A la mañana siguiente, Jason cambió su rutina diaria, en vez de ir directo a la oficina que ocupaba cuando no estaba con sus hombres, se quedó para tomar el desayuno con Camille.Ella se sorprendió, apenas lo vio entrar al comedor. Cuando se levantó bien temprano en la mañana después de pasar una noche inquieta por lo ocurrido en el día, no pensó verlo antes de irse a trabajar.—Buenos días, preciosa —Saludó él nada más sentarse.—Buenos días, Jason —respondió ella con timidez. La expresión de cariño la hizo sonrojarse.—Te ves hermosa con ese vestido.El rubor en las mejillas de Camille se intensificó, el elogio era algo más que no esperó escuchar en la mañana. Le dio las gracias con un leve tartamudeo y una sonrisa inconsciente afloró a sus labios.Él había sido sincero, sin embargo, le divirtió la reacción de su falsa esposa. Ella se veía inocente, dulce, las mejillas coloreadas de rosa, intensificaba esa percepción.—¿Qué harás luego del trabajo? —quería pasar tiempo con ella, sin
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