con mis manos la ubico mejor sobre mi, presionando de manera tortuosa mi erección, y me encargo de que sus piernas queden colgando a cada lado de las mías.—¿Qu-Qué haces?—su voz es un susurro cargado de deseo y timidez que me encanta y saca el macho territorial que llevo dentro.—Lo que te prometí, principessa, voy a devorarte completa.Es la
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53- No puedes confundirte
ValeriaUna punzada de dolor en la parte baja de mi abdomen me hace removerme en la cama, consiguiendo que la sábana que tengo encima se deslice de mi espalda y la claridad me golpee de lleno mis ojos haciendo que los abra.Tengo que parpadear al menos dos veces antes de poder abrirlos del todo. Me siento agotada y adolorida y en el instante en que noto que estoy desnuda bajo las sábanas todos los recuerdos empiezan a llegar uno a uno a mi mente.Yo sentada en las piernas de Alessandro. Mi boca sobre la suya, sus manos debajo de mi vestido. Sus labios besando mis cicatrices y finalmente… Nosotros en la cama, él… él dentro de mí.Me siento de golpe y una nueva punzada de dolor me golpea.—Aaaa—cierro los ojos por un instante esperando que el dolor pase y es ahí cuándo su voz llega a mis oídos.—Te he dejado una pastilla en la mesita de noche—la impresión de escucharlo hace que por poco me caiga de la cama y que lleve mis ojos hacia el lugar de donde viene la voz.Alessandro está sentad
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54- No va a repetirse
Alessandro“Pensé que habías dicho que no te arrepentirías”Las palabras de la mocosa me dejan callado mientras veo como se encierra en el baño y es solo ahí que me permito sacar toda la frustración que estoy sintiendo.Mis manos se van a mi cabello y me levanto de la m*****a silla antes de empezar a caminar como un león enjaulado por la habitación.—Arrepentirme, —digo y un resoplido frustrado y enojado sale de mi—Ya quisiera poder decir que me arrepiento.Sabía que íbamos a cruzar una línea y no puedo decir que no lo disfruté o que la mocosa no me enloquezca con su mirada inocente y sus ojos curiosos, porque sería mentira, en especial ahora que acabo de descubrir cómo se escuchan sus gemidos mientras la tengo encima mío.Pero de ahí a involucrar sentimientos, no puedo darle eso. No soy ese tipo de hombre y es mejor la verdad amarga que la dulce mentira. Además, hasta hace solo unas semanas llevaba años pensando en ella como el enemigo, verla de otra forma ya es difícil, querer lleva
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55- No soy tan malo
ValeriaNunca había visto a Alessandro tan fuera de sí cómo ahora mismo.No entiendo exactamente qué fue lo que sucedió, pero al parecer Matteo le ha dado malas noticias que creo que tienen que ver con la empresa, desde entonces no ha dejado de gritar mientras habla por celular.Yo me he limitado a quedarme sentada y lo más callada posible para evitar que esa rabia sea dirigida a mi. En especial porque aún tengo muy presente la conversación de hace un rato, la manera en que me dijo que no podía quererme y como esperaba que yo estuviera de acuerdo en seguir entregándome sin problemas.Y sí, entiendo que esta relación nunca fue por amor, pero es mi decisión no querer llevarla más allá. En especial porque sé que yo si podría llegar a quererlo, al menos a la versión de él que no se comporta como un patán.—¡Quiero que averigüen hace cuánto esos imbéciles están en contacto!—escucho que dice antes de, finalmente, dar por terminada la llamada.No tengo dudas de que si este hombre pudiera ca
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56- Es Rossi, no Fiore
AlessandroMi regreso adelantado a Italia es algo que únicamente le he dicho a Matteo y a mi personal de confianza como Rosa y Lorenzo. No quiero que Lucas, Stefan o Emilia estén sobre aviso, pues en el avión luego de ver el mensaje que esta última le envió a la mocosa, en dónde la presiona para conseguir información de mi empresa de cualquier forma, he pensado en darle lo que quiere.Por eso, en lugar de llegar a la mansión, nos vamos directo al penthouse de Matteo, que no solo es mi mejor amigo sino el mejor abogado de toda Italia.A mi lado viene una callada Valeria, luego de la conversación que tuvimos en el avión no hemos vuelto a cruzar palabra.Todavía recuerdo la forma en que me dijo que lo que pasó entre nosotros no se repetiría y sé que es algo que no debería importarme, pero me molesta.Dándole una mirada de reojo me doy cuenta que viene retorciendo las manos sobre su regazo.—¿Te ha escrito algo más tu tía?—pregunto y ella gira el rostro en mi dirección antes de negar.—No
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57. No eres mi enemigo
ValeriaDos días es el tiempo que duramos hospedados en el Penthouse de Matteo afinando el plan que tenemos para poner a prueba a Emilia, Ramón y ahora a Lucas.Matteo organizó toda la documentación que Alessandro le solicitó y tal como lo planeamos le envíe las fotos a mi tía.Todavía siento que tengo el corazón acelerado, no sé qué es lo que va a pasar ahora mismo, pero presiento que mi vida está a punto de cambiar por completo.El auto se detiene finalmente en la casa y veo que Rosa está en la entrada esperando por nosotros, lo que hace que de inmediato una sonrisa se forme en mis labios. —Parece que la vieja y dura Rosa se ha encariñado contigo—la voz de Alessandro hace que lleve mis ojos hacia él.Desde que regresamos de Grecia he estado tratando de mantener mi distancia y mantener las conversaciones limitadas a la investigación y nuestros planes, sin embargo él no me lo pone fácil.—Rosa no es dura, ni tampoco está tan vieja—contesto finalmente, sintiendo que debo defender a la
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58- ¿Es un castigo?
AlessandroSi hay algo que no soporto y al mismo tiempo disfruto más que nada, son los retos. Y en el instante en que la mocosa me ha dejado colgado en el auto y me ha dicho que no puedo besarla ha convertido la situación en un reto para mí.Uno en el que además pienso divertirme, pero eso será después de que le de una pequeña lección a la mocosa.Por eso, llegando a dónde Valeria se encuentra abrazando a la que ha sido mi nana por años y ahora es mi ama de llaves, dejo salir las palabras que sé van a poner en jaque a la mocosa.—Rosa por favor encárgate de que suban todas las cosas de Valeria a mi habitación. A partir de hoy duerme conmigo.Veo con deleite la forma en que los ojos de la mocosa se abren con sorpresa, antes de que su mirada vaya hacia mí y una nota de miedo se filtra en su voz cuándo dice:—¿Qué? ¡¿Por qué?!Puedo sentir los ojos de Rosa fijos en mí y no tengo que mirar a la mujer para saber que está conteniendo una sonrisa. En esto ella es igual o peor que el viejo.—R
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59- Tu mejor arma
ValeriaNo debí haber aceptado. Eso es lo único en lo que puedo pensar mientras camino hacia la que hasta este momento ha sido mi habitación y no puedo describir el alivio que siento al ver que Rosa que me está esperando dentro.Los ojos de Rosa están fijos en mí y sé que está esperando mi reacción, pero solamente puedo dejarme caer en la cama, antes de llevar las manos a mi rostro y contener el grito de frustración que quiere salir de mí.No sé por qué terminé aceptando, o bueno, en realidad sí lo sé. Escucharlo hablar de sí mismo de aquella forma y luego simplemente imaginar a alguien tan orgulloso como él teniendo que pedir ayuda… simplemente no pude contenerme.—¿Qué se supone que voy a hacer ahora, Rosa?Siento que la cama a mi lado se hunde y luego las manos de Rosa sujetan las mías antes de alejarlas de mi rostro con lentitud. No consigo entender del todo la mirada que la anciana mujer me está dando, es casi como si se estuviera divirtiendo un poco con lo que me está pasando.
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60- Conseguías doblegarme
AlessandroNo sé en qué demonios estaba pensando. En el instante en que pensé que esto era una buena idea no recordé el pequeño detalle de estar fingiendo no poder caminar. Ahora, no solo tendré que fingir en toda la casa, sino también en mi propia habitación. Por suerte, mi estudio está adherido al cuarto pero a la vez separado por una puerta.Sin embargo, todo se compensa cuando pienso en las muchas maneras que podré molestar y provocar a la mocosa.—Que no puedo besarla —repito, recordando sus palabras antes de dejarme colgado— estoy seguro que al finalizar la semana ella misma va a pedirme que lo haga.Con una sonrisa torcida, me encierro en mi oficina para adelantar algo del trabajo. Sin embargo, cuando me siento en la mesa pensando en revisar las finanzas y las últimas ventas, mis ojos se desvían a la libreta de dibujo que tengo olvidada debajo de los documentos y por primera vez en mucho tiempo algo cambia. Una imagen fugaz atraviesa mi mente, como un rayo en una tormenta, il
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