Livy había cumplido al pie de la letra el pedido de Blake. La luz cálida de las velas iluminaba tenuemente el cuarto de baño, reflejándose en la superficie del agua que llenaba la tina. El suave aroma de lavanda flotaba en el aire, creando una atmósfera relajante que contrastaba con la creciente tensión entre los dos. Blake estaba de pie frente a ella, arremangándose la camisa con lentitud, como si disfrutara alargando el momento. Maddie, sentada en el borde de la cama, lo observaba con una mezcla de nerviosismo y expectación, sin saber exactamente qué sentir. Quería negarse, decirle que no necesitaba su ayuda, pero las palabras se atascaban en su garganta. Y él, con esa sonrisa arrogante y segura de sí, lo sabía. Sabía que, por mucho que ella protestara, no iba a detenerlo. _ ¿Lista? _ preguntó Blake con una voz baja y envolvente, acercándose hasta quedar de pie frente a la joven. Su mirada era intensa, fija en la de ella, sin permitirle escapar. Maddie apretó los labios y asin
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