Jason estaba en una reunión con el sindicato de las Cobras Negras, cuando recibió varias llamadas de Bruce Marston. Sin embargo, tuvo que apagar el teléfono, aquella reunión era muy importante, se hacía cada mes, pero se tomaban importantes decisiones para el Sindicato.—Belanger quiere abrir otro restaurante, cerca del centro de la ciudad —informó uno de los soldados del sindicato.—¿Y el problema? —inquirió Jason—, se le cobra el impuesto como a los demás.—Hace dos días que tenía que traer nuestros honorarios, sin embargo, no lo ha hecho —respondió el mismo hombre.Él solo culpó a los encargados de recordarle el pago. Belanger recibía protección de Las Cobras, solo por el pago que les daba cada mes. Que no lo hiciera era una falta grave al Sindicato. Si iba a abrir otro restaurante, era porque tenía dinero, o eso pensaban ellos.—¿Qué hacemos con él?, ¿matarlo? —preguntó el soldado.—Una visita a su casa o su nuevo negocio, le preguntan los motivos del retraso y recuérdenle porque
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