Maddie tomó la carta con manos temblorosas, pero a medida que leía, su rostro se iba tornando en una mueca de ira. La indignación y el desprecio se acumulaban en su pecho, convirtiéndose en una fuerza que apenas podía contener. A medida que avanzaba en la lectura, sus ojos se llenaron de lágrimas de furia, y las palabras de Blake resonaban en su mente como un cruel recordatorio de su situación. Cuando terminó, arrugó la carta con fuerza, como si intentara deshacerla pudiera borrar la humillación y el dolor que le había causado. La lanzó al suelo con desprecio, y sus gritos de rabia llenaron la habitación. _ ¡Maldito! ¡¡Eres un monstruo!! _ vociferó, su voz resonando en las paredes de la habitación. _ ¡¿Cómo te atreves a hacerme esto?! ¡¿Cómo te atreves a tratarme así, como si fuera una prisionera en lugar de tu esposa?! Su furia la llevó a recorrer la habitación, pateando la carta arrugada que había caído al suelo. Se arrojó contra la pared, dejando que su cuerpo se deslizara has
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