La mañana los sorprendió a ambos por igual, separados solo por una puerta. Blake, rendido y borracho, se había dormido apoyado contra ella, sin importarle el frío ni la incomodidad y Maddie después de batallar con la incomodidad del colchón viejo y polvoriento, el frío y su situación emocional que la llevó a llorar por un par de horas, fue vencida por el cansancio y terminó durmiéndose. Como se lo había ordenado Blake, la sirvienta se acercó a la habitación con una jarra de agua y pan recién horneado para Maddie. Se asombró al ver a su señor, durmiendo profundamente contra la puerta. Dejó la bandeja apoyada en un mueble y se acercó con lentitud, lo miró detenidamente, dudando si lo despertaba o no. Decidió hacerlo. Le tocó el hombro varias veces hasta que Blake abrió un poco los ojos y la miró de soslayo. _ ¿Qué quieres? _ dijo de malhumor _. ¿Qué buscas aquí? La sirvienta le señaló la puerta de la habitación y le indicó que tenía que entrar para alcanzarle las cosas a Maddie.
Maddie tomó la carta con manos temblorosas, pero a medida que leía, su rostro se iba tornando en una mueca de ira. La indignación y el desprecio se acumulaban en su pecho, convirtiéndose en una fuerza que apenas podía contener. A medida que avanzaba en la lectura, sus ojos se llenaron de lágrimas de furia, y las palabras de Blake resonaban en su mente como un cruel recordatorio de su situación. Cuando terminó, arrugó la carta con fuerza, como si intentara deshacerla pudiera borrar la humillación y el dolor que le había causado. La lanzó al suelo con desprecio, y sus gritos de rabia llenaron la habitación. _ ¡Maldito! ¡¡Eres un monstruo!! _ vociferó, su voz resonando en las paredes de la habitación. _ ¡¿Cómo te atreves a hacerme esto?! ¡¿Cómo te atreves a tratarme así, como si fuera una prisionera en lugar de tu esposa?! Su furia la llevó a recorrer la habitación, pateando la carta arrugada que había caído al suelo. Se arrojó contra la pared, dejando que su cuerpo se deslizara has
Después de su reunión con el alcalde, Blake fue directamente a la oficina. Trataba de que sus obligaciones fueran su prioridad para no pensar en su esposa. No quería siquiera que se la nombraran, estaba tan decidido a no verla que no dejaría que su propia mente y mucho menos su cuerpo, lo traicionaran. Apenas llegó su secretaria lo detuvo. _ Señor Townsend, la señorita Stanton lo está esperando en su oficina _ lo miró algo asustada_. Disculpe sé que no le gusta recibir visitas inesperadas, pero no pude evitar que entrara. El resopló y puso los ojos en blanco. _ Está bien, no te preocupes. Traeme un café, y contacta a Henry. Necesito hablar con él _ dijo entrando a su lujosa oficina. Rose estaba sentada en el cómodo sofá del espacioso e iluminado lugar, ojeando una revista. Al verlo la lanzó sobre una mesita y fue corriendo hasta donde estaba él. _ Cariño… _ dijo ella abrazándolo _. ¿Cómo estás? He venido a verte porque estaba preocupada por ti… te fuiste de nuestra ca
Maddie comenzó a separar los papeles y fotos que había encontrado en el viejo baúl. Observó que había varios sobres que estaban amarillentos, ajeados y algunos con moho. Así que los fue separando con delicadeza, le llamó la atención que no tenían ningún sello postal, tampoco existía el nombre del remitente, solo el del destinatario: Mark Townsend. _ Es el padre de Blake _ musitó la joven con curiosidad _. Hum, ¿De qué será esto? Si estaba guardado aquí supongo que era importante. Bien, veremos de que se trata. La primera carta que abrió ni siquiera estaba fechada, se notaba que llevaba varios años ahí porque apenas la abrió se empezó a romper en los pliegues. Ella posó sus curiosos ojos en esa carta, se recostó contra la pared para leer lo que allí estaba escrito. Querido Mark: Nuestro pequeño ya ha comenzado a dar sus primeros pasos. ¡Si lo vieras, estarías tan orgulloso de él! Es un niño muy inteligente, aprende todo tan rápido que nos asombra a todos. Sé que eres un ho
Blake llegó al club al anochecer. El humo de los cigarrillos se mezclaba con el olor a alcohol, perfumes baratos y el aroma de sudores corporales. Apenas entró, ese olor le hizo sentir asfixia y repugnancia. Por un momento recordó el olor que despedía la habitación en donde tenía encerrada a su esposa, pero solo fue un instante. No quería flaquear ni por un momento, seguiría con su plan hasta el final. Entró a su oficina, e inmediatamente se sirvió un whisky bebiéndolo casi sin respirar, luego se sirvió otro, y luego el tercero… Si era posible se ahogaría en el alcohol antes que ir por ella. Él no se doblegaba ante nada ni nadie no comenzaría a hacerlo ahora. Henry golpeó la puerta. _ ¿Puedo pasar señor? _ dijo con cautela, pues su jefe últimamente estaba casi todo el tiempo irascible. _ Adelante_ dijo Blake mientras se sacaba el saco y luego la corbata_ ¿Qué novedades me tienes? _ Han llegado el nuevo grupo de chicas desde Chicago _ dijo el hombre afirmándose contra la pare
Maddie apenas pudo dormir esa noche. Entre el abrazador frio, la gran incertidumbre sobre su futuro en esa casa, los interrogantes sobre lo que había leído sumado al hambre que ya empezaba a sentir, conciliar el sueño o dormir un par de horas seguidas se estaba convirtiendo en una tarea titánica. Dio muchas vueltas en ese desordenado e incómodo camastro, hasta que logró dormirse. Despertó al amanecer, cuando los primeros rayos de luz se filtraban por la sucia ventana. Su estómago comenzó a rugir como un león hambriento, hacia casi 48 horas que no ingería alimento alguno, era natural que su cuerpo empezara a reclamarlo.Se levantó a los tumbos, miró el pan, pero cuando quiso comer no pudo hacerlo. Solo tomó un vaso de agua y para su mala suerte tuvo que correr al baño a vomitar._ Esto es perfecto _ dijo mientras se sentaba en el piso un tanto temblorosa _. Me pregunto que más me va a suceder en este maldito lugar... seguramente mis nervios me están jugando una mala pasada o quizás se
Si Blake no estaba preocupado por Madelaine, había alguien que sí. Esa persona era nada más ni nada menos que Patrick Stanton. Él no dejaba de pensar en la confesión que la chica le había hecho, el día anterior había llamado a la mansión y le habían dicho que ninguno de los señores estaba en la casa. Sabía donde estaba Blake, pero ¿y ella? Temiendo lo peor, en la primera hora de la tarde se dirigió a la oficina de Blake, donde sabía que lo iba a encontrar. Su amigo era un animal de costumbres, era una persona bastante metódica respecto a su trabajo. _ Señor Townsend, el señor Stanton quiere verlo _ le dijo su secretaria. Blake dejó de leer los papeles que tenía en la mano y frunció el ceño. _ Patrick, ¿a esta hora? Hum, que extraño. Hazlo pasar _ dijo dejando lo que estaba haciendo de inmediato. Se incorporó para saludar a su amigo quien entraba a la oficina sonriente. La estrategia del abogado era simple; sacarle información a Blake ya que extrañamente no se había comunicad
Maddie estaba recostada mirando al techo, tratando de mejorar su estado no solo emocional, sino también físicamente. Aunque ella no lo recordaba, de niña había sufrido una enfermedad respiratoria que la había dejado vulnerable físicamente, era por eso por lo que su madre siempre la cuidaba tanto. El encierro, la falta de aire fresco y el estrés constante, comenzaron a pasarle factura rápidamente. Era por eso por lo que su cuerpo se estaba deteriorando en poco tiempo. Durante toda la mañana, había tratado de luchar contra su malestar. Su piel estaba fría al tacto, como si las mantas fueran incapaces de retener el calor. Sus manos temblaban ligeramente mientras las mantenía bajo las cobijas, y un frío penetrante se filtraba por las paredes de la habitación. El silencio absoluto que la rodeaba hacía que la sensación de aislamiento fuera más abrumadora, apenas roto por el crujido ocasional de las viejas tablas del suelo o el eco lejano del viento golpeando contra la ventana sellada. L