Todos los capítulos de LA BRUJA MALDITA DESTINADA AL REY ALFA OLVIDADO: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31
Las cinco amigas cabalgaban bajo la luz de la luna, sus risas resonando en el aire, animadas por la audaz travesura de Marie.—¿Cómo se te ocurre besarlo frente a sus hombres? Te admiro, amiga —comentó Sira, entre carcajadas.—Me lo debía ese sinvergüenza. Siempre alardeando de su hombría frente a todos —respondió Marie con una sonrisa satisfecha—. Se quedó pálido.—¡Se merece eso y más por corresponder a los coqueteos de tu hermana frente a ti! —Añadió Emma entre risas—. Pero todavía no entiendo cómo no se dio cuenta de que eras su mate.—Él lo supo desde el primer momento en que me vio. Lo vi en su arrogante mirada —dijo Marie encogiéndose de hombros—. Pero al verme como una chiquilla mal vestida, decidió que no valía la pena y me dejó en claro que no iba a abandonar su vida de libertinaje. Por suerte, logré escapar de mi familia abusiva; de lo contrario, estaría llorando en un rincón ahora mismo.—Te comprendo. Yo quería matar a ese desgraciado de Gedeón y dejarlo desangrando allí m
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Capítulo 32
Los recuerdos de aquel día volvieron a su mente como una película en blanco y negro, proyectando cada imagen con nitidez.Marie quería huir, correr lejos de allí, pero sus piernas estaban clavadas al suelo.Odín, al percibir su aroma, giró la cabeza con rapidez, sus labios se fruncieron en una mueca de desdén. Un gruñido de desagrado salió de su garganta.—¿Quién eres tú? —Como vio que la chica no respondía, empujó su miembro dentro de Moida con fuerza, el cuerpo de ella emitió un gemido escandaloso de placer—. Así que una mocosa insípida es mi pareja destinada —continuó con un tono lleno de desprecio—. No creas ni por un momento que voy a sacrificar los placeres de la vida por ti.Marie sintió una punzada amarga recorrer su cuerpo, como si cada palabra de Odín fuera un veneno que se extendía por sus venas. Sus ojos se nublaron, amenazando con derramar lágrimas que no podía detener. Nunca imaginó que su primer encuentro con su mate sería desagradable. Estaba a punto de dar la vuelta,
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Capítulo 33
Gedeón se encontraba en una cabaña cerca de la frontera sur, donde sus hombres resguardaban ese extremo de Nardis. La frustración lo consumía, y la ansiedad lo devoraba por dentro. Quería ir a buscarla y encontrar una forma de hablar con ella.Él caminaba de un lado a otro, con las manos crispadas y la mente nublada por los pensamientos de cómo había llegado Aradne a involucrarse con esos ladrones. Finalmente, sintiendo que no podía soportarlo más, sacó su teléfono y buscó entre sus contactos. El nombre de Horus apareció en la pantalla, y sin dudarlo, marcó el número.—Hola, Gedeon, te estamos esperando, deberías haber llegado —señaló impaciente mientras miraba su reloj.—Horus, la he encontrado —respondió, tratando de mantenerse calmado, aunque la emoción y la tensión eran evidentes en su voz.—¿A quién? — inquirió confundido. En su mente, temía que Gedeón estuviera hablando de su mate, quien había sido la obsesión de su amigo durante los últimos 5 años.—¿Quién más va a ser? A Aradn
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capítulo 34
Días después, En una noche fría y silenciosa, una pequeña aldea fue sacudida por ruidos y gritos. Los aldeanos sobresaltados salieron de sus casas solo para ser recibidos por la brutalidad de aproximadamente unos 30 renegados. Estos atacaban sin piedad, destrozando todo a su paso. Los hombres intentaban defender a sus familias, transformándose en lobos, pero los renegados los herían o mataban frente a sus hijos. Las mujeres y los niños eran sacados a la fuerza de sus hogares y reunidos en el centro de la aldea, mientras las cabañas eran saqueadas y las llamas devoraban su hogar. El llanto de los niños llenaba el aire, mezclado con los aullidos de los lobos heridos.En una cabaña no muy lejos, Aradne se preparaba para dormir cuando Evolet, irrumpió en la habitación, inquieta y jadeante.—¡Aradne, están atacando a la manada Gord! —exclamó Evolet, con la furia reflejada en sus ojos.Sin dudarlo, Aradne salió de su cabaña y comenzó a golpear las puertas de sus amigos, despertándolos con u
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Capítulo 35
Asher se sentía inquieto. No podía dejar de pensar en la chica que había rescatado durante la batalla. Después de descansar un poco, decidió ir a verla; necesitaba asegurarse de que estuviera bien. Salió de su cabaña, montó su caballo y se dirigió al bosque sin avisar a nadie.Mientras galopaba entre los árboles, un grupo de mercenarios apareció de repente en el camino, bloqueando su paso. Asher se tensó al reconocer a uno de ellos.—Miren a quién tenemos aquí, uno de los malhechores que tanto buscábamos —expresó Simón con una sonrisa sarcástica, sus ojos llenos de burla.Asher, manteniendo la calma, se aferró a las riendas de su caballo, aunque una sensación de arrepentimiento lo invadió. Había sido imprudente salir solo.—No sé de qué hablan —respondió, tratando de sonar indiferente—. Están confundidos, déjenme pasar.Pero antes de que pudiera hacer algo, Margus, el líder del grupo, dio la orden.—¡Agárrenlo, no lo dejen escapar!Dos hombres se acercaron rápidamente al caballo de As
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Capítulo 36
—Gedeon, encontré a tu mate —soltó Lucio, casi sin aliento.—¡Vamos, llévame con ella! —expresó Gedeón, poniéndose de pie apresuradamente, sin perder un segundo.—No es tan fácil —continuó Lucio—. La aldea donde está ha sido tomada por mercenarios, y eso no es todo…—¿Qué? Dime que está bien —interrumpió Gedeón, con la ansiedad reflejada en sus ojos.—Aradne está bien, pero junto a otras mujeres lideran la manada Renacer. ¿Sabías que ellas mismas son las que han estado atacando a bandidos y contrabandistas en el bosque Esmer?—¿Qué? ¿No eran hombres? —Intervino Odín, levantándose de su asiento de golpe—. Entonces, ¿no fue un hombre el que me besó?—Odín, no intervengas —replicó Gedeón, impaciente—. Continúa, Lucio.—En resumen, los mercenarios entraron a la manada con la ayuda de unos magos. Aradne se presentó como la líder y se rindió porque capturaron a uno de sus hombres. Por cómo se rindió ella deben ser muy cercanos.Gedeon sintió una mezcla de celos y rabia. "¿Se rindió por un h
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Capítulo 37
Los guardianes del enemigo estaban de mal humor, observaban a las siete mujeres que preparaban la comida. Entre ellas estaban Emma y Marie, quienes lideraban al grupo, compuesto por cinco mujeres que no lograron escapar al refugio y quedaron atrapadas en medio del conflicto. La tensión se palpaba en el aire, acentuada por la presencia intimidante de tres hombres armados que las apuraban, revisando cada ingrediente que utilizaban.Aradne entró en la cabaña con calma. Dirigiéndose a Emma, preguntó.—¿Cómo va la comida? Es hora de servirla a nuestros invitados.—Ya está lista, Aradne. Voy a empezar a servir —respondió Emma, acomodando los platos sobre la mesa. Luego, añadió en voz rígida—. Necesito ayuda para contar cuántos hombres hay.Uno de los hombres interrumpió la conversación y con un tono amenazante habló.—Aproximadamente somos 30. ¡Apúrense que los líderes tienen hambre! Si no agilizan las manos serán ejecutadas por incompetentes.—Inténtenlo —la voz de Aradne resonó con firmez
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Capítulo 38
Gedeon y Lucio lograron rescatar a Asher, pero este estaba gravemente herido. Gedeon lo dejó al cuidado de Lucio y salió en busca de Aradne. En el camino, se detuvo al escuchar desde la distancia lo que ella decía y observó cómo la gente la miraba como a su líder. Pensó en cómo, en solo cinco años, Aradne había pasado de ser una niña frágil y menuda a convertirse en una mujer empoderada y valiente que no le temía a nada. Solo pudo observar cómo se alejaba, y entonces decidió seguir a la multitud.Aradne se detuvo ante una gran roca que tenía una ranura por la que se deslizó, entrando en lo que parecía ser una cueva. Ella ingresó sola con Marie, mientras los demás esperaban al pie de la roca. Al entrar, corrió hacia su hijo.—Mi amor, ¿estás bien? Debes de estar asustado y hambriento —balbuceó preocupada, abrazándolo con ternura.El niño se separó de ella con suavidad, con una enorme sonrisa murmuró.—No, mami, no soy miedoso y comimos pan con leche.—Hija, ¿estás bien? ¿Y los demás?
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Capítulo 39
Ariadne sentía cómo la sangre le hervía, respiraba largamente para calmar cada fibra de su ser, sabía que no podía hacer nada frente a su hijo.—Evolet —se conectó con su loba—, no haremos nada imprudente frente a nuestro cachorro. Ya encontraremos una forma de vengarnos de este lobo rastrero —un suspiro profundo, cargado de resignación, se escapó de sus labios—. Además, hay un vínculo que los une, y ya no podemos evitar que vea a su hijo.Evolet retrocedió, aún gruñendo, pero obediente se desvaneció regresando a su ecosistema.Ariadne se acercó a su hijo y se inclinó, suavizando su expresión y con voz calmada musitó.—Cachorro, Evolet solo nos estaba protegiendo de lobos extraños. Es mejor que vayas con la tía Trysa ver si la medicina funcionó.El niño, asintió con una sonrisa. Le dedicó una última mirada tierna al lobo antes de tomar la mano de Trysa, quien lo guió fuera de allí.Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, la expresión de Ariadne cambió. Sus ojos se volvieron duros
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Capítulo 40
Gedeon y Ariadne llegaron a la entrada de Corinto, donde Gedeon ordenó que abrieran el portón. A medida que avanzaban, los habitantes de la manada los observaban con curiosidad y desconfianza, susurrando entre ellos sobre los extraños que acompañaban a su rey. No se atrevían a preguntar, por temor a ofender al Alfa.Gedeon dirigió a su grupo hacia su mansión, y al llegar, el primero en recibirlos fue Jonas.—Su Majestad, qué bueno tenerlo de vuelta en la manada —dijo Jonás, con una reverencia.Gedeón, sin perder tiempo, entró por la puerta principal de la mansión.—¿Cómo están las cosas por aquí? —preguntó mientras cruzaba el umbral. Sin embargo, al notar que nadie lo seguía, se detuvo y giró sobre sus zapatos, mirando a Ariadne expresó.—¿Por qué no entras? Esta será tu residencia ahora.Ariadne, con su hijo dormido en brazos, observó cómo los demás esperaban en silencio, esperando las órdenes de su líder.—Antes de entrar, necesito que pongas al tanto a tu gente de quiénes somos. No
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