Cariñitos, ayer no pude subir, pero hoy las compenso!! Besoooos
ValeriaDos días es el tiempo que duramos hospedados en el Penthouse de Matteo afinando el plan que tenemos para poner a prueba a Emilia, Ramón y ahora a Lucas.Matteo organizó toda la documentación que Alessandro le solicitó y tal como lo planeamos le envíe las fotos a mi tía.Todavía siento que tengo el corazón acelerado, no sé qué es lo que va a pasar ahora mismo, pero presiento que mi vida está a punto de cambiar por completo.El auto se detiene finalmente en la casa y veo que Rosa está en la entrada esperando por nosotros, lo que hace que de inmediato una sonrisa se forme en mis labios. —Parece que la vieja y dura Rosa se ha encariñado contigo—la voz de Alessandro hace que lleve mis ojos hacia él.Desde que regresamos de Grecia he estado tratando de mantener mi distancia y mantener las conversaciones limitadas a la investigación y nuestros planes, sin embargo él no me lo pone fácil.—Rosa no es dura, ni tampoco está tan vieja—contesto finalmente, sintiendo que debo defender a la
AlessandroSi hay algo que no soporto y al mismo tiempo disfruto más que nada, son los retos. Y en el instante en que la mocosa me ha dejado colgado en el auto y me ha dicho que no puedo besarla ha convertido la situación en un reto para mí.Uno en el que además pienso divertirme, pero eso será después de que le de una pequeña lección a la mocosa.Por eso, llegando a dónde Valeria se encuentra abrazando a la que ha sido mi nana por años y ahora es mi ama de llaves, dejo salir las palabras que sé van a poner en jaque a la mocosa.—Rosa por favor encárgate de que suban todas las cosas de Valeria a mi habitación. A partir de hoy duerme conmigo.Veo con deleite la forma en que los ojos de la mocosa se abren con sorpresa, antes de que su mirada vaya hacia mí y una nota de miedo se filtra en su voz cuándo dice:—¿Qué? ¡¿Por qué?!Puedo sentir los ojos de Rosa fijos en mí y no tengo que mirar a la mujer para saber que está conteniendo una sonrisa. En esto ella es igual o peor que el viejo.—R
ValeriaNo debí haber aceptado. Eso es lo único en lo que puedo pensar mientras camino hacia la que hasta este momento ha sido mi habitación y no puedo describir el alivio que siento al ver que Rosa que me está esperando dentro.Los ojos de Rosa están fijos en mí y sé que está esperando mi reacción, pero solamente puedo dejarme caer en la cama, antes de llevar las manos a mi rostro y contener el grito de frustración que quiere salir de mí.No sé por qué terminé aceptando, o bueno, en realidad sí lo sé. Escucharlo hablar de sí mismo de aquella forma y luego simplemente imaginar a alguien tan orgulloso como él teniendo que pedir ayuda… simplemente no pude contenerme.—¿Qué se supone que voy a hacer ahora, Rosa?Siento que la cama a mi lado se hunde y luego las manos de Rosa sujetan las mías antes de alejarlas de mi rostro con lentitud. No consigo entender del todo la mirada que la anciana mujer me está dando, es casi como si se estuviera divirtiendo un poco con lo que me está pasando.
AlessandroNo sé en qué demonios estaba pensando. En el instante en que pensé que esto era una buena idea no recordé el pequeño detalle de estar fingiendo no poder caminar. Ahora, no solo tendré que fingir en toda la casa, sino también en mi propia habitación. Por suerte, mi estudio está adherido al cuarto pero a la vez separado por una puerta.Sin embargo, todo se compensa cuando pienso en las muchas maneras que podré molestar y provocar a la mocosa.—Que no puedo besarla —repito, recordando sus palabras antes de dejarme colgado— estoy seguro que al finalizar la semana ella misma va a pedirme que lo haga.Con una sonrisa torcida, me encierro en mi oficina para adelantar algo del trabajo. Sin embargo, cuando me siento en la mesa pensando en revisar las finanzas y las últimas ventas, mis ojos se desvían a la libreta de dibujo que tengo olvidada debajo de los documentos y por primera vez en mucho tiempo algo cambia. Una imagen fugaz atraviesa mi mente, como un rayo en una tormenta, il
ValeriaLas dos últimas noches durmiendo con Alessandro han sido… extrañas.He estado siguiendo el consejo de Rosa, pero lo cierto es que no sé quien lleva a quién en esta situación.No puedo decir que haya sido algo malo porque no me ha hecho pasar un mal rato, pero su cercanía, el coqueteo constante y el hecho de que haya estado recordando cosas del pasado me tienen demasiado confundida.Y si a eso le sumamos el hecho de que hoy, más específicamente en una hora, es el evento de presentación, entonces puede decirse que mis nervios están por las nubes.Trato de calmar mi respiración y fijo mi mirada en el hermoso y elegante vestido que Rosa ha dejado para mi en la cama, junto con los tacones e incluso los accesorios.La tela es de seda de un azul plomo precioso que se siente como agua entre mis dedos.Con cuidado desato el nudo de mi bata y empiezo a ponerme la ropa. Primero el vestido notando que se ajusta perfecto a mis curvas, con un escote redondo que sostienen dos tiras delgadísim
AlessandroDecir que la mocosa se ve hermosa sería quedarme corto. Y el hecho de que ella ni siquiera sea consciente de la magnitud de su belleza hace que resalte mucho más.Y esa es una de las razones por la que no he podido quitarle los ojos de encima en todo el trayecto que llevamos en el carro, hasta que finalmente ella me da una mirada de mejillas sonrojadas.—Me estás poniendo nerviosa—me dice y no puedo evitar esbozar una sonrisa.Los dos últimos días han sido completamente distintos a todo lo que me imaginaba que pasaría y debo admitir que compartir la cama y el espacio con la mocosa es mucho mejor de lo que me gustaría admitir.—¿No puede acaso un hombre apreciar la belleza de su esposa?—le contesto, buscando intensificar su rubor.Pero en su lugar, veo como Valeria aprieta un poco la quijada antes de hacer una pequeña mueca y alejar la mirada de mí.—Eso no es cierto—dice y ahora es mi turno de fruncir el ceño.—¿Qué es lo que no es cierto, Valeria?—pregunto y la tomo de la
ValeriaNo sé que se ha apoderado de mí para hacer que dijera lo que dije, pero fue como si algo dentro de mí se encendiera al ver a Clara y Lucas burlarse de Alessandro, por algo que, por lejos, es totalmente falso.Dios bendito, es que ni siquiera me importó el miedo de tener a Emilia cerca y debo admitir que me sentí mejor que nunca.Ahora camino al lado de Alessandro que va guiando su silla de ruedas hacia el podio y soy muy consciente de la sonrisa engreída que lleva en el rostro y sé que solo es cuestión de tiempo para que haga algún comentario.Sin embargo, lo que me dice no es para nada lo que esperaba.—¿Cómo te has sentido, mocosa?—pregunta finalmente cuándo llegamos a una mesa cerca de la tarima y veo a Matteo sentarse.No tengo que preguntar a qué se refiere porque lo sé muy bien, sin embargo antes de que pueda contestar él agrega:—¿Cómo te sentiste al ver que dejabas callada a tu prima, tu tía y al estúpido de mi primo y ellos no pueden hacerte nada por eso?Siento como e
AlessandroEste día ha dado un giro tan increíble, que si alguien me hubiese dicho lo que estaba por pasar, no me lo hubiese creído.Es que la mocosa no ha dejado de sorprenderme, primero bromeando en el auto, luego defendiendo “mi hombría”, y la cereza del pastel, lo que me dejó con un doloroso problema entre las piernas, ha sido verla sentarse sobre mi llevando ese m4ldito vestido de infarto para luego besarme de la forma en que lo hizo.Sin embargo, nada se compara con la satisfacción que siento al ver la cara de sorpresa, odio y rabia total que tienen Ramón y Emilia en estos momentos. Entonces, porque quiero verlos revolcarse en su lugar, extiendo una mano hacia dónde Valeria se encuentra sentada en primera fila y en el instante en que ella se pone de pie y empieza a caminar hacia la tarima, la sala entera rompe en aplausos y los flases de las cámaras de los periodistas enloquecen.—Poderosa y segura—le digo en voz baja cuándo llega a mi lado y ella se sonroja de manera deliciosa a