14Jane se sentía realmente confundida, su pecho subía, y bajaba por la opresión del momento, ni siquiera tenía claro que debía responder, mientras que el mafioso la observaba como esos leones que deseaban devorar de un solo bocado su presa. La monja dio un paso firme hacia adelante, sus manos estaban sudando demasiado, pero comprendía que debía ser precisa con sus palabras, si seguía permitiendo que Damiano hiciera con ella lo que quisiera, las cosas podrían terminar mal. Realmente muy mal.—Puedo volver al convento desde aquí… —Respondió, ante la propuesta del italiano en dormir juntos esta noche, desde un principio comprendía que estar en este lugar era una completa equivocación.—¿Cómo piensas volver?Indagó él con un tono de voz burlón.—¡Caminado! ¿No me ves?La mujer respiró profundamente, ahora dirigiendo sus pasos lejos del criminal; sus piernas dolían demasiado, sin embargo, la sola idea de estar a solas de nuevo con él le ponían la piel de gallina. Blackstone observó con de
Leer más