Doña Rosario, al escuchar esas palabras, reflexionó por un momento y comenzó a sentir tentación. Ahora que Isabella Díaz de Vivar era la hija del Duque Defensor del Reino, si Theobald lograba casarse con ella nuevamente, él obtendría el título inmediatamente. Ya lo había pensado antes, pero en su momento creía que tanto Desislava como Theobald forjarían juntos un gran futuro, y no quería que su hijo estuviera bajo las críticas de la sociedad.¿Pero acaso las críticas no eran ya insoportables? Ahora, con una mujer cuya honra había sido puesta en duda, no solo estaba en juego la reputación de la familia, sino también los futuros matrimonios de Nicolas y Manuela, que ya tenían edad para casarse. Si Theobald heredaba el título del Duque, al menos, gracias al prestigio del nombre, podrían encontrar mejores familias para ellos.Además, si Isabella regresaba, toda la fortuna que le pertenecía también volvería con ella. En los últimos tiempos, la residencia de Vogel había caído en la ruina,
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