Maddie comenzó a separar los papeles y fotos que había encontrado en el viejo baúl. Observó que había varios sobres que estaban amarillentos, ajeados y algunos con moho. Así que los fue separando con delicadeza, le llamó la atención que no tenían ningún sello postal, tampoco existía el nombre del remitente, solo el del destinatario: Mark Townsend. _ Es el padre de Blake _ musitó la joven con curiosidad _. Hum, ¿De qué será esto? Si estaba guardado aquí supongo que era importante. Bien, veremos de que se trata. La primera carta que abrió ni siquiera estaba fechada, se notaba que llevaba varios años ahí porque apenas la abrió se empezó a romper en los pliegues. Ella posó sus curiosos ojos en esa carta, se recostó contra la pared para leer lo que allí estaba escrito. Querido Mark: Nuestro pequeño ya ha comenzado a dar sus primeros pasos. ¡Si lo vieras, estarías tan orgulloso de él! Es un niño muy inteligente, aprende todo tan rápido que nos asombra a todos. Sé que eres un ho
Blake llegó al club al anochecer. El humo de los cigarrillos se mezclaba con el olor a alcohol, perfumes baratos y el aroma de sudores corporales. Apenas entró, ese olor le hizo sentir asfixia y repugnancia. Por un momento recordó el olor que despedía la habitación en donde tenía encerrada a su esposa, pero solo fue un instante. No quería flaquear ni por un momento, seguiría con su plan hasta el final. Entró a su oficina, e inmediatamente se sirvió un whisky bebiéndolo casi sin respirar, luego se sirvió otro, y luego el tercero… Si era posible se ahogaría en el alcohol antes que ir por ella. Él no se doblegaba ante nada ni nadie no comenzaría a hacerlo ahora. Henry golpeó la puerta. _ ¿Puedo pasar señor? _ dijo con cautela, pues su jefe últimamente estaba casi todo el tiempo irascible. _ Adelante_ dijo Blake mientras se sacaba el saco y luego la corbata_ ¿Qué novedades me tienes? _ Han llegado el nuevo grupo de chicas desde Chicago _ dijo el hombre afirmándose contra la pare
Maddie apenas pudo dormir esa noche. Entre el abrazador frio, la gran incertidumbre sobre su futuro en esa casa, los interrogantes sobre lo que había leído sumado al hambre que ya empezaba a sentir, conciliar el sueño o dormir un par de horas seguidas se estaba convirtiendo en una tarea titánica. Dio muchas vueltas en ese desordenado e incómodo camastro, hasta que logró dormirse. Despertó al amanecer, cuando los primeros rayos de luz se filtraban por la sucia ventana. Su estómago comenzó a rugir como un león hambriento, hacia casi 48 horas que no ingería alimento alguno, era natural que su cuerpo empezara a reclamarlo.Se levantó a los tumbos, miró el pan, pero cuando quiso comer no pudo hacerlo. Solo tomó un vaso de agua y para su mala suerte tuvo que correr al baño a vomitar._ Esto es perfecto _ dijo mientras se sentaba en el piso un tanto temblorosa _. Me pregunto que más me va a suceder en este maldito lugar... seguramente mis nervios me están jugando una mala pasada o quizás se
Si Blake no estaba preocupado por Madelaine, había alguien que sí. Esa persona era nada más ni nada menos que Patrick Stanton. Él no dejaba de pensar en la confesión que la chica le había hecho, el día anterior había llamado a la mansión y le habían dicho que ninguno de los señores estaba en la casa. Sabía donde estaba Blake, pero ¿y ella? Temiendo lo peor, en la primera hora de la tarde se dirigió a la oficina de Blake, donde sabía que lo iba a encontrar. Su amigo era un animal de costumbres, era una persona bastante metódica respecto a su trabajo. _ Señor Townsend, el señor Stanton quiere verlo _ le dijo su secretaria. Blake dejó de leer los papeles que tenía en la mano y frunció el ceño. _ Patrick, ¿a esta hora? Hum, que extraño. Hazlo pasar _ dijo dejando lo que estaba haciendo de inmediato. Se incorporó para saludar a su amigo quien entraba a la oficina sonriente. La estrategia del abogado era simple; sacarle información a Blake ya que extrañamente no se había comunicad
Maddie estaba recostada mirando al techo, tratando de mejorar su estado no solo emocional, sino también físicamente. Aunque ella no lo recordaba, de niña había sufrido una enfermedad respiratoria que la había dejado vulnerable físicamente, era por eso por lo que su madre siempre la cuidaba tanto. El encierro, la falta de aire fresco y el estrés constante, comenzaron a pasarle factura rápidamente. Era por eso por lo que su cuerpo se estaba deteriorando en poco tiempo. Durante toda la mañana, había tratado de luchar contra su malestar. Su piel estaba fría al tacto, como si las mantas fueran incapaces de retener el calor. Sus manos temblaban ligeramente mientras las mantenía bajo las cobijas, y un frío penetrante se filtraba por las paredes de la habitación. El silencio absoluto que la rodeaba hacía que la sensación de aislamiento fuera más abrumadora, apenas roto por el crujido ocasional de las viejas tablas del suelo o el eco lejano del viento golpeando contra la ventana sellada. L
Blake llegó mucho más temprano de lo normal al club. Como decía Patrick, él era un animal de costumbres y cumplía su rutina casi a rajatabla. Pero esta vez algo lo movía a estar antes de lo esperado. Cruzó el gran salón del club a su oficina sin saludar a nadie. Lo primero que hizo, fue servirse un trago. Eso ya parecía algo establecido, desde que estaba con Maddie, parecía no haber encontrado otra manera de lidiar con todo lo que ella le provocaba. De cierta manera, el alcohol aplacaba sus demonios. _ Jefe, me asombré cuando los muchachos me dijeron que ya estaba aquí _ le dijo Henry sonriendo _. ¿Se le ofrece algo? Blake se dio media vuelta y lo miró seriamente. _ Hum, no. Solo que terminé temprano en la oficina y como no tengo nada que hacer, vine a controlar lo que está sucediendo aquí _ dijo con indiferencia_. ¿Qué ha sucedido con las nuevas? ¿Ya las has ubicado a todas? Henry asintió. _ Si señor. Todas están en perfectas condiciones. Cada dólar pagado ha valido la p
Blake abrió los ojos, sin saber bien en donde estaba. Trató de incorporarse de inmediato, pero no pudo hacerlo. Su cabeza le dolía y le daba vueltas. _ ¡Oh, maldición! _ se quejó entre suspiros _. ¿Dónde diablos estoy? _ Miró a su alrededor y ahí recordó lo había sucedido la noche anterior. Había tomado tanto, que su cuerpo no había resistido, quedándose desplomado en la cama de la habitación del club. Después de haber estado con esa chica le había ordenado que se fuera de allí. No quería ver a quien le recordaba, cuan ruin era su vida. _ No puedo creer que me haya dormido aquí _ se pasó la mano por el rostro mientras resoplaba _. ¿Qué me pasa? ¿En qué hombre me ha convertido esa bruja? Su subconsciente, hacía que su primer pensamiento se redirigiera a su esposa. Cuanto más quisiera alejarla, más presente la tenía. _ ¡Basta! _ gruñó levantándose, agarrándose de la cabeza _. ¿Basta de toda esta mierd@! Esa mujer no saldrá de ahí hasta que aprenda la lección, veremos cuanto le
La desesperada Alice Aston salió de la oficina de Blake, sin saber que hacer. Sin su esposo, y con su suegro enfermo como estaba, pedirles ayuda era algo que no veía como opción viable. Muy a su pesar, decidió recurrir a la única persona que quizás podría ayudarla: Patrick. No confiaba del todo en él, pero ¿Qué otra opción tenía? Además, percibió algo en la actitud y en la mirada del abogado; no estaba del todo segura, pero estaba creída que la preocupación de Patrick era genuina pero que eso iba mucho más allá de un acto de humanidad, al escucharlo hablar de Maddie y de la manera en que la defendía, la llevaba a pensar que el hombre guardaba algún sentimiento por la joven. _ Ese hombre, curó hasta sus heridas, arriesgándose a que esa bestia inmunda de Townsend lo encontrara y lo matara _ musitó pensativa mientras se dirigía a la oficina de Patrick _. No lo sé, quizás esté pensando mal de ese hombre, pero algo me dice que, a él, le gusta Madelaine. Cuando llegó al edificio en