El día que Camilo regresó, Marina también volvió a Jardín Esmeralda. En la sala, todos estaban presentes. Yadira, sentada en su silla de ruedas, mostraba una leve inquietud, mientras que Noemí tenía el rostro pálido, reflejando su fuerte malestar. Yadira, por su parte, no sabía qué rumbo tomarían las cosas a partir de ese momento. Marianela tomó su vaso y bebió un sorbo de agua con calma. Macarena parecía en ese instante querer decir algo, pero un fulminante vistazo de Marianela la silenció de inmediato. Camilo, por otro lado, se frotaba incómodo las sienes, realmente sorprendido por el embarazo de Yadira:—Abuela.—¿Y qué piensas hacer al respecto? —preguntó Noemí con serenidad, mirando directamente a Camilo—. Esta vez tú decides. No interferiré en lo que decidas. Al fin y al cabo, no podré controlarlos por mucho más tiempo.Yadira, con el rostro pálido y los ojos enrojecidos, miraba de reojo a Camilo sin decir una sola palabra, mordiéndose los labios. Mientras tanto, Marina, en su
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