CAPÍTULO 32. El depredador perfecto
CAPÍTULO 32. El depredador perfectoGrayson solo la vio retroceder, tratando de tomar a la pequeña de sus brazos a pesar de que, evidentemente, ni siquiera tenía fuerzas para cargarla.—No... No, no, no, no —exclamó Serena con expresión asustada—. ¡No, yo no me puedo quedar aquí! ¡Nosotras no podemos quedarnos aquí!—Serena, este es el sitio más seguro que hay ahora mismo para las dos —la reconvino él—. Podría llevarte a un hotel o alquilar un departamento para ustedes, pero si la prensa está tras tu pista, cualquier guardia de seguridad, cualquier miembro del personal podría vender la información de tu paradero. Este es el sitio más seguro, y sé que ahora mismo no confías para nada en mí, pero te doy mi palabra de que no te voy a lastimar.—Es que ahora mismo no estoy pensando en ti, Grayson. ¿Te has puesto a pensar qué puede pasar si tu hermana viene? —lo interrogó ella, y él hizo un gesto leve de negación.—Anabelle jamás viene aquí, tiene su propio departamento al que escapar cuan
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