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Todos los capítulos de Desposar a la Virgen Robada : Capítulo 21 - Capítulo 30
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21
Juliette miró la hora en su teléfono, era extraño que todavía no regresara de su trabajo. Karim solía llegar antes del anochecer. —¿Estás ansiosa? —inquirió Melanie y la joven dio un respingo ante la sorpresa. A continuación giró sobre ella y la miró negando con la cabeza. —No, solo estoy... Aburrida —es lo primero que se le ocurrió decir, pero Melanie sabía que no era cierto. —De acuerdo, deberías venir a cenar, la comida se enfriará. —Te alcanzaré —prometió con una sonrisa nerviosa. Cuando la mujer se retiró, Juliette exhaló sonoramente. —¿Soy tan obvia? —gruñó, se abofeteó mentalmente. ***Karim se encontraba sentado en su lujosa oficina, absorto en una pila de informes y documentos. Sus ojos, normalmente imperturbables, reflejaban un creciente signo de agotamiento. Los últimos días habían sido una vertiginosa sucesión de reuniones, negociaciones y decisiones estratégicas que parecían no tener fin.—Maldición, hay mucho por hacer —resopló cansado. Aunque el siempre se había
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22
Paulina caminaba de un lado a otro en la pequeña habitación, los pasos resonando incesantemente contra las paredes. Sus manos temblaban y su respiración se aceleraba cada vez más, como si fuera a desvanecerse en cualquier momento. Sabía que estaba encerrada, pero su mente parecía encontrarse en otro lugar, atrapada en un torbellino de recuerdos y emociones descontroladas.Golpeó la puerta con fuerza, gritando el nombre de Karim una y otra vez, exigiendo respuestas, buscando la venganza que le quemaba por dentro. Su voz se quebró en sollozos desesperados, mezclados con maldiciones y súplicas.Detrás de la puerta, su madre Ana, escuchaba con el corazón encogido, los ojos llenos de lágrimas. Quería ayudar a su hija, protegerla de sí misma y de cualquier peligro, pero Paulina parecía cada vez más perdida en su propio infierno.—¡Paulina, por favor, tienes que calmarte! —suplicó la mujer, apoyando la mano en la madera fría—. Sé que es difícil, pero tienes que intentar respirar... Voy a lla
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23
Aquella mañana la muchacha no podía sacarse de su cabeza las palabras del árabe, era como si una y otra vez repercutía en lo más profundo de su mente y a pesar de la necesidad por borrarlo, no pudo hacerlo. Sabía que tarde o temprano le preguntaría al respecto. «No sé si mi padre tuvo que ver con la muerte de tus padres, pero prometo que voy a vengarme por ti, no quedará impugne lo que hizo». Recordó con pesar. Todo era tan extraño. Melanie estaba en la habitación con ella encargándose de doblar alguna frazadas y sábanas recién lavadas. La mujer podía darse cuenta de la inquietud que tenía Juliette. —¿Hay algo de lo que quieras hablar conmigo? No es posible que te dé una solución, pero servirá si soy todo oídos. Ella suspiró con dirección a la susodicha, hizo una mueca antes de tomar asiento al filo de la cama y observarla. Pronto sus enormes ojos ámbar conectaban con ella. —Yo... Sé muy bien que no me vas a decir nada más sobre Karim, sé que no te quieres involucrar en nada, a
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24
Después de una larga jornada, el árabe llegó a casa, quería descansar pero una vez puso un pie en la habitación, se sintió tan solo... nunca antes había experimentado un vacío como aquel; se preguntaba qué había cambiado en él para sentirse distinto, como si algo le faltara, de pronto la imagen de Juliette llegó a su cabeza Justo cuando se sentó en la cama, recibió una llamada repentina de parte de su madre. Mirella hace mucho que no lo veía, él tampoco había ido esos días a visitarla. —Madre, ¿qué ocurre? —Karim, probablemente estás cansado, pero quería escucharte al menos unos minutos. ¿Estás bien? Se desinfló sobre la cama. —Así es, de hecho acabo de llegar del trabajo, pero estoy bien, madre. ¿Querías saber algo más? —¿Cómo está ella? —Juliette debe estar dormida. —Karim, solo te pido que la cuides, por favor. El árabe suspiró. —Las cosas están bien entre nosotros, no te preocupes. ¿Por qué no la llamas directamente? Ella tiene un teléfono —recordó. —Sí, pero por la hor
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25
Durante un tiempo estuvo girando sobre la cama sin poder conciliar el sueño. El insomnio se apoderó completamente de él, no había nada qué hacer. Tomó una profunda bocanada de aire y exhaló. —¿Por qué estoy tan confundido? Si la relación entre ellos llegaría a su final, no había razón para inquietarse por eso. Pero la preocupación radicaba desde que su corazón apostaba por algo más allá de las apariencias. Mientras que, Juliette despertó con el corazón acelerado, luego de tener una pesadilla terrible. Se llevó una mano a su pecho tratando de controlar su respiración agitada, intentó a toda costa calmar su órgano vital. No sabía por qué una pequeña estaba entre las llamas, no entendía los gritos y la desesperación de la pequeña, de esa niña que se convertía en ella. Juliette lloró a mares, no pudiendo contener la emoción que se desplazaba en su sistema. —No podré dormir —se dijo a sí misma después de unos minutos. De seguro Melanie estaba durmiendo a esa hora, no se atrevía a mol
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26
Raid estuvo un rato examinando unos documentos. Mirella se presentó dejándole sobre el escritorio una taza de té caliente. Ella, durante esos días había sospechado que algo le estaba sucediendo a su esposo. Él, no parecía estar tan saludable como antes, pero no quería preguntarle directamente porque Raid no lo tomaría de buen humor. —¿Continúas ocupado? Raid elevó la mirada y la vio. —Por supuesto, ¿qué te trae por aquí? —inquirió de mala gana. —Solo creía que te haría bien beber un poco de té, adelante —emitió. —Gracias. ¿Por qué no te vas si solo has venido a traerme esto? Estoy ocupado. —¿No puedes ser amable conmigo? Además, creí que podemos hacer algo más. Ante las palabras de su esposa el hombre golpeó con dureza la superficie del escritorio y la mujer dio un respingo. —¿Qué sucede contigo? Sal de una vez, Mirella. No me hagas enfadar. —Raid... Deja en paz a esa muchacha —solicitó con valor —. Ella es buena, amable, una chica diferente. No arruines su vida. —¿De qué mi
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Una vez en la habitación, Juliette se acostó en la cama y lloró a mares, quería detenerse, pero no pudo. Todo lo que bullía en su interior era más potente que su control emocional. Raid era un verdadero monstruo, un tipo impulsivo y lo aborrecía con todo su corazón. Melanie ingresó con una limonada y galletas. Sabía lo que estaba ocurriendo, se inquietó por el estado de la joven. Pronto acariciaba su espalda, tratando de calmarla. Juliette le contó los hechos llorando. —Sé que estás molesta y triste por lo ocurrido, lo siento tanto, el señor es alguien impulsivo y...—No es un ser humano, ¿se cree mi dueño? Él es el culpable de que esté aquí, lo odio, Melanie, lo odio con todo mi ser —espetó. —Deberías calmarte, por favor. No te hace bien, tampoco al bebé. Juliette, temblorosa asintió y se secó los ojos. Sin embargo el llanto la apresaba de nuevo. ***Raid se aflojó la corbata y avanzó hacia Karim, aún poseído por la rabia y el descontrol. Le propinó un puñetazo, Karim se contuv
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—Terminaré trabajando desde casa, así que podemos almorzar juntos, ¿de acuerdo? —Bien, yo... Haré algunas cosas —pronunció sonriendo. Él se sintió más aliviado al verla calmada. Entonces se retiró a su despacho, una vez dentro, comenzó a trabajar, pero la visita de su padre no salía de su mente; lo torturaba. Karim comenzó a discar sobre la portátil, al poco tiempo, luego se rindió y apartó los dedos del aparato. Alexander pronto lo llamó. —Alexander...—Deberías empezar a sentirte preocupado y preparado. ¿Estás sentado? —¿Por qué demonios me preguntas eso? —exclamó impaciente. —Porque tengo noticias. Después de todo, es lo que me has pedido y yo siempre cumplo con mi palabra —afirmó, soltando una risotada, el árabe al otro lado de la línea, suspiró. —Adelante, deberías venir y decirme en persona. —No, lo haré ahora, tengo que hacer otras cosas. —Hazlo. —Estuve hace poco conversando con tu padre, él ha conversado conmigo, me ha dicho lo que quieres saber, así que te diré qu
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Al día siguiente, Karim estuvo inmerso toda la mañana. Su secretaria le habló, pero se encontraba embotado, con la cabeza en otros asuntos que lo alejaban de la realidad. —Señor Ghazaleh —lo llamó por enésima vez, al fin en millonario conectó con ella y sacudió la cabeza. —Lirio, cancela la junta, también ajusta mi itinerario, porque no podré recibir la visita del CEO Francois . Es imposible. —Me temo que no podrá ser. Señor, la junta ya ha sido postergada muchas veces y ya están todos reunidos esperando por usted. Algunos de los presentes han tenido que hacer un largo viaje para poder estar aquí, también sé que...—Basta, sólo haz lo que te estoy diciendo, no vuelvas a desobedecer, no tienes ese derecho —escupió y le señaló la puerta —. Sal de inmediato. La mujer avergonzada abandonó la oficina y nerviosa tuvo que explicarle a todos en la sala de reunión, lo que Karim le ordenó. Una vez a solas, decidió llamar a Juliette. Pero antes de siquiera poder marcarle, recibió una notifi
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30
Juliette sonrió satisfecha por el trabajo realizado. La mucama la observó con orgullo.—Aprendes rápido, eh —comentó, señalando a Juliette—. Ahora elige el topping; yo te recomiendo el chocolate.—Sí, me gusta —respondió Juliette—, aunque la mermelada de fresa es aún más deliciosa. Con gusto untó un poco en su galleta, se la llevó a la boca y disfrutó de cada bocado.Melanie la miraba, riendo al ver la emoción en su rostro. Era así como deseaba verla siempre: alegre y llena de vida.—Voy a emplatar algunas para Karim. ¿Te gustaría hacerlo conmigo?—De acuerdo —respondió Melanie, sonriendo.Juliette y Melanie comenzaron a trabajar juntas, organizando las galletas en un plato grande. Con cuidado, Juliette colocó una galleta con mermelada de fresa en el centro, rodeándola con varias cubiertas de chocolate.—Esto se verá delicioso —aseguró Melanie, mientras añadía unas fresas frescas como decoración.—¡Perfecto! —exclamó Juliette, emocionada—. A Karim le encantará. Melanie sonrió, obser
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